9. Deja de meter tus narices en todo.

Deja de meter tus narices en todo.

Ramona MacFayden

— A ver si les facilitan otra ronda de chupitos a las reinas de este lugar. — Ramona acababa de ponerse de pie sobre la silla con un shot de tequila en la mano. El bar estaba poblado y tanto ella como sus amigas apenas se enteraban de lo que sucedía por el nivel de ebriedad que manejaban. Aún así, incluso en ese estado, sus movimientos eran gráciles y relativamente controlados. Con un vaivén apenas perceptible se bajó de la silla, después de asegurarse que los meceros la escucharan con atención. Un silbido se escuchó a lo lejos y la castaña respondió con un ademán de la mano, como si aquella reacción le hubiera dado algo de vergüenza: nada más lejos de la realidad. Sin embargo no pensaba ponerse a buscar entre la multitud al dueño del sonido. Si estaban interesados que vinieran por ella.

Se acomodó en su silla mirando con complicidad a Dove, para luego guiñarle un ojo. — En este mundo hay que luchar por las cosas que uno quiere, y es importantísimo mostrar autoridad. Sino, te pasan por encima. — Peinó un mechón de cabello suelto, dejándolo detrás de su oreja. Una risa producto del tequila afloró entre sus labios, y a la misma se unieron el resto de sus amigas. ¿De qué reían? ¿Qué importaba? Sonrió al joven que llegó rápidamente con sus tragos, incluso se detuvo a observarlo con cuidado. Sus miradas se encontraron y Ramona se mordió el labio inferior, un gesto muy sutil. Con ella era difícil saber cuándo le coqueteaban por su poder y cuándo era natural. Estaba por comenzar una conversación con el empleado cuando otra figura masculina apareció frente a ellas, acercándose a la mesa que ocupaban.

Zora Eternalfire.

— ¿Y tú qué haces aquí? ¿Vienes a arruinar la diversión? — preguntó, dejando en alto su perfilada ceja derecha.

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Zora & Dove Eternalfire

Ya no se acuerda hace cuantas horas están allí pero no parecen tantas cuando esta en compañía de las chicas y con rondas infinitas de shots de tequila Sunrise sobre la mesa. Sobre todo cuando finalmente ellas no tenían que pagarlo. Por que  esa era la gran razón por la que iban tan seguido a ese bar. Era como una cávala. Cada vez que iban allí, parpadeaban un par de veces al aire y luego los hombres les regalaban alcohol por montones. Y esa era la razón principal de por que ella y Ramona se lanzaban ese tipo de miradas tan cómplices. Se reían internamente de lo fácil que resultaba salir del "amapola" todas volteadas y sin gastar prácticamente nada.

Cuanta sabiduría...- Comenta y luego suelta una carcajada ligera ante el consejo de vida de su prima, enviando a la vez una mirada lasciva al chico de la mesa de en frente por que sabe que la ronda que acaba de llegar ha sido pagada por él y de cierta forma se le agradece.

Esta en medio de aquel coqueteo inadvertido por sus amigas cuando siente como la voz de Ramona pasa de fiestera a gruñona y eso sólo pasaba por un par de razones que francamente podía enumerar con una mano. SU mirada abandona la del chico y luego sigue la de su amiga hasta dar con la fuente de su desagrado. Su hermano Zora estaba frente a su prima, al otro lado de la mesa. Había llegado hasta allí en modo ninja.

Zora observó a Ramona fijamente por unos largos segundos sin decir absolutamente nada y luego de la nada dejo caer sobre la mesa, sonoramente, el casco de respuesta que llevaba para Dove como respuesta al comentario que ella acababa de lanzarle.- Arya me ha dicho que venga por tí...- Suelta, ignorando completamente a las demás chicas, especialmente a Ramona y dirigiendo su mirada solo a su hermana.

