16. Boy, look at you, looking at me.

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Sadie Hessler

Esa mañana Sadie se había tomado el tren que la trasladaba de un sector a otro y se había despedido durante el día de entretenimiento para ir a ver a su hermano mayor en tecnología. Habían pasado cinco años desde la última vez que ella había pisado esa sección, veía a su hermano casi todos los meses pero siempre era Austin el que viajaba. Hacía una semana que su hermano le había dicho que se verían el próximo mes porque tenía demasiado trabajo y Sadie había querido darle una sorpresa que no estaba saliendo según lo planeado.

Por empezar había tenido que soportar a un idiota que la había estado molestando durante todo el camino, luego al bajar se perdió y se pasó veinte minutos dando vueltas por la sección hasta que un grupo de chicas la habían ayudado a dar con el edificio donde trabajaba Austin, en el que las cosas no habían mejorado ya que en recepción le habían dicho que su hermano había salido hacía una hora y no sabían cuándo iba a volver. Sadie insultó a todas las deidades que conocía antes de que la recepcionista se apiadara de ella y le diera la opción de ir a esperar con un té en mano en una de las salas del lugar.

Sadie había dejado la taza en una de las mesas de computadora y se había recostarse en el sillón negro de dos cuerpos a esperar, tenía la cabeza apoyada en el apoyabrazos y miraba de manera distraída el techo mientra pensaba en que no solo no tenía idea si esa era la habitación donde trabajaba su hermano, si no que ignoraba también que era exactamente lo que él hacía en aquel lugar. Quizás era una buena ocasión para preguntárselo más allá de ponerlo al tanto del drama de su trabajo y su reciente relación con aquel director de fotografía que sospechaba estaba casado.

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Jannick Marsden

La noche anterior había trabajado hasta muy tarde al punto que a Jannick le había parecido más razonable quedarse a dormir en su oficina para poder empezar temprano al día siguiente. Jannick era el encargado del desarrollo en robótica y no soportaba cuando sus proyectos fracasaban. Austin, su mejor amigo, le había dicho que volvería esa mañana de Alimentos, había salido temprano para supervisar un nuevo sistema de riego y aún no había regresado. Al ser sábado, había muy pocas personas trabajando, posiblemente solo fueran Jannick y una de las recepcionistas, que funcionaban más como monitores. 

Un café le ayudaría a poner sus neuronas a trabajar. Jannick salió de su oficina para lavarse el rostro y conseguir café, Austin no le atendía el puto móvil, lo cual solo significaba que el asunto ese del riego no había salido como él esperaba. El silencio en el edificio era agradable, sin mencionar que no tendría que resolver las inquietudes estúpidas de más de uno de sus compañeros y podría concentrarse en su trabajo, aunque el hecho de que Ian no se hubiera puesto en contacto con él lo preocupaba. Jannick entró en su oficina sin reparar en la mujer que descansaba en su sillón hasta que no quiso recostarse allí para descansar. 

- ¿Disculpa?- preguntó Jannick con algo de malhumor, frotándose la nuca ¿de dónde había salido esa mujer?- No sé a quien buscas, pero puedo asegurarte que no está aquí..- agregó. Solía ser más agradable, pero la falta de sueño lo traía de mal humor y solo quería un poco de café y resolver el asunto con ese jodido robot de seguridad. 

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Sadie Hessler

Sadie escuchó la puerta y giró la cabeza pensando que se trataba de Austin para encontrarse con un muchacho alto y rubio con el ceño fruncido, le veía cara familiar pero no sabía quién era. La rubia intentó hacer memoria pensando entre sus conocidos pero por lo cómodo que se veía allí adentro no creía que fuese de entretenimiento, a menos que se tratara de algún técnico o algo así. Luego él le habló y ella enarcó una ceja ¿quién se creía para hablarle así?

