75. ¿A quién se le ocurre..?

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

¿En qué momento había creído que eso era una buena idea? Elec suspiró mientras se observaba al espejo, recortándose la barba de forma más prolija. Una semana atrás, él había estado en la plaza de armas de la Corte Omega para recibir a las tropas. Zaden y Dante pronto se habían perdido de su vista al ver llegar a varios de sus amigos, los mellizos no eran niños hace mucho tiempo pero aún así Elec siempre estaba viendo por ellos. Pero en ese momento, y sin darse cuenta, su mirada buscó al mocoso al que había dado algunos consejos. Y maldita sea, pero en el momento en que Alabaster lo invitó a cenar como agradecimiento, él no dudó en aceptar. Todavía no entendía qué se le había pasado por la cabeza para aceptar la invitación a una cena de aquel macho, pero ya no tenía tiempo de cancelarlo. La peor parte era que una parte de él no quería cancelar esa cena y por eso estaba arreglándose.

- Ni que fuera una cita, Harrington..- se dijo con algo de malhumor mientras se ponía un pantalón verde inglés, zapatos color suela, camisa blanca con las mangas arremangadas, el clima estaba ideal, por lo que no necesitaba abrigo.- Esto es ridículo..- se quejó, saliendo de su habitación. Le había dicho que no a una cena con sus hermanos pequeños por aquella ci.. invitación.

Elec salió de la Corte Omega y se desapareció hacia el centro de Bucarest, apareciéndose en un callejón a unas diez manzanas del lugar donde se suponía se iba a encontrar con Alabaster Deveraux. Una parte de él quería salir corriendo y decirle a los mellizos que había cambiado de idea, y la otra, la más fuerte, siguió caminando hasta que por fin llegó a la puerta del restaurant, pero Deveraux no estaba allí. Eso era bueno, le daba tiempo de fumar un cigarro. Elec apoyó su espalda contra una de las paredes, sus tobillos cruzados, una de sus manos en los bolsillos, su mirada perdida en el piso superior del edificio de la acera de enfrente. Su mente vagando en tonterías totalmente ignorante de las personas, sobretodo hembras, que se lo quedaban mirando al pasar.

Con Alabaster Deveraux - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

- No, no se en que estaba pensando, lo invite a salir porque.. Pops, el ni siquiera.. - las mejillas de Alabaster ardían al hablar con su hermana mientras ella le arreglaba el cuello de la camisa, el castaño estaba nervioso. Si bien aquello había sido una promesa desesperada en el campo de batalla era su deseo tener aquella "cita". Su hermana le pidió que se calmara, que todo iba a ir bien si se comportaba como era.

Pero tenía una cita con el capitan Harrington, carajo.

Luego de tomar un té y recibir un poco de calma de du hermana mayor Baster estaba listo para salir. Sus heridas habían sido muy superficiales, tenia solo un raspón en su mejilla que sabía que en pocos días se curaría del todo y varias cicatrices ya curadas en su pecho.

Había llegado tarde, como siempre lo hacía a cualquier sitio, a Bucarest, el suspiro caminando al bar donde le había dicho se encontraría, el lugar funcionaba de noche solamente y tenía un buen menú y una carta de cervezas artesanales de las cuales necesitaba probar en ese momento y si podía ahogar su vergüenza allí. Baster tenia una camisa negra, al igual que sus pantalones y zapatos marrones oscuros, había decidido peinarse pero su cabello era demasiado rebelde. Lo busco en la entrada pero no lo encontró. Se fijó en su reloj, seguramente se había marchado, el se lo merecía por llegar casi veinte minutos más tarde que la hora señalada.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

El primer cigarro se le acabó muy pronto y Elec se sintió especialmente tentado de encender un segundo pero se lo pensó mejor. No es que tuviera importancia esa noche pero el olor a cigarro no era agradable. Elec miró su reloj de muñeca y alzó una ceja. Además de ser un maestro saltador era un obsesivo de la puntualidad. Tenía que relajarse, en especial en ese momento que podía escuchar a su hermano menor en su cabeza burlándose por lo estructurado que era, maldito Zaden desgraciado.

