27. I know you wanna make love to me

I know you wanna make love to me

Jannick Marsden

Sabía que estaba haciendo las cosas mal con Austin, su mejor amigo. Lo sabía de sobra y aún así no podía evitarlo. Hacía tres meses casi que se follaba a Sadie en cada pase que ella venía a Tecnología o que él iba a Entretenimiento, sin falta. Ya fuera porque alguno tomaba el primer tren o el último bajo alguna excusa algo floja sobre demoras de última hora. El último pase Sadie le había dicho a sus hermanos mayores que llegaría antes del almuerzo porque había perdido un arete y no podía salir sin él. Jannick negó para si con una sonrisa antes de echar el delantal dentro de uno de los cajones, había dejado todo listo para un buen desayuno para los dos antes de salir por Sadie, el primer tren llegaría en menos de media hora y quería recibir a la rubia, desayunar con ella desnuda en su regazo, y luego follarla.

Se había desarrollado un extraño juego de amo y sumisa entre ambos, Sadie tenía la orden estricta de tener que desnudarse en cuanto llegaba al apartamento de Jannick y a él le encantaba verla quitarse la ropa y dejarla en una pequeña cesta que él le dejaba junto a la puerta. Ya fuera ver una película, comer algo, o lo que fuera, ella siempre estaba desnuda para él. Jannick apretó los labios al sentir que comenzaba a excitarse, apretando el canto de su mano contra su entrepierna para acomodarse antes de salir de su apartamento hacia la estación de trenes. Jannick llegó apenas unos minutos antes de que el tren de Sadie llegara, ella lucía encantadora con sus gafas de sol y su actitud de mujer fatal.

- Buen día, señorita Hessler..- dijo Jannick con una sonrisa de medio lado, tendiéndole su brazo a Sadie y apresurándose a su automóvil con ella. No podía evitar sentir algo de paranoia cuando la recogía o cuando volvía a llevarla a la terminal de trenes. Si Sadie no fuera tan buena en la cama, él podría ser un mejor amigo.

Con Sadie Hessler · 07 AM. · Tecnología

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Sadie Hessler

Se había despertado de un excelente humor esa mañana y sabía que aquello tenía nombre, apellido y un miembro enorme, Jannick Marsden. Su relación con el rubio había empezado tres meses atrás cuando ella había ido a visitar a uno de sus hermanos y no se había detenido desde entonces. Jannick le encantaba. Hacía mucho tiempo que ella no se sentía así por alguien, y aunque su relación era principalmente sexual, Sadie se encontraba disfrutando cada vez más del tiempo que pasaban juntos fuera de la cama. El tren que se había tomado para ir a tecnología se detuvo en la estación y Sadie no tardó en distinguir a Jannick entre la gente, era de mañana y ella lucía sus gafas de sol, un tapado rojo hasta las rodillas y sus tacones altos y negros. Le sonrió al verlo y lo besó al llegar a donde él estaba, era la primera vez que ella hacía algo así. Notaba lo tenso que se ponía el rubio cada vez que estaban juntos en público pero a ella poco le importaba que él fuera el mejor amigo de Austin. Sadie tomó su brazo y se apresuró al automóvil con él, ya tan familiarizada con esa pequeña rutina suya.

Originalmente su plan había sido pasar por la tarde a ver a su hermano pero las excusas para sus llegadas tardes se estaban volviendo cada vez más ridículas así que ella decidió llamarlo el día anterior y cancelar su visita para quedarse con Jannick. - Le dije a mi hermano que estaba enferma, así que seré tuya todo el día - le comentó cuando ya se habían alejado un poco de la estación, la rubia puso su mano en la entrepierna de su amante, tocandolo por encima de su pantalón. Jannick manejaba con velocidad y solo un par de calles los separaban de su apartamento. Al llegar al piso del rubio, Sadie entró primero y con rápidez se sacó su abrigo para tirarlo en la canasta junto a la puerta, dejando al descubierto su cuerpo desnudo. Miró sobre su hombro a Jannick que todavía estaba en el pasillo del edificio detrás de ella, con la mirada fija en su trasero. Ya que no tendría que ver a su hermano luego, la rubia había aprovechado para sorprenderlo.

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Jannick Marsden

Carajo, Sadie tenía que ser severamente castigada pensó Jannick al sentir como ella lo besaba en plena estación de trenes. No importaba si había apenas tres personas más allí junto a él, ella debía aprender a comportarse. Y él iba a enseñarle a hacerlo. Jannick se relamió los labios al ver como la rubia se quitaba el abrigo y lo dejaba caer en su canasta, aquello era algo así como su consentimiento para todo lo que iba a suceder luego. Sin decirle nada Jannick le dio una nalgada a Sadie, guiándola así hacia la pequeña cocina donde la mesa estaba puesta para que ella pudiera sentarse en su regazo y desayunar allí.