- Sé que no está aquí - le respondió ella muy molesta, Sadie se puso de pie y acomodó la falda que se le había levantado hasta el muslo estando acostada. Esperaba que él pudiera decirle donde se encontraba su hermano o a qué hora llegaría pero si no era el caso se iría, no tenía ganas de soportar más imbéciles por ese día. - Estoy buscando a Austin Hess.. - de repente recordó por qué se le hacía tan familiar. ¡Era Jannick! El compañero de su hermano, Sadie no lo veía desde que tenía como trece o catorce años pero Austin siempre le hablaba de él. - Oh por dios me había olvidado por completo de como te veías - le dijo con una sonrisa en el rostro, el rubio la miraba sin entender nada, como si se hubiese vuelto loca - Lo lamento - dijo ella haciendo una mueca con diversión - Soy Sadie, la hermana pequeña de Austin - dudaba que se acordara de ella, Sadie había cambiado demasiado desde la última vez que ellos se habían visto. Era una mujer ahora.

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Jannick Marsden

¿Ella era Sadie Hessler? Vaya que había crecido. Jannick la observó de pies a cabeza cuando Sadie se presentó, ya no era una niña sin busco y con los dientes grandes, ahora era una mujer sensual y Jannick no pudo evitar sentirse absurdamente atraído por ella. Y es que no estaba bien que estuviera pensando en tirarse a la hermana menor de su mejor amigo, pero quería tirársela allí mismo en su oficina. Era un bastardo. Jannick le sonrió a Sadie de medio lado, manteniendo la pequeña distancia entre ellos, volviendo a su taza de café caliente. 

- Austin ha salido muy temprano hacia Alimentos para monitorear su nuevo sistema de riego, que no haya regresado aún solo significa que las cosas no salieron como esperaba..- dijo Jannick haciendo una mueca con sus labios, como si se disculpara por hacer que Sadie perdiera su día de pase- Puedes quedarte aquí hasta que él llegue, es una pena que pierdas tu día de pase solo porque él lo olvidó..- Jannick volvió a observar su mesa de trabajo, sintiéndose algo culpable de no estar prestándole atención a Sadie, y es que no quería tentarse porque su carne era especialmente débil. 

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Sadie Hessler

Sadie le sonrió divertida cuando sintió su mirada sobre ella, sabía perfectamente que significaba y lejos de ofenderla, le gustaba. Jannick no había cambiado en ese tiempo y a la rubia siempre le había parecido un hombre muy atractivo pero él nunca se había interesado en ella. Recordaba que la última vez que lo había visto, él estaba en pareja y ella estaba en esa etapa un tanto extraña donde no sabía como relacionarse con los muchachos. Todo eso había cambiado al mudarse a entretenimiento y empezar a relacionarse con la gente de allí, era un mundo completamente diferente.

La rubia asintió al escuchar que Austin estaba en otra sección, conocía a su hermano y si algo no había salido como esperaba lo más seguro es que él se quedara en alimentos hasta asegurarse que no tendría que volver más ahí. Con algo de suerte conseguiría verlo un poco antes de que el último tren saliera de tecnología, pero tampoco era algo seguro. Su sorpresa se había arruinado pero eso no significaba que el día estaba perdido, todavía podía divertirse en tecnología.

- No sabe que estoy aquí, se suponía que era una sorpresa - Jannick se había concentrado en su mesa de trabajo y ella se mordió el labio inferior al verlo, sabía que lo mejor era irse porque él era el mejor amigo de su hermano pero no acostumbraba a hacer lo correcto. Sadie caminó hacía donde él estaba y se sentó en la mesa de trabajo, quedando frente a Jannick mientras este encendía su computadora para ponerse a trabajar. - ¿Qué hacen para divertirse aquí en tecnología? - le preguntó de manera coqueta, con sus ojos buscando los de él de manera intensa. 

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Jannick Marsden

¿Sadie estaba coqueteando con él? Jannick alzó una ceja mientras observaba el monitor de su laptop, más en sus propios pensamientos que en la pregunta de Sadie. Él la observó un segundo en silencio, ¿qué le había preguntado? era tan fácil perderse cuando ella le sonreía y lo observaba de aquella forma. Jannick se pasó una mano por la nuca respirando con lentitud por un momento más. Ella era la hermana pequeña de su mejor amigo y él un bastardo por preguntarse qué tal se vería recostada en su mesa de trabajo y con sus tacones en alto. 