Alabaster llegó algunos minutos después, algo apurado mientras lo buscaba entre las personas que estaban allí y a Elec le gustó pensar que quizás estaba preocupado de no encontrarlo. Pero no iba a ayudarlo, él se cruzó de brazos y clavó su mirada en Deveraux, esperando a que sintiera esa incómoda sensación de estar siento observado. Algunos días no necesitaba preguntarse por qué estaba solo. Ese era uno de ellos.

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

El olisqueó su hombro, quizás se había puesto mucho perfume, las personas pasaban por la vereda de aquel bar apuradas por llegar a su destino y el castaño no podía ver bien para poder encontrarlo, debería haberse puesto los lentes de contacto pero estos habían terminado aplastados en medio de la guerra y ahora debía esperar dos semanas más para que le llegarán los nuevos recetados. Pero no podía caer a una cita con Harrington de anteojos, claro que no.

El al fin vio la figura nítida a la distancia del Capitán mirándolo. Su rostro se sonrojo apenas y espero que aquello no se notará en la oscuridad de la noche. O que Electrónico fuera bastante ciego como el.

- Buenas noches capitán, lamento la de..demora.. - se disculpó el más pequeño sin saber si estrechar su mano o.. si, estrecharia su mano porque no había demasiadas opciones decentes que se le ocurrían en ese momento.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

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Elec M. Harrington

La mirada de Deveraux encontró por fin a Elec y él sonrió de medio lado, acercándose a él a paso relajado, mirándolo de arriba abajo sin sentir ni un poco de vergüenza por ello. Al menos no era el único de los dos que se había vestido para la ocasión.- ¿Migraña o miopía?- preguntó Elec al estrecharle la mano, viendo cómo Alabaster fruncía un poco el entrecejo cada vez que quería enfocar la mirada en algo, detallista hasta lo obsesivo. 

- Tu dirás qué plan tenemos para esta noche..- agregó, Deveraux se había sonrojado, lo que reforzaba alguna de sus dos opciones de por qué el fruncía el entrecejo. Elec siguió a Alabaster al interior del bar, ambos caminaron hasta un apartado agradable dónde tenían la intimidad necesaria para conversar con tranquilidad. Las luces eran bajas y eso le gustaba, el ambiente en general era muy bueno. 

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

El frunció el ceño al escucharlo darse cuenta de su pequeño problema y sonrió leve. - Miopía.. perdi mis lentes en el frente.. - y era una suerte que solo había perdido aquello además de su querido amigo Gray.

El entro al bar seguido por el capitán y se sentó en un sitio donde las miradas curiosas los distrajera. - Te gusta.. el sitio, solemos venir seguido.. con mis amigos.. - le dijo amablemente, seguramente en una larga temporada no lo hicieran. Nylah no están pasando un buen momento, Grayson se había muerto y el apenas conocía a los de la Corte además de sus primos Black y sus hermanos.

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Elec M. Harrington

Un mesero se acercó a ellos para acercarles dos cartas apenas unos minutos después de que ellos se sentaran y saludó de forma familiar a Deveraux, que no demoró en decirle que venía seguido con sus amigos. Elec observó al mesero por un momento antes de devolver su atención al muchacho que lo acompañaba.- ¿No tienes lentes de montura?- preguntó curioso mientras continuaba ojeando la carta. Había varias opciones tentadoras. 

- Tomaré una cerveza roja, ¿estás antojado de algo en particular?- agregó, cruzándose de brazos sobre la mesa para observar a su acompañante.- ¿Qué tal el frente?- Elec era un hombre directo que no se andaba con rodeos, sabía lo difícil que había sido el combate a pesar de ser breve. 

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

Alabaster odiaba bastante el protocolo y las estructuradas reglas de su padre, no lo hacía a propósito pero casi siempre el poder llevarle la contra había sido uno de sus entretenimientos favoritos, eran completamente diferentes y muchas veces aquello le había costado un par de peleas y discusiones de las que no había salido nada bueno. Era imposible que el pudiera decirle a el que le gustaban los machos desde que tenía uso de razón. Ni a nadie más que dos o tres personas demasiado allegadas a el.

El miro la carta y suspiro sacando de su bolsillo sus anteojos de marco negro para poder leer atentamente antes de pedir aunque siempre era lo mismo para el, pedir una Honey, una tabla de patatas fritas con algunas salsas, nuggets de pollo y varios bastones de queso. - Quieres compartir la tabla o pedir algo más? - le ofreció, quizás aquello fuera mucho para el.

