75. It ain't over 'til it's over

It ain't over 'til it's over.

Ramona MacFayden

— ¿Adivina qué estoy por hacer tan temprano en la academia? Ajá, estoy por ver al odioso de tu hermano... Sí, Dove, ya sé que es mi primo. ¿Por qué me recuerdas esas cosas? Oye, te dejo que lo veo. A la noche en el bar, besitos. — cortó la videollamada que tenía con su mejor amiga y guardó el móvil en el bolsillo de su sudadera sin moverse demasiado de su lugar. Ramona estaba apoyada junto a la puerta del simulador Omega sólo recargando un hombro en la pared, mientras esperaba que su cita llegara. Zora Eternalfire, uno de los niñitos prodigios de aquella generación. ¿Qué si le importaba? Le daba completamente igual. Ramona no competía por habilidades, sólo estaba harta de las exigencias de los demás. Llevaba años intentando dominar el maldito poder que había heredado y, aunque jamás iba a decirlo en voz alta, ya no quería ver más decepciones en los rostros de los tutores por los que había pasado.

Si de verdad Zora podía ayudarla, como su orgullo enorme lo indicaba, tenía que intentarlo. Eso sí, no iba a ser suave y amable con él sólo por eso. Nada de eso cambiaría su relación.

— Iba a preguntarte si la cara de ogro es por la hora, pero, claro... ¡qué tonta soy! Si es tu cara de todos los días. — pronunció aquellas palabras de malicia cuando el rubio estuvo lo suficientemente cerca como para oírla. Se apartó de la pared y frotó una palma de la mano contra la otra. — Bien, ¿qué haremos? ¿Utilizas métodos de tortura o cómo funciona tu mente? Lo dudo, eres muy aburrido para eso. — Ramona no tenía pensado abandonar ese comportamiento hacia él nunca. Solía ser algo malvada con las personas que no integraban su círculo íntimo, pero con Zora parecía esforzarse aún más. Esperó a que, como tutor, abriera las puertas del simulador e ingresó con él tomando la delantera. Nunca se quedaba atrás. — Supongo que tengo que darte un parte o algo así, como si estuviéramos en terapia. Pues te diré. Hay momentos en que lo controlo súper bien, ¿sabes? Tengo habilidad con un punto en especial, pero eso ya lo sabes. — En la academia todos decían que Ramona podía atraer a cualquier persona con sólo un pestañeo, y probablemente si no fuera tan guapa, lo adjuricarían sólo a su manipulación. — En fin, todo lo demás se me sale de las manos. No tengo idea por qué puede ser, ya me lo preguntaron.

Con Zora Eternalfire ∘ 9:00 a.m. ∘ Simulador Omega [Solamente los administradores pueden ver este vínculo]

It ain't over 'til it's over.

Zora Eternalfire

Zora era eso que llamaban, un ser único en un millón. Desde pequeño había mostrado habilidades ejemplares para controlar los poderes que heredó de su gen mutante. En parte por que había nacido con una excelente percepción e inteligencia que lo hacían siempre mucho más maduro que el resto de los de su edad, y además por que venía de una familia de mutantes clase A, liderados por su abuelo Koda, quien apenas percibió un rastro de habilidades en él lo tomó como su discípulo. Es que ellos simplemente congeniaban como la mano al guante. Poseían el mismo carácter. Y gracias a eso pudo avanzar de manera apresurada dentro del instituto, tanto, que sus últimos años en él fueron un mero trámite. Una preparación previa para el cargo que en opinión de muchos, le destinaba a ser.  

Se volvió el tutor más joven en décadas. Algo de lo que definitivamente no estaba seguro, puesto que no era un ser de paciencia infinita que se llevara bien con las demás personas, pero el grupo de tutores del instituto insistieron, por lo que ya llevaba dos meses ejerciendo, entrenando a los más pequeños, con los cuales aparentemente tenía un don. Aprendían a la par de lo horrorizados que quedaban, y aún así era apreciado. Un fenómeno sin duda extraño. Por que por más que se empeñaba en infundirles miedo, ellos cedían y terminaban confiando en él a ciegas.

llevaba bastantes progresos hasta que la noche anterior el jefe de tutores lo llamó para darle un proyecto extra. Uno especial, dijo. Uno que lo tenía malhumorado desde que supo su nombre. Una estudiante mayor que él conocía perfectamente y que no estaba mostrando avances. Básicamente, eran una de sus últimas alternativas. No importa cuanto se negó, el trabajo se le impuso. Y allí estaba, apoyada en el frontis de Omega, esperándolo.

Estacionó su negra y plateada motocicleta frente al instituto. Se bajó con serenidad y se sacó el casco protector, dejando al aire su largo cabello rubio amarrado. La observó a lo lejos y suspiro pesado.
Caminó hasta ella y ni bien ella pudo distinguirle el rostro, comenzó con su verborrea. Dios, cuanto la aborrecía. Lástima que aparte de su alumna, era su familia. Rodo los ojos, meditando si habría un método rápido que pudiese utilizar para salir de esto. No lo había.- Podrías simplemente intentar mantener la boca cerrada, quizás así puedas aprender algo, para variar, Ramona.- Suelta apenas encontró un espacio para hacerlo. Obviamente la mirada desdeñosa de ella fue instantánea, algo que hizo aparecer una sonrisa pequeña pero maliciosa en su rostro. Y antes que ella pudiera responderle, le dio la espalda y comenzó a caminar al simulador.- Andando, no tengo toda la mañana.- Ordena. Ella podía no hacerle caso pero para él sería lo mejor, podría alegar rebeldía por parte del alumno y zafarse de la tortura esa misma tarde.

Con Ramona ∘ 9:00 a.m. ∘ Simulador Omega [Solamente los administradores pueden ver este vínculo]