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Ramona MacFayden

¿Por qué querían pinchar su burbuja de felicidad? La diversión que hasta hacía tan sólo unos segundos había dominado su rostro había sido abruptamente reemplazad por el fastidio. Se echó hacia atrás al escuchar el ruido del casco contra la mesa, ¿qué mierda le pasaba? ¿Quería lastimarle los dedos? O aún peor, ¿y si derramaba los tragos?Enarcó ambas cejas en un gesto impaciente, no sólo venían a arruinarle la velada sino que Zora pretendía hacer como si ella directamente no existiera. No, eso no lo iba a permitir. Alzó una mano, deteniéndola en el aire entre todos los ocupantes de la mesa. Solía hacer ese gesto antes de decir algo que, ella creía, era importante. Entreabrió los labios y dejó que su lengua delineara una sonrisa falsa, claramente afectada por la situación. — Zora, querido, aquí estamos celebrando, ¿acaso no lo ves? Tu hermana está ocupada, y estoy segura de que dentro de un rato lo seguirá estando aunque dudo que la posición sea la misma que ahora. No deberías ser tan PÉSIMO hermano, ¿no crees? — preguntó, aunque no esperaba una respuesta real.

Ramona se puso de pie, echándose el cabello hacia atrás para que cayera perfectamente lacio sobre su espalda de hombros descubiertos. Extendió las manos hacia el casco y lo sujetó con algo de delicadeza, no por miedo a romperlo sino porque no quería tocarlo demasiado. Había algo de asco dibujado en su expresión facial. — ¿Por qué mejor no tomas tus cositas y te vuelves por dónde viniste? No tengas miedo que tu mami te regañe, en algún momento tienes que crecer, ¿no? — Sonrió ampliamente con los brazos extendidos en su dirección. Dove no iba a irse de allí y nadie iba a marcar autoridad en su lugar. Zora estaba totalmente equivocado si pensaba que le permitiría manejarse con tal impunidad.

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Zora & Dove Eternalfire

Dove le había comentado a su madre que quería que llamara a un taxi para que fuera a por ella en la noche pues al día siguiente tenía práctica con su nuevo tutor por la mañana. Generalmente se las saltaba, pues tenía facilidad para controlar sus poderes, aunque no del todo. Pero no necesitaba mucha práctica siendo su madre la Jefa de tutores. Aunque por la misma razón debía presentarse ahora, al menos el primer día. Aunque en vez de enviar un auto, su madre decidió enviar a Zora en persona. ¿En qué estaba pensando?. Se muerde el labio mirando como la vena de la frente de su amiga comienza a hincharse de rabia al ser completamente ignorada por él. Encima ya estaba algo borracha.

Por su lado el rubio rueda los ojos ante toda la cantidad de palabras sin sentido que provenían de la boca de Ramona, aunque sin desviar la atención de su hermana. La morena casi siempre era una persona molesta pero con él se esmeraba más de la cuenta en joderlo. Y mientras más la ignoraba, ella más lo jodía. Zora levantó una de sus manos para pasarla por su cabello. Parecía un modelo profesional, aunque su intención era demostrar indiferencia. Aunque por accidente sus miradas chocan. La de él calma, como la de alguien al que nada de lo que le dijeras le podía importar, y la de ella furiosa.

¿Qué intentas, que sienta pena de tener una madre?. ¿TE sueles escuchar, Ramona?. ¿La cantidad de burradas que hablas?.- Zora ni siquiera vivía con su familia ya. Él estaba viviendo en el instituto en completa soledad, como siempre le apeteció. Aunque siempre fue el más independiente de sus hermanos y ella lo sabía, después de todo eran primos.- Ve alistando tus cosas, no tengo todo el jodido tiempo del mundo para soportar los berrinches de Ramona...- Ésta vez se dirige a su hermana y ella se levanta automáticamente para hacer barrera entre él y su prima.

