35. Everything you say Is just a lie.

Phury había comenzado a pelear con un soldado del ejército del oeste por un caballo y Pallas animó a Finnick a separarlos mientras continuaba batallando por comunicarse con Rhett o con Jayden sin éxito alguno. Su hermano mayor se había marchado hacía dos meses y hacia dos semanas que no tenían noticias del pequeño contingente que había partido a Nueva Zelanda para evaluar a un renacido. Pallas se sentó en un banco con Paisley sobre sus rodillas, acariciando su cabello mientras continuaba llamando una y otra vez. 

- ¿Qué es lo que propones Rhett, disparar y después preguntar?- mascullo Jayden pasándose una mano por el rostro, malhumorado ante el panorama frente a ellos. Días atrás habían dado con el neofito en cuestión pero no era uno solo, eran un grupo de al menos diez. Estaban ampliamente superados en fuerza y número y debían actuar pronto antes que ese grupo reducido se convirtiera en una colonia- No quiero matarlos.. no lo merecen..- se quejó, demasiado bueno para su propia conveniencia. 

- Jayden, somos solo cuatro contra por lo menos diez de ellos, no tenemos opción, ese tipo es un foco de convertidos..- insistió Rhett mientras se retocaba la venda de su hombro derecho, la herida hubiera cicatrizado ya si se estuviera alimentando correctamente de sangre, pero no era el caso- no podemos demorar mucho más hermano, necesitamos alimentarnos y salir de aquí..- agregó, los suministros se les agotaban y mientras los renacidos eran fuertes y estaban alimentados ellos luchaban por no perder los estribos. 

Seguro era por los nervios de Pallas pero Theia estaba especialmente inquieta esa noche. Pallas gimió, llevándose una mano a su vientre cuando una patada de su bebé la hiciera ver las estrellas. Finnick no demoró en estar junto a ella para asegurarse de que todo estuviera bien, ella le sonrió como pudo, dejando a Paisley ir a los brazos de su tío Phury. 

- Estoy bien Finn, es tu hija que está practicando boxeo dentro de mi otra vez..- se rió ella, disfrutando de como su compañero acariciaba su vientre de veinticinco semanas de gestación- Si Jayden no vuelve pronto hablaré con mi padre e iremos tras él y Rhett..- se quejó como si su padre fuera a permitir que ella se pusiera en peligro estando embarazada.

Jayden gruñó cuando un renacido lo golpeara en el estómago, acababa de perder de vista al Mark mientras trataba de quitarse de encima a su atacante. Rhett llegó para apuñalarlo en la cabeza antes de romperle el cuello y tirarlo al suelo. Habían logrado acabar con cuatro renacidos pero habían asesinado a Mark.

- Entiéndelo Jay, son ellos o nosotros, no quiero que termines como Mark..- dijo Rhett limpiando la sangre de su machete con una hoja de árbol. Ahora solo quedaban tres de ellos contra aquellos seis neofitos fuera de control, maldito fuera por haber pensado por un segundo siquiera que podían razonar con esas bestias.

La Corte Omega jamás escatimaba en recursos para sus misiones, siempre mandaba a sus hombres bien abastecidos pero en este caso, y luego de una emboscada, ellos habían perdido más de la mitad de los recursos. Jayden gimió, apretandose el muslo derecho mientras Craig se lo vendaba, luego de desinfectar la herida. Ya habían abandonado su campamento para refugiarse en una cueva mohosa, no tenían más opción. 

- Hay una hembra con ellos Rhett, la vi, la tienen desnuda y encadenada, por favor, solo déjame ir por ella, no podemos abandonarla..- le pidió Jayden, mientras se lavaba como podía el torso, rostro y brazos sin mojar las vendas que ya tenía allí. Esa hembra merecía una oportunidad y Jayden estaba convencida de ello- Una semana, si en dos semanas no logramos rescatarla, nos vamos..- agregó casi como una súplica. Rhett maldijo pero aceptó antes de ponerse a hacer un fuego para calentar algo de comida. 

- ¿Y si no lo hacen? ¿Por qué no estamos enviando refuerzos?- dijo Pallas antes de volver a gemir, su hija de verdad estaba ensañada esa noche- Creo que voy a recostarme un poco, tengo clases de yoga para embarazadas, no sé cómo me dejé convencer de esto por Raven..- Pallas puso los ojos en blanco, poniéndose de pie con lentitud y dejando a ambos machos al cuidado de Paisley- Por favor, avisame si logras comunicarte..- le pidió a Finnick luego de dejarle un beso en los labios, dándole un momento a solas con Phury. Sabía que su compañero tenía demonios que no dejaba salir delante de ella para no preocuparla.  

Jayden dió varias vueltas sobre su esterilla, no podía dejar de pensar en la mujer que había visto. Desnuda, asustada y encadenada. Ella tenía marcas de mordidas por todo su cuerpo y una muda súplica en sus ojos desparejos. Su ojo izquierdo era verde mientras que el derecho era celeste. Jayden maldijo, sentandose en su sitio. Rhett y Craig dormían y lo único que lo detenía de hacer algo estúpido era que el sol ya había salido. 

- No me obligues a darte una paliza Jay, duerme, te prometo que en dos noches iremos por ella, solo deja que nos curemos un poco las heridas..- le dijo Rhett con calma, irían por esa mujer en dos noches y se largarian de ese lugar de mierda. Ya había perdido a uno de sus hombres, y no se arriesgaría a perder a otro, mucho menos a uno de sus mejores amigos. 