- Nuestra definición de diversión está asociada con el trabajo, no creo que vaya a interesarte..- Jannick sonrió de medio lado, lo cierto es que los de tecnología, exceptuando un par como él, Ian y Austin, el resto eran unos nerd que apenas conocían la luz del sol, o una vagina- Aunque no lo creas hay muy pocas cosas divertidas que hacer por aquí..- la sonrisa de Jannick se volvió algo sinvergüenza al decir aquello, siempre tenía un comentario algo ácido a la mano. La mirada de Jannick encontró de nuevo la de Sadie- Puedo invitarte a almorzar, y hacer que tu visita a Tecnología valga la pena..- no quería que sonara a una promesa de sexo, pero así había sonado y a Jannick se le secó la boca. 

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Sadie Hessler

Sadie alzó una ceja al escucharlo, así que el rubio estaba dispuesto a jugar también. Lo examinó de arriba a abajo por un momento, Jannick era alto y tonificado y ese era exactamente el tipo de hombre por el cual ella tenía debilidad. Era arriesgado ponerse a coquetear con él en el lugar de trabajo de su hermano, más cuando Austin podría entrar por la puerta en cualquier momento. Su hermano se moriría si llegara a enterarse de como estaba actuando la rubia pero no podía evitarlo, la sonrisa desvergonzada de Jannick le podía. Quería follar con él.

- O podemos saltearnos el almuerzo y pasar directamente al postre - dijo ella sin vergüenza, sus miradas todavía cruzándose. Sadie descruzó las piernas que colgaban de la mesa de trabajo de Jannick y las separó un poco de manera provocativa, tenía las dos manos apoyadas sobre el escritorio y la cabeza ligeramente ladeada. - Es una mesa muy cómoda... - comentó con una sonrisa, como si pudiera leerle la mente.

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Jannick Marsden

Carajo, era el peor amigo del mundo. Jannick sintió que su entrepierna se tensaba bajo la mesa al observar como Sadie se acomodaba en su mesa de trabajo con las piernas abiertas y sin ropa interior, sin jodida ropa interior. Si entrecerraba un poco los ojos Jannick juraba que podía observar a detalle los tiernos labios femeninos de la rubia. Que Austin lo perdonara pero iba a follarse a Sadie. Jannick se puso de pie y se acercó a Sadie tomándola por detrás de sus rodillas para acercarla al borde de la mesa, levantando un poco más su falda con ese movimiento. 

- Voy a follarte antes del postre, Sadie..- dijo Jannick con un suave gruñido en el fondo de su garganta- Si Austin va a matarme, que valga la pena..- dicho aquello Jannick acercó a Sadie al tomarla por la nuca, tomando sus labios en los suyos mientras su mano libre la sujetaba por la cintura estrechándola contra su cuerpo. Jannick no podía dejar de pensar que ella no llevaba ropa interior y que su sexo estaba a pocos centímetros de su alcance. Iba a follársela allí mismo y luego la llevaría a su apartamento- Persianas bajar, puerta cerrar con seguro..- masculló Jannick, no iba a dejar que nadie los interrumpiera. Las persianas americanas color negro bajaron solas y se escuchó el click del seguro en la puerta de su oficina. 

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Sadie había separado aún más sus piernas al ver que Jannick se había dado cuenta de que ella no estaba usando ropa interior, con una sonrisa gamberra de medio lado en sus labios, quería darle una mejor vista. La rubia solía por lo menos usar una tanga cuando iba a visitar a su hermano pero se la había dejado a su última conquista la noche anterior luego de asistir a una fiesta en entretenimiento. Sadie acostumbraba tener sexo casual pero no a hacerlo tan seguido, pero no podía resistirse a la mirada hambrienta de Jannick sobre ella. Le excitaba que él la deseara de tal manera que por un momento no le importaba nada más en el mundo que follársela en su escritorio.