- Espero no regresar en un largo tiempo.. - se sinceró con una mueca, la guerra había abierto una brecha en el que separaba incluso lo que había sido antes de ese momento después.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

La luz baja del lugar y la letra pequeña de la carta no ayudaba a la mala visión de Alabaster, y por algún motivo Elec se sintió satisfecho al ver cómo él sacaba un par de lentes y se los ponía. Elec siempre era muy atento a su entorno pero en ese momento y con Deveraux él no perdía detalle de lo que hacía, ni lo más mínimo.- Nachos con guacamole, muchos..- se sentía relajado y que podía darse el lujo de comer basura por una noche. Sus hermanos menores solían decirle que no podía ser el perfecto e implacable Capitán Harrington a tiempo completo. 

Elec sonrió apenas de medio lado al escucharlo hablar del frente, guardando silencio mientras el mesero les dejaba sus cervezas y prometía traer la comida pronto.- Quisiera decirte que con el tiempo te acostumbras y se vuelve más fácil, pero no suelo mentir..- la mirada celeste de Elec se clavó en Alabaster antes de darle un trago a su cerveza.- Vas a sobreponerte, eres más duro de lo que pareces..- agregó y era toda una gentileza viniendo de Elec Harrington.

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

Baster tomo un poco de su cerveza al llegar mientras su mirada le observaba detrás de los cristales de sus anteojos.

- Mi mejor amiga perdió a su compañero en esta guerra, podría haber sido yo, o mi hermano.. pero fue el tipo más bueno de la Corte el que tuvo que morir allí.. - murmuró, claro que se haría fuerte con el tiempo pero aún así jamás hablaría de aquello como lo que todos allí hacían. Un trámite y un deber más. Baster estaba bastante frustrado por todo aquello.

Cuando su tabla llegó el agradeció y tomo algunas papas y se las llevo a los labios, observando los bonitos ojos de su acompañante ahora que podía verlos más detenidamente.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

No sabía con quién había estado hablando Alabaster del tema pero los combates nunca eran un trámite y ya. Se perdían vidas, se destruían familias. Nunca era algo sencillo. Elec apretó la mandíbula por un momento, su mirada clavada en la lustrosa madera de la mesa, lo que le dió a Alabaster la oportunidad de apreciar sus rasgos de cerca.- ¿Por qué soldado? Pudiste haber sido tutor, médico, o hacer una vida por fuera de la Corte Omega..- quiso saber, era obvio que ese muchacho no era material para la guerra desde lo emocional. Siendo un Black, incluso podría dedicarse a no hacer nada durante su larga vida.

- Realmente pudo haber sido el imbécil de tu hermano, aún no puedo creer que se haya quedado luchando en el frente siendo que no es un soldado..- agregó, aunque fue más un pensamiento en voz alta. Los rumores corrían rápido en la Corte Omega y claro que él se había enterado de como Grant había luchado junto a Cadmia. Elec tomó unos nachos y los paso por salsa barbacoa para el primer bocado y luego salsa tártara, pasándose la lengua por los labios con lentitud, distraído mientras pensaba sobre su próximo bocadillo. 

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

Sin duda era un afortunado de que el macho más guapo de la Corte Omega estuviera cenando esa noche allí con el. Baster lo observaba detenidamente mientras se pasaba una mano por el mentón, con bastante barba luego de pasarse esa semana en vela los días que le tocaba cuidar y acompañar a su mejor amiga.

La pregunta de Harrington lo agarro con la guardia baja,no había una respuesta sencilla a esa pregunta. - Es complicado, quizás algún día pueda contarte algo de todo eso.. - le dijo quitándole valor a lo que había hecho y comiendo uno de los machos de Elec. - Fui entrenado por mi abuelo materno, para el dominio completo de mis poderes.. - le explicó solo una parte de aquello. Cómo Elec abría y cerraba los labios al masticar estaba poniendo a Baster bastante duro dentro de sus pantalones.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

Elec Miles Harrington no estaba acostumbrado a que lo hicieran esperar por nada, y que Alabaster le dijera que quizás un día le contara, como si le estuviera haciendo un favor fue una completa novedad.- Soy un macho impaciente Deveraux, así que más te vale que sea una buena historia..- le dijo tomando un nugget de pollo, sintiendo el roce accidental de los dedos de su acompañante al hacerlo. 

