76. Regresa cuando pierdas la mirada

Regresa cuando pierdas la mirada

Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

Los días le sucedieron a la batalla siempre eran los más duros para la Corte, aunque llegasen a un acuerdo la guerra con Constantinopla había dejado detrás de si la muerte de algunos de los soldados del Sur en plena batalla, entre ellos, el compañero de su querida nieta Nylah. Benjamin le había dicho que podía detenerse y pasar un tiempo con su familia, claro que ellos estaban en la Corte, por lo que ella ni siquiera había visto como posibilidad en marcharse ni un solo día, lo que no había hecho era descansar. La castaña había comenzado un mes después de regresar a la Corte nuevamente su entrenamiento bajo la atenta mirada de Emori, su capitana y había reforzado el entrenamiento en los gimnasios, intentando no pensar en nada que la sacará de su eje.

Al no poder dormir de dia, ahora que tenia su habitación para sí misma recurría a algunas pastillas y medicamentos que lograban el efecto deseado, cuando no estaba drogada con alguna que otra hierba.

Esa tarde Benjamin la había ido a visitar y se habían quedado hablando mientras le acariciaba el cabello. Creía que sacarla de allí esa noche lograría que ella tomara aire y se despejara. La iba a llevar en la búsqueda del "idiota" del nieto de su hermano gemelo que aún no quería regresar a la Corte. Ese bueno para nada.

Con Mizar Omega · 22 hrs. · Siberia

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Mizar A. Omega

La vida de Mizar estaba sumergida en un loop infinito, con alguno que otro evento que resaltaba pero que no hacían que su vida cambiara demasiado. Llevaba así un par de años, con una rutina bastante estructurada que consistía en cortar leña, meterla ala chimenea, comer, ir al pueblo, beber, emborracharse y volver a su cama, hasta el día siguiente. Era la única forma en que conciliaba el sueño. Ya ni las pastillas para dormir le servían, no desde aquella tarde cuando se emborrachó tanto que alucinó con que su ex novia había vuelto a la vida en el cuerpo de una muchacha malhumorada que insistía en hacerlo parte de la corte de su abuelo Sirius. Era por lejos una de sus peores pesadillas. O al menos se estaba intentando convencer de que todo fue un amargo sueño y no una jugarreta del destino.

Esa noche se quedó en casa, con una extraña sensación en el pecho y ese horrible recuerdo de aquél hombre besando a la chica que era igual a Freya. Tomó su mejor vodka ruso y comenzó a beber de a sorbos largos, como si buscara emborracharse con rapidez, para borrar de una vez esa sensación en su pecho. Era como si aquel recuerdo que tanto le rondaba ese día fuera un premonición de que algo venía. Podía sentirlo en cada mililitro de sangre.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

La presencia física de Grayson ya no estaba aunque Nylah creía verlo por todos los rincones de su habitación, lavandose los dientes con solo el pantalón de sus pijamas, sentado en el sillón leyendo un libro, incluso en sus prácticas lo veia detrás de todos los demás, esperando su turno  para luchar. Nylah sabía que no era su poder manifestándose, sino que lo atribuía a su propia tristeza.

- Si no quieres venir voy a entenderlo cariño, quédate descansando.. -le dijo Benjamin a su bisnieta al ponerse de pie y ella negó, pidiéndole un momento, estaria lista para partir pero necesitaba una hora. Ella se levanto de la cama, fue al baño y prendió la ducha para darse un baño rápido antes de salir y cambiarse con unos jeans y una camiseta negra de Gray anudada a su pequeño cintura.

La castaña suspiro antes de salir, su madre, Shadenight le había dicho que podía cambiar de habitación si lo necesitaba pero ella se había negado rotundamente a ello.  Afuera la esperaba su abuelo junto a dos soldados mayores que ella, al primero lo reconoció al instante como su primo Finnick. El le sonrió ayudándola a subir a su caballo y los cuatro soldados salieron de la Corte, desapareciendo en la oscuridad hasta que el mismo costó del bosque donde había estado la primera vez los iluminó. De verdad era tan importante el soldado malhumorado para su abuelo? Nylah suspiro siguiendo el galope de los demás para no quedarse detrás, aunque estaba bastante separada del grupo, ella ya había visto a la muchacha de la otra vez sonriendole desde la entrada del bar, pero al parecer no se dirigían hacia allí. Benjamin encabezaba la marcha y fue el primero en bajar de su caballo para golpear con fuerza la puerta de madera de aquella pequeña casa de ese pueblo que si le preguntaban a Nylah, parecía fantasma.