Jannick la acercó a su cuerpo y ella rodeó con sus largas piernas su cintura cuando él la besó, tomando sus labios con necesidad. El rubio le dio las órdenes al cuarto para nadie los molestara mientras ella se quitaba la blusa, dejando a la vista un bonito sostén negro con transparencias que dejaba entrever sus rosados pezones. Sadie le abrió los primeros botones de la camisa, sus labios besando y lamiendo su cuello hasta alcanzar su lóbulo, mordisqueandolo suavemente. - Hazme tuya - le pidió en un susurro en su oído.

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Jannick Marsden

De verdad era una amigo de mierda, el peor de todos, pero qué bien que sabía Sadie en sus labios, y casi le da un infarto al ver que ella se quitaba la blusa delante de él, enseñándole su sostén de transparencias negro que le permitía apreciar sus pezones. Jannick bajó sus labios por el cuello de Sadie, besando su esternón hasta llegar a sus pechos, llevándose uno a la boca con sostén y todo mientras sus manos rompían el sostén de Sadie dejándolo caer a un costado, al paso que iba no iba a dejarle ni una prenda sana. 

- No voy a decir que lo lamento..- dijo Jannick sin soltar el pezón de Sadie, regocijándose en cómo ella disfrutaba de su hábil lengua. Jannick se las ingenió para subir la falda de Sadie hasta dejarla en su cintura, su femenino sexo se apreciaba mejor de esa manera. Una sonrisa maliciosa se hizo en los labios de Jannick, él no dudó en tomar a Sadie en sus brazos para llevarla a su pequeño sofá y sentarla allí desnuda, habiéndose él quitado su camisa- Y lo siento, pero puede que no veas a Austin hoy..- la boca de Jannick se perdió en los femeninos labios de Sadie, disfrutando del sabor de su sexo en su boca, paseando su lengua por allí hasta encontrar su clítoris, perdiéndose allí, entregado a darle placer a esa mujer. 

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Sadie Hessler

La forma que tenía Jannick para tomarla la volvía loca, sus pezones erguidos y su sexo húmedo a causa delas atenciones del amigo de su hermano. En ese momento a Sadie no le importaba ninguna de sus prendas, podía arrancárselas todas con esa lujuria violenta que ella seguiría gimiendo con necesidad como en ese momento. Jannick la tomó en brazos y la llevó al sofá en el que ella se había acostado antes esperando por su hermano, no se hubiera imaginado jamás que su sorpresa terminaría en una maravillosa sesión de sexo con su compañero.

Sadie tenía sus tacones en alto, sus piernas abiertas y su sexo a la disposición de Jannick. El rubio no dudó en tomarla con su boca, paseando su lengua mientras ella movía sus caderas suavemente, echando su cabeza hacía atrás. Maldita sea, Jannick sabía lo que hacía y Sadie comenzó a pensar en que iba a empezar a visitar tecnología muy seguido desde ahora. - Oh Jannick, más - le pidió ella entre gemidos cargados de placer, su mano había ido a buscar el cabello de Jannick para presionarlo un poco más contra su sexo.

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Jannick Marsden

El sexo húmedo de Sadie debía ser una pecado de lo bien que sabía, y es que ella no dejaba de moverse tomando el cabello de Jannick para acercarlo un poco más a ella pidiéndole más de sus atenciones. Él sonrió de medio lado mordisqueando con mucho cuidado el clítoris de Sadie, sabiendo de la carga sexual que eso podía tener y de que ella terminaría viendo las estrellas. Jannick sumó uno de sus dedos, mojándolo un poco en Sadie para poder llevarlo a la entrada de su trasero para estimularla allí sin penetrarla, disfrutando de los pequeños respingos que ella daba.

- Tu dime si es mucho para ti..- dijo Jannick con un tono algo gamberro, sonriendo contra la entrada de Sadie, dejando que su lengua penetrara en su sexo, deleitándose con los gemidos de ella. Su mano libre fue a la hebilla de su cinturón para poder aflojarla y tomar su pene bajo su ropa interior, necesitaba masturbarse o iba a estallar de ansias, y es que él no iba a detenerse hasta que Sadie tuviera un primer orgasmo.