Ambos se observaron por un segundo, al parecer Elec no había sido el único que sintiera esa suave corriente eléctrica. Pero no quería hacer caso a eso, el solo volvió a su comida, disfrutando del sabor.- ¿Manipulación y aparición, o hay algo más?- quiso saber, se sentía más curioso sobre ese macho de lo que podía admitir. Elec dió un trago más a su cerveza, el lugar era en verdad bueno.

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

Había sentido ese pequeño roce, Alabaster se quedó muy quieto en ese momento como si se moviera sería descubierto. El levanto su mano lentamente para llevarse una papa a los labios y se rió al escucharlo tan impaciente, encogiendose de hombros.

- Control Mental y manipulación, algo parecido . - le corrigió asintiendo, y en ese momento podría obligarlo a besarle, sería interesante ver como un macho como Harrington se dejaba hacer por el. Porsupuesto que no iba a hacerlo, pero la idea de besarlo en ese momento, no le desagradaba para nada.

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¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

Aquello era interesante, Elec alzó una ceja al escuchar a Alabaster, pasándose una mano por el mentón de forma contemplativa mientras pensaba en los alcances de poderes así. Había experimentado parte de esos poderes de primera mano.-¿Cómo funcionan? Quisiera verlo..- preguntó y se pasó la lengua por la punta de sus colmillos que parecían apenas descendidos, lo cierto es que en su estado de descanso los caninos de Elec eran apenas más largos que los de un humano promedio.  

Era raro que él se mostrara tan conversador pero estaba decidido a qué salir a cenar con otro macho al que apenas conocía no implicaba nada más y que él podía ser relajado y descontracturado, no como solía decirle su hermano pequeño, ese cabron. 

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

Bien, debía de dejar de pensar en lo sensual que se veía el tipo, pero no pudo evitar mirar cómo se reclama los colmillos, haciéndolo bajar la mirada avergonzado de sus pensamientos. Alabaster tomo un trago largo de su cerveza y otro más para disimular su estado. El le estaba pidiendo una demostración de su poder. Su abuelo siempre le había dicho que no debía demostrar jamás lo que realmente podía a hacer a alguien que no conocía del todo.  

Baster suspiro mirando las papas que le quedaban y luego a su alrededor. - Solo algo pequeño.. - le dijo llamando al  barman para que se acercara. - Me he enterado que esta noche la casa invita a esta mesa, no es verdad? - le pregunto al muchacho y este asintió con una sonrisa leve - Nos gustaria una cerveza más.. - le pidió para que esté se retirara y volviera cambiándole los vasos vacíos  por otros llenos para ellos.

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¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

Bien, la demostración de poderes de Alabaster le dejaba en claro a Elec que ese hombre sería mucho más útil fuera del campo de batalla, su curiosidad aún más fuerte sobre los motivos que lo habían llevado a esa decisión. El mesero se volvió a acercar a ellos y Elec se rió al escuchar a su acompañante, una carcajada rica y masculina.- Así es fácil invitar a cenar..- dijo con una ceja alzada, observando a Alabaster con intensidad, sus ojos celestes perforándolo.

El mesero volvió con dos nuevas pintas para ellos y Elec le agradeció antes de volver a su acompañante.- Tu plan es emborracharme, o..- dijo y pudo haber sido un ligero coqueteo, pero no quería pensar en que había sonado de esa manera. Él no estaba coqueteando con Alabaster. Su rostro estaba ligeramente sonrojado entre la cerveza y el calor del lugar que comenzaba a llenarse.

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Alabaster K.  Devereaux

No solía hacer aquello y seguramente el castaño dejaría luego algunos billetes de más en el bolsillo del delantal del mesero luego pero solo era una pequeña demostración y con ello había logrado escuchar la risa fresca del capitán por lo que se sentía el vencedor de esa noche. El volvió a colocarse los lentes.