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Mizar A. Omega

Con cada día su resistencia al alcohol se hacía más fuerte. Podía notarlo por que con la cantidad de vasos que ya llevaba en otras noches ya hubiera estado anestesiado en su cama, o sobre el piso, como el perro que era. Pero hoy parecía que por más veces que llenaba su vaso favorito, no lograba emborracharse. ¿Qué le estaba pasando?, ¿Acaso ya había pasado la barrera del borracho social que bebía en ocasiones y ahora si podía considerarse alcohólico?.

Mientras daba un largo trago en respuesta siente como los pequeños objetos sobre la mesa vibran, y con cada segundo se movían más fuerte que la vez anterior. Deja su vaso sobre ésta, sabiendo ya que alguien viene en esa dirección. Observa de reojo su ventana cubierta por una sucia cortina apenas corrida y que lo deja ver el exterior. Ve a lo lejos como la gruesa capa de nieve que cubre el pueblo comienza  a arremolinarse a unos cuantos kilómetros, aunque la oscura  noche no deja que vea quienes la causan.

Mizar se hace el idiota cuando los caballos se detienen a unos metros de su puerta y rezonga cuando escucha los toques pesados y malhumorados sobre su fea puerta de aspecto rústico. ¿Acaso esa gente no se cansaba nunca de buscarlo?.  Llena su vaso de vodka y lo bebe de un sorbo, como si con ello se diera paciencia para soportar lo que venía. Se levanta y se dirige hacia la puerta resignado, sabiendo que quien la golpea es Benjamín mismo y no ninguno de sus monigotes.- Vas a romper mi puerta. No acostumbro comprarle cosas a los vendedores callejeros. Adiós.- Atropella sus palabras y cierra la puerta. Sabe que es su tío abuelo, pero espera que su sarcasmo lo haya salvado de una charla que no quería tener. ¿Por que insistían en querer sacarlo de su miseria?.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

Ni siquiera sabía que hacía en aquel lugar, podría haberle dicho a su abuelo que no deseaba viajar pero allí estaba sobre Aura, su fiel montura frente a aquella destartalada casa de pueblo buscando al caso perdido de su ex capitán. Nylah miro hacia atrás, recordaba haber estado en ese pueblo, quizás en otra vida, cuando era otra persona, cuando tenia a su compañero con ella. Ella se colocó la capucha de su abrigo azul para ocultar su rostro sombrío mientras su abuelo y dos soldados estaban de pie frente a la puerta de Mizar.

La mirada del Grupo estaba puesta en el lugar donde vivía aquel hombre, negando con la cabeza. Milosh debería estar removiéndose en la tumba de saberlo. O quizás no. Milosh siempre había sido más misericordioso y blando que el. Su pobre hermano. El olisqueó el olor del alcohol y volvió a negar. De verdad su capricho tenis que ser muy fuerte para estar allí en persona para buscar al niño aquel. E incluso el muy bastardo estaba a punto de tirarle la puerta sobre las narices. El General la detuvo con una patada. Qué se jodiera la puerta que hizo un ruido y los goznes de latón se salieron de su lugar.

- Tenias que arreglarla de todos modos.. - murmuró el General, entrando a la casucha y paseándose por la sala, el olor a humedad y polvo era bastante inhumano allí. Cómo le recordaba Mizar seguía pareciéndole tan parecido a su hermano que le dolía el alma de pensarlo vivo. - Necesito que vuelvas a ocupar tu puesto en la Corte Omega, es hora que dejes de lloriquear y regreses.. - le dijo, Benjamin no se andaba con vueltas, el se asomó para revisar que su nieta no se hubiera movido del caballo.