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Diablos, Jannick no podía estar tomando su cuerpo de esa forma. No recordaba la última vez que la habían atendido tan bien en la cama, la mayoría de sus últimos compañeros sexuales buscaban más bien que Sadie se encargara de ellos, la rubia ya sentía el orgasmo palpitando en sus venas cuando él la mordisqueó y luego comenzó a estimular la entrada de su trasero. Es que Jannick no le daba tregua a su cuerpo y a ella le encantaba.

- No te detengas - le pidió como pudo, con una voz cargada de lujuria y sensualidad. Ella seguía gimiendo con los labios entreabiertos, Sadie apretaba una de sus manos contra la tela del sillón, haciendo esta un puño mientras llevaba la otra a sus senos, estimulando sus propios pezones. Se sentía en el jodido paraíso así y solo quería más, sin dudas usaría su pase del próximo mes para follar con Jannick antes de ir a visitar a su hermano. Un primer orgasmo la sacudió, ella gritó el nombre de su amante antes de desarmarse en el sillón con los ojos apretados. - Oh por dios, Jannick - fue lo único que pudo decirle, Sadie todavía tenía la respiración entrecortada y su mano descansaba ahora inmóvil en su pecho.

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Jannick Marsden

El orgasmo de Sadie sabía a victoria en la boca de Jannick que no detuvo su lengua hasta que lo bebió por completo, disfrutando de los suaves ronroneos de placer que salían de la boca de la rubia. Jannick tomó a Sadie por la cadera dándola vuelta hasta recostarla espalda arriba sobre el sillón, separándole las piernas un poco, haciendo que ella levantara su trasero para él. Un deseo perverso se había instalado en su vientre e iba a saciarlo, se serviría del precioso cuerpo de Sadie. Jannick mordió el trasero de Sadie con suavidad, dejándole una pequeña marca rojiza antes de nalguarla una vez, jugando en su trasero de nuevo con sus dedos. 

- Voy a tener que castigarla, señorita Hessler..- dijo Jannick nalgueando de nuevo a Sadie, regocijándose en esos pequeños gemidos que a ella se le escapaban. Jannick hizo que Sadie le dejara espacio para que él pudiera sentarse, teniendo el vientre plano de la rubia en su regazo, sus pechos a su disposición igual que su trasero redondeado- ¿Le parece bien haber provocado al mejor amigo de su hermano?- preguntó, manteniendo ese tono serio con tintes de sátiro. Jannick nalgueó de nuevo a Sadie, alternando nalgadas poco menos que suaves con caricias en la entrada de su trasero y su vagina mientras una de sus manos jugueteaba con sus pezones- Su castigo será ser follada como es debido para enseñarle a no coquetear con hombres indebidos..- Jannick sonrió sinvergüenza, tironeando de la falda de Sadie para dejarla desnuda, llevando solo sus tacones, alimentando una parte de su morbo que no sabía que tenía. 


Y es que esa mujer tan desinhibida y sensual despertaba un deseo sexual salvaje en Jannick. 

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Una pequeña risita escapó de sus labios cuando la sorprendió recostándola en el sillón, con su trasero levantado frente a sus ojos y la perversa sonrisa de su amante. Sadie gimió de placer cuando él mordió su trasero antes de nalguearla, en la cama ella era una zorra y le encantaban esos azotes que Jannick le daba y que solo la hacían pedir por más. Su sexo estaba húmedo y listo para que él se la follara de la manera que quisiera cuando el rubio se sentó en el sillón y la acomodó en su regazo pero ambos estaban disfrutando mucho ese juego previo y no quería que Jannick se detuviera, iba a llevarla a un segundo orgasmo con sus masculinos dedos esta vez si seguía así.