- ¿Cree que su comportamiento fue el adecuado, señorita Hessler?- preguntó Jannick dando otra nalgada en el sonrosado trasero firme de Sadie que se mordía los labios. Sabía que su bella sumisa comenzaba a humedecerse, y es que a ella le encantaba ser nalgueada- Voy a tener que castigarla severamente luego del desayuno..- le aclaró, sentándola en su regazo, las dos tazas de café humeaban en la mesa. Jannick abrazaba con uno de sus brazos la cintura de Sadie y mientras ella bebía su café el la masturbaba con suavidad, dejando que sus dedos se deslizaran en su húmedo sexo.

Jannick bebía su café con su mano derecha, dejando la taza para mordisquear una tostada como si nada, como si no tuviera su mano izquierda ocupada en la vagina de Sadie, que daba pequeños respingos de placer sobre su pierna. Los labios de Jannick alcanzaron uno de los rosados pezones de su sumisa, succionándolo mientras ella bebía de su taza con manos temblorosas antes de volver a su propio desayuno.

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Sadie Hessler

Sadie se sobresaltó ante la primer salgada, dejandose llevar por Jannick. Él volvió a nalgearla mientras ella sonreía y se modía suavemente los labios - No, señor Marsden, creo que fui una chica muy, muy mala - le respondió ella con un tono delicioso de fingida inocencia. Y es que ese juego que se había formado entre ellos dos sacaba lo peor de ambos, Sadie siempre había sido más bien de dominar y ahora cambiar y ser la sumisa de Jannick la volvía loca. Se sentó en el regazo de Jannick con las piernas abiertas, dando pequeños saltos y mordiendose el labio mientras él comenzaba a meter sus dedos en su húmedo sexo.

La taza de café temblaba en sus manos y tuvo que dejarla en la mesa para no volcarse el líquido encima cuando Jannick tomó su pezón con su boca, Sadie tiró un poco la cabeza hacía atrás mientras se dejaba hacer por él. - Oh, señor Marsden... - gimió ella, dejando de lado el desayuno. Sadie ni siquiera había notado que la mesa ya estaba servida cuando ella había entrado al departamento, ese había sido un gesto muy dulce por parte del rubio pero no podía concentrarse ni en sus pensamientos ni en desayunar mientras Jannick la masturbaba con total descaro. Diablos, él la hacía sentir demasiado bien. Su mano, ahora libre, se deslizó por el torso de su amante, yendo a parar a su pantalón. Buscando con movimientos más torpes de los que estaba acostumbrada desabrochar el botón y poder colar su mano por debajo del boxer de Jannick.

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Jannick Marsden

Sadie no iba a salirse con la suya. Jannick soltó apenas el pezón de Sadie para tomar la mano que ella había colado dentro de su boxer para apartarla con suavidad y volver a ponerla sobre la mesa junto a la taza de la que había estado tomando el café. Los dedos de Jannick no habían dejado de masturbarla mientras él volvía a beber de su taza de café, mordisqueando de forma distraída una tostada, midiendo la reacción de Sadie en silencio, sabía que ella también estaba a la espera de que él hiciera algo.

- No le di permiso para que me tocara, señorita Hessler, y no ha terminado su desayuno, el café se enfría..- dijo Jannick disfrutando del poder que tenía sobre la rubia y de cómo ella sonreía antes de volver a tomar la taza de café que él le había servido- Le dije que tenía que castigarla, señorita. Quiero que termine su desayuno, no voy a dejar que se levante hasta que no lo haga..- agregó mientras dos de sus dedos jugueteaban en el interior de Sadie, estimulando el femenino punto G, al tiempo que el pulgar frotaba su clítoris.

Jannick terminó su taza de café y volvió perezosamente a uno de los pezones de Sadie, su mano libre había liberado su pene apenas por encima de la cinturilla de su bóxer y se masturbaba lenta y distraídamente para empezar a ponerse duro para ella. La mirada de Jannick no perdía detalle de temblaban las manos de Sadie al ser masturbada, y gemía entre sorbos, dejando que algo del café escurriera por sus labios. Aquello llenaba de ideas oscuras a Jannick.  

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Sadie Hessler

Jannick era un bastardo, seguía disfrutando de su desayuno con tranquilidad como si no tuviera sus dedos dentro de Sadie, que estaba completamente mojada, su cuerpo a disposición de él.

- Sí... señor - balbuceó ella, tomando la taza en sus manos y bebiendo de ésta con dificultad. Sadie estaba ansiosa por terminar su café y poder pasar de su tostada al pene duro de Jannick en su boca.