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Mizar A. Omega

Apenas le da la espalda a la entrada de su casa siente como la puerta se desploma tras de sí. Bufa, obviando la situación. Una puerta menos era lo menos que podía sacar de una visita de el mismísimo Benjamín Marsden. Da media vuelta para ver como su tío abuelo entra como demasiada propiedad por su casa, dejando a su pequeño séquito de vampiros esperando en la entrada.- ¿Desde cuando necesitas compañía para salir?. No me digas, te estas volviendo viejo por fin....- le contesta ignorando el desaire que acababa de hacerle al romper la fea entrada de su casa. Aunque era cierto que necesitaba una remodelación, no necesitaba que él lo ayudara a comenzarla.

Frunce el ceño cuando suelta directamente a lo que vino. Suelta una carcajada casi inmediata, sarcástica pero con ganas al fin y al cabo. No puede causarle más que gracia todo aquello por que era absurdo.- ¿Qué parte de, jamás en mi vida volveré a pisar la maldita corte no les quedó claro cuando me fui?.- pregunta dándose la vuelta para encararlo.- No voy a volver a ese puto antro a bailar con esa secta suya....- Da un sorbo grandea su vaso de vodka, casi vaciándolo, sin apartar la mirada de Benjamin. Eran familia, la dureza con la que se trataban era sanguínea.- No pienso perder a nadie más por tus caprichos y los de SIrius...- suelta al fin, al grano como él.

¿Vas a dejar a tus niños afuera?.- comenta al aire mientras camina hasta su mesa y vuelve a rellenar su vaso.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

Nylah estaba a punto de bajarse de su caballo y huir al bar maloliente de aquel pueblo a beber con el espíritud aquel que aún saludaba a lo lejos. Ella no sonreía ni era capaz de defenderla si la hacían llorar esa noche. La señal de su abuelo para que entrara la hizo apretar la mandibula. Ahí estaba otra vez, el General Marsden intentando controlar todo. La castaña acarició a Aura antes de bajarse de esta y dejarla allí para entrar detrás de Finnick sin descubrir su capucha. Aquel lugar si necesitaba una remodelación.

- Por lo menos no vivo como un viejo y triste ermitaño.. - le retruco Benjamin mientras avanzaba y limpiaba un vaso de vidrio de la tierra del lugar para servirse un buen vaso de whisky, no necesitaba invitación de la casa. Le quito la botella a Mizar y se sirvió el mismo. Por la memoria de su gemelo que esa noche volvería con su antiguo capitán a la Corte. No iba a repetir las palabras ni defender su postura con respecto a la Corte y lo que significaba ser un soldado porque su sobrino lo sabía.

Finnick, uno de los Capitanes del Este estaba allí como mano derecha del General, y porque su abuelo tenía el peor tacto del mundo en asuntos diplomáticos. - Buenas noches Capitán Omega, tu puesto es vitalicio en nuestras tropas, lo sabes.. no crees que es tiempo de darte una nueva oportunidad? Muero por volver a entrenar contigo hermano.. - Finnick había sido entrenado desde la adolescencia junto a Mizar y sus demás primos y los tres, junto al Capitán Carter habían asumido en sus puestos el mismo año. Aunque a Mizar aquello le había durado poco.

Ahora resultaba que lo querían para volver a ser capitan. Bien por el pero ese muchacho era un malhumorado. Nylah observo una botella de Bourbon de una estantería y la tomo para revisarla dejando que su capucha azul resbalara y su rostro pálido y su cabello castaño quedara a la vista.

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Mizar A. Omega

Sonríe amplio pero sin mostrar los dientes ante el insulto que su tío abuelo le suelta, cargado de falsa animosidad, casi como si se lo estuviese esperando. No era algo de familia la diplomacia, ni el buen trato y no se diga de eso que llaman "tacto", así que Benjamín no podía esperar que cuatro generaciones de eso pudieran formar a un ser humano decente. A eso había que sumarle que a Mizar le encantaba nadar contra la corriente. Era como su deporte favorito.- SI, por que ver morir a tus seres queridos en el campo de batalla es una vida mucho mejor que embriagarte todos los días en calma y soledad...- retruca. Eran dos filos de la misma espada. Por eso Benjamín se esmeraba tanto en devolverlo a su lugar.