- No me castigue, lo lamento señor Marsden.. - le dijo, ese tinte tan travieso en su voz. - Prometo que seré buena y no voy a coquetear más.. - siguió ella con la respiración agitada y sus suaves gemidos, le era imposible concentrarse en algo más que en lo placentero que era que él estuviese acariciando varias de sus zonas erógenas a la vez de una manera tan experta - La próxima vez solo le voy a bajar los pantalones y jugar con sus testículos en mi boca - el tono de inocencia fingida de Sadie era delicioso. Y es que realmente iba a devolverle a Jannick todo el placer que él le estaba dando una vez que tuviera su miembro a su alcance, iba a torturarlo y llevarlo al límite como él estaba haciendo con ella.

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Jannick Marsden

Estimular a Sadie de esa manera tenía a Jannick excitado y al borde del orgasmo, y es que escucharla hablar de esa manera era pecaminoso, ella sabía bien como encender a un hombre como él. Jannick apretó los dientes dándole una última nalgada al precioso trasero de Sadie antes de sentarla con sus piernas a cada lado de las suyas, jugueteando con uno de sus pezones mientras la veía desnuda sobre él, pero eso no era suficiente, él palmeó los pechos de Sadie, disfrutando como éstos rebotaban con suavidad y se enrojecían. En toda su vida, Jannick nunca había sido tan rudo, pero es que la actitud de Sadie sacaba ese lado oscuro de su sexualidad. 

- Ahora quiero que se folle mi pene hasta que tenga un orgasmo..- dijo Jannick con una sonrisa al tiempo que penetraba el sexo húmedo de Sadie con dos dedos, sintiendo lo lista que ella estaba para recibirlo- No voy a follarla hasta que vuelva a acabar, señorita Hessler..- agregó relamiéndose los labios, dando una nueva palmada en el trasero de Sadie antes de entrelazar sus dedos detrás de su nuca, observando lo que Sadie hacía sobre su cuerpo, con él sentado en el sillón de su oficina como soporte de ambos. 

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Sadie Hessler

A Sadie la volvía loca como Jannick hacía lo que él quisiera con su cuerpo, obedeciendo únicamente a sus deseos más perversos y volviéndola loca de placer con sus acciones. En esos momentos era que pensaba que tendría que haber visitado a su hermano mucho tiempo atrás y que ellos tendrían que llevar años ya acostándose, Jannick ni siquiera la había penetrado aún y ya le parecía mucho mejor que la mayoría de los compañeros sexuales que había tenido en los últimos años.

No perdió tiempo en cumplir sus deseos, todavía con sus tacones puestos y su mirada lasciva puesta en Jannick, Sadie se acomodó sobre el rubio, haciendo que la punta de su erecto pene rozara su húmedo sexo. Ella gimió con suavidad, aquello se sentía tan bien. - Si, señor... - murmuró ella, manteniendo su tono sensual. La rubia movió sus caderas lentamente para penetrarse con la punta del miembro de Jannick y luego sonreirle de manera traviesa al volver a subirlas, moviendo sus caderas nuevamente hacía él para que esta vez su pene entrara por completo en ella. Sadie echó un poco su cabeza hacía atrás mientras disfrutaba de como el miembro de Jannick entraba y salía de ella según su antojo, moviéndose ahora a un ritmo demandante y sensual, haciendo que sus pechos rebotaran para el deleite del pervertido de Jannick.

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Jannick Marsden

Ella era una mujer traviesa, a Sadie le gustaba jugar con Jannick, lo notaba en la forma en que ella se penetraba con su pene hasta tenerlo por completo adentro de su precioso cuerpo. Jannick sonrió de medio lado, tomando las manos de Sadie para llevarlas hacia atrás, obligándola a arquear un poco más la espalda, tomando uno de sus pezones con su boca mientras sus caderas golpeaban las femeninas, follándola con fuerza. El sexo entre Sadie y Jannick era duro y sin piedad, ambos tomaban el placer que necesitaban del otro y el que ella se prestara para ser su pequeña sumisa lo tenía excitado de una forma que no sabía que podía sentirlo.