Sadie tiró la cabeza hacia atrás y gritó su nombre cuando Jannick introdujo un tercer dedo a su vagina, mientras mordisqueaba y succionaba sus pezones, sintiendo el primer orgasmo formarse en su cuerpo.

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Jannick Marsden

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Sadie Hessler

Su cuerpo se tensó para luego aflojarse cuando el orgasmo la hizo gritar el hombre de Jannick, dejando a Sadie con los ojos cerrados y una media sonrisa en sus labios. Se había corrido sobre su regazo, manchando su pantalón con los restos de su orgasmo.

- No volveré a desobedecerlo, señor Marsden.. - le dijo cerca de sus labios cuando recuperó el aliento, Sadie lo besó mientras acariciaba con una de sus manos su rostro. Su relación era estrictamente sexual pero la rubia mentiría si dijera que no se estaba enamorando de él, incluso si nunca habían tenido una conversación de más de veinte minutos en su cabeza él era algo así como su pareja.

Jannick le correspondió el beso antes de ordenarle en esa sensual y grave voz que levantara la mesa y lavara los platos. Sadie le dio un corto beso y mordió un poco el labio inferior del rubio antes de incorporarse. La rubia se inclinó sobre la mesa, dejando su trasero a la vista de Jannick mientras lentamente comenzaba a levantar tazas y platos.

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Jannick Marsden

Follar con Sadie siempre era un placer, un jodido placer. Jannick solía jugar con las mujeres que follaba pero ninguna se había prestado a aquello tanto como Sadie, ella simplemente se entrega a los juegos, siendo su obediente sumisa. Él la observó levantando la mesa nalgueandola cuando ella le dejara su precioso trasero a tiro.- Quiero que queden bien limpios, señorita Hessler..- le dijo con una sonrisa poniéndose detrás de ella, sus dos manos acariciando sus pechos despacio, jugando con sus pezones.

- ¿Debería castigarla más?- le preguntó al oído, mordisqueandolo antes de bajar con sus labios a su cuello, succionando y mordiendo su piel, jugueteando con sus pezones erectos. Jannick soltó uno de sus pechos para volver a nalguearla, viendo cómo ella entreabria un poco sus piernas como quien no quiere la cosa. Él se desabrochó el pantalón y liberó su erección, metiendoselo entre sus nalgas, haciéndole sentir lo duro que lo tenía, haciendo fricción con sus labios vaginales, de verdad debería sentirse mal por Austin pero no podía cada vez que ella se desnudaba así. 

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Sadie Hessler

Ella había experimentado el sexo de muchas formas, Sadie tenía su propia colección de juguetes sexuales en su apartamento en Entretenimiento e incluso los había utilizado más de una vez para penetrar a algunos hombres con los que se había acostado y disfrutaban de verla como una dominatrix, pero en Jannick encontraba algo diferente. Ellos tenían una química sexual innegable y le encantaba la masculinidad del rubio y lo perverso que él se ponía en sus juegos.

Como en ese momento en el que Jannick se puso detrás de ella para humedecerla con sus manos en sus pechos y su miembro erecto frotandose contra ella. Sadie se mordió el labio inferior, tenía que poner mucho de sí para concentrarse en seguir fingiendo que se ocupaba de poner la mesa cuando el bastardo de Jannick la hacía gemir de esa manera. - Sí, fui mala.. Muy mala - le dijo ella, moviendose sobre su miembro. - Por favor señor Marsden, tomeme - le pidió soltando la taza de café de sus manos, necesitaba tenerlo dentro de ella.

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Jannick Marsden

Sadie estaba tan entregada a él, Jannick jamás había encontrado una sumisa como ella. Y tenía que reconocer, aunque solo para él, que desde que había empezado a follar con ella no había vuelto a llamar al resto de sus follamigas. Lo que era todo un logro para alguien como él.

Jannick le mordió el cuello, pasando su lengua por su piel mientras una de sus manos tomaba su pene y lo acomodaba entre sus piernas hasta enterrarse en ella, sintiendo lo estrecha que estaba.- No quiero que te muevas, si lo haces, se termina..- le dijo Jannick con una sonrisa, una de sus manos masturbaba el clítoris de Sadie mientras su otra mano la sostenía por la cadera para mantenerla en su sitio. Amaba ponerle condiciones y que ella acatara sin rechistar, siguiendo su juego. 

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Sadie Hessler

Sadie se hubiese vuelto loca de saber que Jannick tenía otras follamigas además de ella, era muy celosa y territorial con sus hombres y ya consideraba al rubio como su pareja, o algo de ese estilo. No estaba acostumbrada a tener que salir a buscar a un hombre y en esa relación era ella siempre la que viajaba para sus encuentros, aunque eso se debía a que coincidía con las visitas a su hermano.