Antes de que Marsden pudiera contestarle, los 3 caballeros que venían de guardia hacían su entrada al lugar, liderados por FInnick, su viejo amigo, quien le soltó todo un discurso de por que debería volver. Mizar lo mira incrédulo y luego posa su mirada en Benjamín.- Esta bien, te lo reconozco, casi me conmueves. No esperé que trajeras toda la artillería....- Suelta levantándose de su asiento para tomar un vaso de su alacena, llenarlo de vodka y pasárselo a Finnick.- Tanto esfuerzo a merita un brindis.-  Y antes de que él le conteste choca su vaso con el que acababa de darle y vuelve a beber un largo sorbo mientras observa como los dos caballeros restantes se paseaban por su humilde morada, husmeando sin vergüenza. Por su puesto que no iba a volver a ese lugar, ni muerto.

Antes de que termine de pasar el caliente líquido por su garganta, ve como la capucha de uno de los hombres de su tío abuelo cae para dejar al descubierto antes sus ojos a la chica de hacía un mes atrás. Esa a la cual creyó una pésima alucinación de borracho. Aquella que era horriblemente igual a Freya y que por lo visto era real, tal real como la presencia de su familia allí. Sus ojos se abren de par en par y su respiración se agita de a poco.- No me gusta que uses tus sucios trucos conmigo....- Y si, le echa la culpa a Benjamín de eso. Por que no había forma de que esto fuese casualidad. Él había conocido a Freya, sabía lo parecida de esa muchacha con su antigua novia y lo estaba usando para manipularlo. Verla allí era reabrir su herida nuevamente. Lo volvía loco, por que aunque sentía en su corazón que ella no era su antiguo amor, se sentía capaz de seguirla a donde fuese con tal de apreciarla.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

 Finnick tomo el vaso de las manos de Mizar y sonrió chocandola contra la de el, era bueno ver de nuevo a ese bueno para nada, como solía decirle su abuelo. Esos dos si que eran parecidos, el castaño de largo cabello lo observo en silencio y miro a Nylah abrir el Bourbon y darle un trago desde la misma botella, sus ojos verdes posándose en los machos y volviendo a cerrarse en si misma.

- Se que es extraño, pero ella no es Freya.. - dijo en voz alta lo que Mizar más temia, la capacidad de leer las mentes de Benjamín se había más fuerte con los años y no había quien pudiera ocultar algo, incluso en sueños. - Omega, te presento a Nylah Carter, mi nieta.. - Mizar no pertenecia a su descendencia pero si a la de su hermano.

- Ya nos conocemos, de veras no deberías ir a la Corte.. tenías razón.. - le concedió la castaña con su mirada sombría luego de haber perdido todo lo que le importaba, ella volvió a beber bajo la atenta mirada de su bisabuelo que negaba con la cabeza, desesperado por quitar los tortuosos pensamientos de su pequeña.

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Mizar A. Omega

¿Su nieta?. Tenía que ser una puta broma. No tenía sentido. ¿Cómo ella podía ser tan igual a Freya si ni siquiera eran de la misma familia?, O quizás algo había tras ese enorme parecido que aún era un secreto. Mizar fingió entereza y volvió a darle un trago a su amado vodka ruso tan sólo para reponerse del golpe de aquella noticia. Obviamente ante la burlona mirada del resto. Para ellos que estaban acostumbrados a verla era de lo más normal, pero para él, ésta escena bordeaba la locura y confirmaba que todo era un plan de Benjamín para atraerlo nuevamente a sus antiguos deberes como capitán.

La mira con cautela, todos sus movimientos. Desde que saca su vieja y preciosa botella de Bourbon hasta que le dio un sorbo a su vaso, buscando exactamente lo mismo que él- Ahogar sus penas en el alcohol. Y fue allí cuando se dio cuenta de que algo había cambiado desde la vez en que la conoció. Su mirada, era mucho más apagada, como la de alguien quien había perdido todo. Un cascarón vacío. Tal cual era él después de la muerte de Freya. Y sin más recuerda su conversación pasada.

Mira a Benjamín a los ojos, buscando una respuesta. Ese viejo era irritante, pero era sabio. Él los estaba juntando y no era por nada. No era sólo para usarla de carnada y necesita confirmarlo.