Harrington estaba coqueteando con el? Baster se sorprendió con aquello, avergonzado ante lo que ese macho le decía. - Nono, no quiero emborracharte.. - se defendió negando. - Cuéntame de ti, hace mucho tiempo vives en la Corte? - le pregunto interesado en el y para pasar de su vergüenza.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

Hablar de su vida personal no era algo que Elec hiciera con nadie, lo se sabía de él era poco, por no decir nada. Pero en ese momento, con Alabaster se sentía un poco más proclive a hacerlo, Elec quería pensar que era porque dos cervezas después, comenzaba a sentirse un poco más ligero.- Hace casi veinte años, llegué con mis hermanos a los quince, o dieciséis..- le contó, su mirada celeste se había oscurecido mientras fingía concentrarse en lo que estaba picando de la tabla.- Tengo dos hermanos más pequeños, son mellizos y dos períodos más pequeños que yo..- Zaden y Dante eran la razón de su vida, había matado al imbécil de su padre por protegerlos y mataría a cualquiera que alguna vez los amenazara.

La mirada oscurecida de Elec encontró a Alabaster, había algo extraño en su forma de mirarlo, algo en él que quería abrirse a ese macho que apenas conocía, y la parte más racional y formal de Elec no quería ceder de esa forma, no quería darle a nadie una llave para que pudiera dañarlo.- ¿Algo más?- Elec sonrió de medio lado sin mirarlo, volviendo a su vaso de cerveza.

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

El más pequeño de los Devereaux observo detenidamente al capitán, curioso al ver como cambiaba su expresión al hablar de su familia, el si que había estado tiempo en la Corte a diferencia de el que solo había pasado algunas Navidades y veranos allí con sus padres y hermanos cuando era más pequeño.

- Ellos también son soldados? Quizás los haya visto aunque.. aún no se demasiados nombres y esas cosas.. - le dijo relajado ante la charla, el bebió de su nueva cerveza como si fuera agua ya, quizás por aquello estaba más distendido pero le agradaba el ambiente que creaba su acompañante. - Mi hermano mayor, Grant también me lleva dos periodos.. - le dijo encogiéndose de hombros, ya al crecer aquella diferencia apenas se notaba ante ellos.

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Elec M. Harrington

La diferencia de edad con los mellizos no se notaba, aún así para Elec ellos dos seguían siendo niños indefensos a los que él tenía que proteger de un padre violento y abusivo. Elec apretó la mandíbula al sentirse invadido por los malos recuerdos, su mirada celeste encontró a Alabaster y él abrió la boca más no dijo nada, solo se terminó su cerveza para pedir la tercera.- Son soldados, los dos..- murmuró, recordándose que nada pasaba, que no tenía de qué preocuparse y que había enseñado bien a ambos como para que pudieran defenderse.- Zaden y Dante son soldados dentro de mi tropa..- le explicó.

Los tres eran muy unidos, y aún así le había llevado semanas convencer a Zaden de que se uniera a sus tropas, su hermano adoraba llevarle la contra.- Zaden ama ser un dolor en el culo, y Dante es demasiado temeraria para mi tranquilidad..- agregó, más suelto y dispuesto a la conversación.

- Bien Deveraux, ahora yo quiero respuestas..- dijo, volviendo al motivo por el que él se había vuelto soldado. Elec era un ave de presa y nunca dejaba algo hasta que no conseguía lo que quería. Y en ese momento quería que ese hombre hablara para que él pudiera concentrarse en otra cosa que no fuera la manera en la que se movía su boca, y cómo lo observaba. Quizá fuera hora de dejar de beber.

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¿A quién se le ocurre..?

Alabaster K.  Devereaux

 Se notaba como Elec hablaba de sus hermanos lo Unidos que ellos eran, el también amaba a sus hermanos y siempre andaba detrás de los mayores pero aún así había algo más que la voz de el macho aquel ocultaba a sus palabras pero no a Alabaster, si, era bastante protector con ellos. El asintió relajado pero sus ojos se oscurecieron cuando el le pidio volver sobre el tema de su desicion por ser soldado.

Baster tomo un nuevo trago de su cerveza, terminándola y desvío la mirada a la barra y luego a su reloj, cualquier cosa que lo distrajera de la mirada de Harrington. Se notaba que le costaba demasiado hablar de aquel tema, y si le había dicho que luego iba a pensar en decirle aquello se refería a otro día.