Si los cálculos de Rhett no fallaban quedaban cinco machos y la bendita hembra que Jayden quería salvar. Lo único que motivaba a Rhett a ir por ella era la remota posibilidad de que Jayden se hubiera vinculado a ella. Y es que luego de ver lo que la muerte de Vivienne le había hecho, tanto él como Finnick y Phury harían lo que fuera para salvarlo del abismo. Rhett maldijo, pensando una manera eficiente y más segura de pasar a esos cinco machos. 

- Sé que es una misión suicida, pero necesito la distracción suficiente para sacarla de allí. Luego podemos volver y pedir refuerzos y acabar con todos..- dijo Jayden, si esos machos tenían así a una hembra, a su criterio no tenían nada que aportar a la raza- Por favor, Rhett..- pidió, pensando en cómo podían resolver aquello, necesitaban poder alejarlos de a poco de la hembra para poder rescatarla. 

- Ya Sparrow, no soy Finnick, tus encantos no funcionarán conmigo..- dijo Rhett haciéndolos reír a ambos. Si bien los cuatro siempre habían sido amigos, era obvio para todos que la relación entre Finnick y Jayden estaba a otro nivel- Solo voy a acceder a qué qué hagas matarnos porque yo también creo que es lo correcto, pero me debes una cerveza cuando regresemos..- agregó, viendo cómo Jayden sonreía y volvía a recostarse en su esterilla. Al menos había logrado calmar las ansias de heroísmo de su amigo y eso ya era una victoria.

Dos noches después


Sabía que no era culpa de ella, pero maldita sea esa mujer y la bondad eterna de Jayden. Habían pasado las dos noches prometidas y los tres decidieron ir tras los cinco neofitos que quedaban y la mujer que tenían secuestrada. Habían estado tan cerca, tan jodidamente cerca. Rhett maldijo al ver cómo Craig caía, su cuerpo desplomandose mientras uno de los neofitos sostenía su cabeza. Había perdido de vista a Jayden, y sabía que tenía que encontrarlo antes de que fuera tarde, aún quedaban tres neofitos además de la mujer. 


Jayden gruñó, había logrado romper las cadenas que mantenían a la mujer cautiva y le había dado a beber un poco de su muñeca antes de quitarse la camiseta para que ella pudiera ponérsela mientras él luchaba contra dos neofitos. No sabía dónde estaban Rhett y Craig, pero sabía que ambos se las arreglarían, él tenía que sacar a esa mujer de ahí, ese era su objetivo.


Poppy se sobresaltó al escuchar que alguien abría la puerta del pequeño cobertizo dónde la mantenían cautiva. Era el mismo hombre rubio de la otra vez, el que había prometido liberarla. Él rompió sus cadenas y le dió su camiseta para vestirse. Poppy chilló al ver que dos neofitos lo embestian, sacándolo de allí. Ella se puso de pie con piernas débiles, debía ayudarlo aunque no sabía cómo. 


Los ojos de Poppy destellaron en dorado mientras una parvada de aves atacaba a los neofitos, dándole una pequeña ventaja a los dos machos que trataban de ayudarla. Poppy gritó al ver una cabeza rodar hacía ella. El líder del grupo apareció, mordiendo a Jayden en su cuello, dejándolo caer al suelo inmóvil por su veneno. Rhett y ella se observaron antes de que él soltará un grito de guerra y se fuera sobre el único neofito que quedaba.

Pallas comprendía los motivos de la pelea entre Phury y Finnick, sin embargo había reprendido a su compañero, necesitaba que él entendiera que en ese momento ella no podía darse el lujo de tener esos enojos, su vientre de poco más de seis meses de gestación no se lo permitía. Esa noche Pallas se despertó más temprano cuando una contracción la hizo gemir, despertando a Finnick a su lado. Tenía una mala sensación en el pecho que nada tenía que ver con la contracción. 

- Jayden, Jay.. Jayden..- gimió, arqueandose en la cama, apretando la mano de Finnick sobre su vientre. Una nueva contracción atravesandola- Es Theia, ella.. él.. está en peligro, vienen, hoy, vienen..- balbuceó Pallas antes de que él dolor cesara- ¿Es posible que Theia pueda ser una oráculo?- le preguntó asustada a su compañero- Necesito hablar con mis padres y con el General..- dijo pálida sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas. Tenían que preparar el consultorio médico para recibirlos. 

Poppy gritó al ver cómo el neofito le rompía el brazo al otro macho. Ella temblaba arrodillada junto a Jayden, intentando protegerlo de alguna manera. Rhett no podía rendirse, no cuando eso significaba la muerte de los tres. Y entonces la vió: los ojos de la hembra de Jayden brillaban de color dorado y dos raíces enormes y gruesas salieron de la tierra para sujetar e inmovilizar a aquel macho. Rhett no perdió su oportunidad, desenfundó los colmillos y fue directo a su yugular, mordiendolo una y otra vez hasta desangrarlo. El sol se ocuparía de terminar de liquidarlo. 

- Jay, hermano, nos vamos a casa..- dijo Rhett agotado, cayendo de rodillas junto a su mejor amigo, abofeteandolo con suavidad pero él no reaccionaba, aquello era malo- Si esto es una broma pesada como las de Phury voy a matarse, Jayden..- Rhett iba a pedirle su vena a la hembra pero ella se había desplomando por el uso de sus poderes, algo normal en una neofita. 

Tenía que sacarlos de allí y pronto. Pero jamás había desaparecido a tantas personas y mucho menos en tan miserias condiciones físicas. Rhett lo intentó dos veces, pero no lo conseguía, el brazo le dolía demasiado, él maldijo, tomándose un minuto.