No te bebas mi Bourbon. Es para ocaciones especiales...- murmura ya a su lado, quitándole el vaso que ella acababa de servirse y que apenas había probado. Era algo que sin duda Marsden esperaba, que detuviera a su nieta a tiempo de volverse como él. Sus miradas chocan, como era obvio que sucediera y la electricidad encrispa el ambiente, como si dos olas estuviesen a punto de chocar una contra la otra.- Estás diferente.....dime, ¿Ya perdiste tu alma?..- Su pregunta era mucho más profunda de lo que parecía. Él podía olerlo. Ella había perdido a alguien que amaba, al igual que él.- ¿La guerra te lo quito todo verdad?.- Alza una ceja, sintiendo como el fuego envuelve sus miradas, de rabia y deseo, ausentes del resto del mundo. Una indudable atracción estaba naciendo entre ellos en aquella conversación. Ellos, a pesar de lo distintos que era, tenían algo sólido en común.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

 Benjamin debería sentirse mal por lo que había hecho, sin lugar a dudas no estaba actuando adecuadamente pero no había podido evitarlo. Sabía que intentar cambiar el futuro podia traerles peores calamidades y era por ello que no había detenido a Grayson de ir a la guerra a pesar de haberlo sabido de antemano por una semana seguida. Y allí estaba la consecuencia de su error.

La mirada de Nylah apenas veía a Mizar mientras se sentaba en la mesa, su primo Finnick cerca de ella por si acaso ella se derrumbara nuevamente. Sabía de boca deo hermano de ella todo lo que había sufrido ella y las palabras crudas de Omega lo hicieron gruñir advirtiéndole que no le gustaba aquello. Ben chisto pidiendole al Capitán que lo esperase afuera junto a sus dos soldados.

Ella se bajó de la mesa, camino hacia el y lo sostuvo de su camisa. Le desagradaba ver la mirada desafiante de quel macho frente a ella y aún así no lo soltaba. Nylah apretó la mandibula y luego lo soltó, caminando fuera de li antes de sentir deseos de lastimarlo, porque no estaban allí para eso.

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Mizar A. Omega

Benjamín gruñía desde su rincón, dándole un primer aviso para que se detuviera de lo que fuese que tuviera planeado. Y la verdad no había nada tras sus intenciones de más que descubrir si tenía razón en lo que pensaba, tal vez, picarla un poco por prestarse para tamaña estupidez como la de escoltar a Benjamín para venir en su búsqueda.
De todas formas, le gusta la agresividad que refleja su mirada. Esa rabia que la carcomía por dentro y que estaba apunto de escupir en su cara por tamaña osadía de su parte.

Ellos en algún momento estaban tan cerca, retándose mutuamente a dar en un paso en falso con sus miradas. Fuego puro, pero genuino. Incluso Nylah lo tomó por la camisa, lista para ocupar con él toda su fuerza bruta luego de que Mizar  sonriera con malicia tan sólo para retarla. Ella era increíblemente hermosa, tal como Freya, pero el fuego que emanaba desde su interior era único y al moreno le urgía ver un poco más de lo que ella estaba hecha.

Aunque fue interrumpido por Benjamin, quien le pidió a sus hombres que se retiraran para dejarles un poco de privacidad y para evitar una catástrofe. Mizar sonreía flojamente de costado, mientras uno a uno abandonaban su destartalado hogar. Su mirada se fue hasta la de su tío abuelo de inmediato cuando ellos estuvieron solos.- ¿Eso es todo?, ¿Agotaste ya todos tus recursos?.- Suelta con osadía propia de él. Parece que nada lo abate.- ¿Por qué la traes a ella?. ¿Qué diablos está sucediendo?. Hasta para ti es raro recurrir a su gran parecido con Freya para arrastrarme de nuevo a la corte. Así que debe haber algo más...- Y la pregunta real era, ¿Por qué debería de irme contigo y regresar al infierno?. Aunque está casi bastante decidido a ir por la curiosidad que tiene sobre esa muchacha. Pero aún no es suficiente para decidirse.

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  Había estado a punto de sucumbir y sacarse toda la mierda golpeando al idiota de Omega, Mizar lo merecía por su tono burlón y no iba a dejar que nada pudiera burlarse de la memoria de su compañero. Ella solo lo había soltado porque no quería armar un incómodo momento para todos y se había marchado fuera junto con Finnick, soltando un bufido. Qué se jodiera el antiguo capitán si no quería regresar a la Corte. Hacía bien en quedarse allí si le preguntaban a ella.