Las condiciones que él le ponían siempre eran un desafío pero ella nunca podía negarse, no había nada que la excitara más que ese juego de amo y sumisa que ellos tenían. Sadie se mordió su labio inferior hasta que saboreó su propia sangre, gimiendo y gritando por él mientras Jannick la embestía de forma errática, eso y su dedo en su clítoris que amenazaban con hacerla enloquecer del placer. La rubia seguía pidiendole más mientras se aferraba al mantél de la mesa, haciendolo un puño con una de sus manos.

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Jannick Marsden

Esa mujer seria su perdición. Jannick comenzó a follarse a Sadie a un ritmo exigente, embistiendola con fuerza sin descuidar su clítoris, al que estimulaba con la yema de su dedo índice, sacándole los sonidos de placer más eróticos que jamás había escuchado. Jannick dejó apenas la cadera de Sadie para poder nalguearla, disfrutando de la marca roja en su trasero que apenas duraría unos segundos.

- ¿Va a correrse para mi, Hessler?- le preguntó en el oído, Sadie estaba más tensa y él sabía bien lo que eso significaba. Su único objetivo del día era hacer acabar a esa mujer tantas veces como pudiera, algo que solía tomarse muy en serio. 

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Sadie Hessler

Jannick no le daba tregua, embistiendola y estimulandola al mismo tiempo como si se le fuera la vida en ello. - Oh, señor Marsden - gimió ella, un pequeño grito juguetón se escapó de sus labios cuando él la nalgueó - Más fuerte - le pidió, moviendo su trasero para él que sólo aumentó su ritmo, el rubio se inclinó sobre ella para preguntarle si iba a correrse para él cuando sintió la tensión del cuerpo de Sadie.

El orgasmo la hizo gritar el nombre de Jannick sin medirse, a Sadie nunca le había importado si los vecinos los escuchaban follar, para ella siempre era mejor si podía dar un espectáculo. Todo su cuerpo temblaba de placer y la rubia seguía sin poder moverse, acatando las órdenes de él como siempre lo hacían mientras duraba ese acto de amo y sumisa. Jannick volvió a anclar sus manos en su cadera, embistiendola hasta que él encontró su propia liberación y se corrió. Sadie sonrió sintiendose muy satisfecha, escuchar a ese hombre gruñir de placer era música para sus oídos.

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Jannick Marsden

Carajo, Sadie iba a volverlo loco. Jannick sonrió al sentir como su pareja se corría para él, gritando como una condenada, era hora de ir por su propia liberación. El movimiento de sus caderas se volvió más exigente, golpeando con más necesidad las caderas de Sadie, sintiendo que se derramaba en su interior y que respiraba de forma irregular por el esfuerzo. Las manos de Jannick juguetearon con los pezones de su rubia, disfrutando lo endurecidos que estaban y como ella se mordía los labios por el placer.  

El resto del pase fue más de lo mismo, ellos dos follando como unos animalitos, tomando breves descanso para ver la televisión, tontear y comer. Aunque no se lo dijera, desde que se acostaba con Sadie había ido dejando al resto de sus follaamigas y generado un vínculo con ella, Sadie le gustaba y se divertían juntos, incluso consideraba el hablar con Austin al respecto pronto para dejar de ser un amigo tan de mierda.- Falta demasiado para el próximo pase, quizá tenga que inventarme una excusa para darme una vuelta por entretenimientos..- le dijo estando en la estación de trenes con Sadie, era hora de que ella volviera a casa hasta su próximo pase.- Cuidate Sad, te veo en unos días cariño..- se despidió, dándole un beso rápido, siempre demasiado paranoico cuando estaban fuera de su apartamento.

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Sadie Hessler

Toda su mañana y parte de su tarde consistió en follar con Jannick en diferentes lugares de su apartamento, ellos no se veían tanto como a Sadie le gustaba y ella siempre buscaba aprovechar cada pase para satisfacer al máximo sus deseos de ese hombre. Ellos se tomaron pequeños recesos para comer o para descansar que siempre terminaban cuando uno de los dos volvía a tentar al otro con sus caricias o sus besos, tenían una química innegable. La rubia ignoraba completamente que Jannick seguía teniendo follaamigas y era una suerte porque sino se volvería loca.

Sadie le sonrió cuando él le sugirió visitarla en Entretenimientos, la idea la emocionaba bastante porque podría mostrarle su apartamento. - Tú dime cuándo, guapo.. - le dijo, disfrutando del beso que él le había dado y agregando un corto abrazo antes de adentrarse en la estación. Ella no tuvo que esperar mucho en el andén antes de que llegara el tren que la llevaría de vuelta a casa, asegurandose de que su abrigo estuviese bien cerrado al recordar que no llevaba ropa por debajo de su sobretodo. Quizás sería hora de considerar dejar una muda de ropa y algunas de sus cosas en el apartamento de su novio.

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