- Necesitaba irme de la casa de mis padres.. no puedo decir que ellos no sean buenos padres porque lo son pero.. - no la estaba pasando bien en ese momento. De golpe se había parado y se despedía de su acompañante diciéndole que había recordado algo importante que debía hacer. Baster le dejo a Dion el dinero de la cena en la mesa del bar y salio torpemente hacia afuera.  

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Elec M. Harrington

¿Qué había pasado? Elec se quedó mirando como Alabaster se ponía de pie antes de salir de allí.. ¿huyendo? De acuerdo, no había que ser un genio para saber que algo allí no iba bien y que Alabaster no estaba bien. Y si fuera otra persona, Elec lo hubiera dejado marchar sin pena alguna, pero hacer aquello con ese macho se sentía como incorrecto. Él se puso de pie y lo siguió hasta alcanzarlo a pocos metros de la entrada. Sin mediar palabra lo tomó del brazo y lo metió al callejón más cercano, inmovilizándolo contra la pared, una de sus manos a la altura de la cabeza de ese macho y la otra sujetándolo por la mandíbula.- ¿Qué fue todo eso, estás bien?- preguntó con una nota de preocupación. El muchacho lucía atormentado y Elec no pudo evitar sentirse mal por él.

- No tienes que preocuparte Deveraux, todo está bien..- agregó, lo suyo no eran las relaciones interpersonales, sabía que su intento de consolarlo era bastante pobre pero de momento era lo mejor que podía hacer por hacerlo sentir un poco mejor. Ambos machos estaban demasiado cerca, Elec invadía su espacio personal sin poder evitarlo.

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Alabaster K.  Devereaux

  Estaba abatido. Alabaster había llegado fuera del bar y el aire nocturno había logrado despejar su mente apenas del tormento que sentía en su interior. El suspiro echando a andar cuando una mano lo jalo de su camino para inmovilizarlo contra la pared. La mirada celeste de Alabaster se quedó fija en el hombre frente a él como si no lo conociera al principio hasta reparar en que era el macho del que estaba enamorado desde que había llegado a la Corte quien lo tomaba de la mandíbula de aquella manera.

El castaño miro sus labios demasiado cerca de el y enceguida los alcanzó con los suyos para besarlo lentamente mientras tomaba al mayor por la nuca para acercarlo, el le beso suavemente hasta separarse respirando con fuerza. - Ellos no quieren que sea esto.. y también tu ahora creerás que soy un desviado.. - termino por explicarse con tristeza, pidiendo que lo soltara sin tener que recurrir a sus poderes. Ya no quería nada de aquello. Solo quería dejar de sentirse tan mal cada vez que pensaba en lo que había sucedido. Baster desapareció en el callejón directo a las puertas de la Corte Omega, tenia demasiado temor de lo que ese hombre pudiera decir de el en la Corte o incluso que toda su familia se enterara de que le había besado.

Con Elec Harrington - 10 PM - Bucarest

¿A quién se le ocurre..?

Elec M. Harrington

Esperaba un empujón o un puñetazo, pero no un beso. Elec se quedó muy quieto en su sitio al comienzo antes de abrir la boca para recibir el beso de Alabaster, apretando su mandíbula hasta que el otro se soltó de él hablabando mierda y se marchó, dejándolo solo. ¿Qué mierda había sido todo eso? Elec gruñó, no iba a dejar eso así. Él se tomó un segundo para desaparecerse de allí, apareciendo nuevamente en el punto más cercano de aparición de la entrada de la Corte Omega. No tenía idea de dónde estaba la habitación de Deveraux pero no le costó averiguarlo. Ahora tenía más dudas que antes y exigía respuestas.

Elec se encaminó hacia la habitación de Alabaster y no más llegar no esperó, ni llamó a la puerta, la abrió y la cerró de un portazo, encontrándolo dando vueltas por la habitación. No le dijo nada sino que lo tomó con fuerza de la camisa y lo besó poniéndolo contra la pared, su cuerpo apretado contra el de Alabaster. El instinto de macho arcaico le decía que lo golpee hasta hacerlo sangrar, pero había algo más fuerte que necesitaba sacarse la necesidad que le había dejado ese beso. Y maldita sea, iba a responder a ello.  

Con Alabaster Deveraux - 10 PM - Bucarest