- Es una suerte que Austin se haya marchado a Alimentos..- dijo Jannick son una sonrisa gamberra en su boca, pasando de un pezón al otro, de nuevo uno de sus dedos estaba jugueteando en el trasero de Sadie, recargando su sistema nervioso de sensaciones placenteras. Jannick estaba en sus pechos, su sexo y su trasero al mismo tiempo, buscando que ella se volviera a correr para él antes de buscar su propia liberación. Algo primitivo se había generado en Jannick y todo lo que podía pensar era en darle placer a esa mujer que lo montaba como una diosa pagana.

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Jannick volvió a tener el control de la situación en poco tiempo, follándosela sin piedad y con una fuerza que casi la hacía gritar de placer. Sadie se dejó hacer por él en todo momento, con su espalda arqueada y sus pezones nuevamente en la boca del rubio mientras continuaba moviéndose sobre él, realmente él sabía como volverla loca y ella no podía recordar la última vez que se la habían follado tan bien. Jannick estaba ahora en todas las zonas más sensibles de su cuerpo y Sadie se sentía al límite de su excitación.

- Quiero que me folles siempre que venga a tecnología.. - le pidió entre gemidos, estaba claro que ella pensaba volver una y otra vez a tomar el placer que el rubio le daba. - Seré tu puta cuando quieras, Jannick pero no.. no te detengas - ella respiraba con fuerza, sus ojos estaban cerrados con sus labios entreabiertos y su cuerpo al límite del orgasmo, iba a correrse. Maldito Jannick, le encantaba. El rubio reacciono a su pedido, volviéndose aún más demandante con ella y logrando que el orgasmo sacudiera nuevamente su cuerpo, haciéndola gritar para él una vez más.

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Jannick Marsden

La forma en que Sadie aceptaba ser su sumisa tenía a Jannick al borde de la locura. La hermana pequeña de Austin siempre había sido de armas tomar y de un carácter achispado, la misma mujer a la que ahora tenía sobre sus caderas pidiéndole más y diciéndole sería su puta cuando él quisiera. Jannick gruñó entre dientes, nalgueando a Sadie cuando ella alcanzara el orgasmo, volviendo el ritmo de sus caderas más duro contra ella, no iba a detenerse hasta alcanzar su propia liberación. No imaginaba como iba a hacer para aguantar al próximo pase para poder volver a tirársela. Jannick dió una última estocada en el interior de Sadie antes de llenar su sexo de su semilla, sintiendo que su cuerpo se relajaba por completo.

- Claro que vas a ser mi puta, yo diré cuando lo serás y qué vestirás para mi, ¿de acuerdo?- Jannick se relamió los labios aún su pene dentro de Sadie- Ahora iremos a mi apartamento y continuaremos con esto..- agregó, lo sentía por su mejor amigo, pero no quería dejar de follarse a Sadie en ese momento. Y confiaba en que Sadie obedeciera sus órdenes y lo siguiera a su apartamento.

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Jannick no iba a darle tregua a su cuerpo y ella no iba a poner ninguna resistencia, solo habían pasado unas horas juntos y ella ya podía decir que ese hombre le encantaba. El rubio apenas se había corrido dentro de ella y ya ambos estaban pensando cómo y en dónde iban a continuar follando. La menor de los Hessler se había acostado con una gran cantidad de hombres pero con ninguno había tenido la conexión sexual que tenía con él. Sadie se mordió el labio inferior al escucharlo, le encantaba como él le ordenaba con ese tono tan perverso.

- Haré lo que usted diga, señor Marsden - ronroneó ella en su oído antes de mordisquearle el lóbulo de manera traviesa. Luego de un rato ambos ya se habían vestido como pudieron y tras tentarse a detener el ascensor del edificio donde trabajaba su hermano luego de que él le metiera la mano por debajo de su pollera, los dos rubios comenzaron a andar hacía el apartamento de Jannick. Ya se habían salteado el horario de almuerzo pero parecía que solo tenían hambre del otro y Sadie no podía imaginarse mejor forma de pasar la tarde y quizás también la noche que complaciendolo en su apartamento, su hermano tendría que esperar al día siguiente o a la próxima visita para verla.