Benjamin sabía la verdadera naturaleza de su sobrino detrás de todos esa fachada sarcástica y de gracia melancólica que lo rodeaba. El estaba hecho para pertenecer a sus hombres y había sido un gran elemento las primeras veces que lo había mandado a misiones con los demás capitanes.

- Necesito que regreses y te ocupes de tu puesto de una vez antes que tenga que reemplazar con otro soldado el puesto que tengo libre como Capitán del Este.. - le dijo solemnemente mientras dejaba el vaso vacío sobre la mesa se cruzaba de brazos sobre su pecho. - Mi nieta de parece a ella, pero no lo es, Freya murió hace mucho tiempo ya para que sigas en este sitio como un muerto más, Mizar.. - le dijo dando la vuelta hacia la puerta. - Estaremos esperando afuera tu desicion. Benjamin podía leer sus pensamientos y sabía que tenía la victoria asegurada ya. Solo lo dejaría solo para que pudiera arreglar su mierda solo antes de marcharse.

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Mizar A. Omega

Mizar lo escucho, de hombre a hombre, todo lo que al general le faltaba decir y luego de que éste acabó con su vodka, desfiló hasta salir de allí. No sin antes dejarle la duda puesta y la invitación hecha.  El moreno quedo prendado a la puerta de su hogar por la cual acababa de atravesar su tío abuelo, como si el viejo hubiera dejado su rastro tras de él. Acto seguido tomó los vasos vacíos y los dejó en el fregadero. Se apoyó en este mirando los platos sucios y luego subió su mirada hasta la fotografía de Freya que tenía sobre el lavaplatos. LA acarició con la mirada.- Yo aun te amo, sabes...-Le susurra a la foto como si quisiera disculparse por lo que estaba pensando.

Diez minutos después Mizar está vestido con una gruesa chaqueta y un modesto morral sobre su hombro. Toma la foto de Freya y la guarda en el bolsillo más cercano a su corazón y tras eso sale de su horrible y destartalada casa para toparse con Benjamín y el resto, quienes lo observaban pacientes, jodidamente alegres. Todos menos Nylah.

Hacía días pensaba en abandonar Siberia, desde que ella se había presentado abruptamente ante él como mensajera. Sabía que tenia que abandonar ese pueblo antes de volverse loco con sus suposiciones. Un mes después. Benjamín le había dado el pie para hacerlo.- No te creas tanto...No lo hago por ti. Seguro ya perdieron suficiente sin mi. Es obvio por sus feas caras que soy necesario para su espantoso juego de guerra. Es obvio que están perdiendo gente demás- Suelta con propiedad, ya frente a él. Pasa saliva desviando la mirada.- NI se te ocurra meterte en como manejo a mi ejercito. Al primero que se queje consideralo expulsado .- Suelta, imponiendo sus condiciones, sin dejar de observar a Nylah.

Él era considerado de los mejores capitanes, pero de los más temibles para entrenar a su gente.  Y dicho eso, está listo para montar a Ares, su fiel caballo de un negro opulento y brillante. El cual estaba amarrado a un lado de su casa. Cuanto antes se fueran para él era mejor, así no se arrepentía de la estúpida decisión que había tomado.

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Nylah J. Carter - Benjamín Marsden

  Aquello había sido fácil y Benjamin tenía la ligera impresión de que ni Finnick como mediador ni el mismo habían contribuido demasiado en la desicion final de su sobrino. Mizar se parecía tanto a su hermano que tenerlo entre sus tropas siempre significaría algo glorioso, no podía estar más orgulloso de todos ellos. De Theron, y Shane. De sus niños Rhett y Finnick y ahora su elemento rebelde Mizar.

El general sonrió mirando a su nieta que no parecía muy contenta con la desicion del moreno y areeo su caballo para comenzar a cabalgar la noche hasta perderse en la oscuridad seguido de sus soldados.

- Wao, al final no eras tan rebelde de todos modos.. - se burló ella al pasar a su lado, Nyls se colocó la capucha nuevamente y también se perdió de vista junta a Aura, su fiel montura.

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