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Ramona MacFayden

El conjunto de expresiones que decoraban su rostro fueron reemplazadas en su totalidad por el fastidio. Con una ceja en alto y los labios en una fina línea, Ramona soltó el casco sobre la mesa, que terminó rebotando y concretando su recorrido en el suelo. Tenía suerte, parecía que el plástico no había sufrido daños notorios. Dove podría meterse en el medio entre ambos pero no podía evitar la tensión que desprendía su cuerpo entero. Quería aniquilarlo. Había pocas personas que no se dejaban amedrentar por sus comentarios irónicos o incluso, por qué no, por su simpatía, que si bien no siempre era honesta, sí era bien actuada. ¿Cómo podía contradecir sus palabras de aquella manera y que nadie notara que ni siquiera respondía con lógica?

— Digo que no entiendo por qué vas haciendo recados y jugando la del hermano mayor responsable cuando... bueno, te queda mucho mejor el de ermitaño. — A pesar de que las palabras salieron con serenidad de su boca, y las comisuras de las mismas se tensaban hacia arriba, su mirada no demostraba felicidad alguna. — Creo que no has entendido, Zora. Tu hermana no se va a ir de aquí, y tú no vas a interrumpir nuestro festejo. Dove. — alzó la mano para apretar el hombro de su prima y amiga, que ahora funcionaba como barrera entre ellos. Se adelantó y sólo cuando estuvo frente al rubio, dibujó una sonrisa en sus labios, justo antes de ladear el cuello y observarlo de pies a cabezas. — ¿Por qué vives enojado, primo? — preguntó, relamiéndose los labios al terminar la pregunta en un gesto que parecía inconsciente pero que no lo era en verdad. — ¿Quieres que te ayude a... relajarte un poco? — Ramona alzó su mano y, así como había hecho con Dove, la colocó en el hombro derecho del joven. — Ya sabes, sólo tienes que pedirlo y te sentirás... mucho mejor. — En el medio de sus palabras suspiró. Esperaba que Zora entendiera que podía usar sus poderes en cualquier momento con él.

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Zora & Dove Eternalfire

Le parecía ridícula toda esa situación, sobre todo cuando fue la misma Dove quien pidió que la fuesen a buscar para no tener que irse sola en un taxi por la noche. Obviamente, la muy idiota de su hermana no se lo había mencionado a sus amigas, para hacerse la muy independiente y realizada frente a ellas. Como si Zora fuese a ser su esclavo frente al grupo de descerebradas del que era parte. La miró fijo y alzó una ceja, incitándola o a reconocer la verdad o tomar el puto casco e irse de una vez de allá. No le apetecía el hecho de que Ramona se le acercara con tanta confianza.

Por suerte, no eres la que toma las decisiones aquí.- Suelta, resignado con Dove. Toma la mano de Ramona y la aparta casi como si de un mosquito se tratase. Sabía que ella iba a empezar a utilizar sus poderes pronto y la verdad, aunque estaba preparado para ese tipo de situaciones, no le apetecía darle ese lujo a su prima.- O te subes a la puta moto o te dejo y te devuelves sola, Dove.-  Suelta ese arsenal con una calma que no pega, observando fríamente a su hermana. No es como que él se muriese por estar allí y hacerle ese favor. Por cierto que en el fondo se preocupaba de su bienestar, pero cuando estaba Ramona involucrada, no e apetecía estar cerca de su hermana.

Y sin más, dio media vuelta y emprendió camino hacia afuera, harto de la presencia de Ramona. Ella siempre le absorbía la energía y lo dejaba más malhumorado de lo normal.

Dove se mordió el labio y beso rápidamente la mejilla de Ramona, yendo tras el casco que había caído al suelo.- Lo siento, bebé. Mañana tengo entrenamiento y le había pedido a mamá que mandara a alguien por mi ...- admite ya alejándose de su amiga para no tener que lidiar con los regaños. - No sabía que mandaría a Zora.- Sonríe amplia, divertida mientras se pone el casco y sale de allí rauda.

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