90. Esto es tu problema

Esto es tu problema

Lucian C. Harwood

Amaba a su madre, pero Aisleen iba a volverlo loco. Lucian se pasó una mano por el rostro, mirando de reojo la carga en el asiento del copiloto. Ni siquiera sabía cómo acabó metiéndose en un problema como ese. O mejor, sí lo sabía: no podía decirle que no a su madre. Nunca pudo. Era un niño de mamá, siempre lo fue. Lucian avanzó cuando el semáforo le dio paso, si Google no mentía, la clínica a la que estaba yendo era la única abierta a pesar del frío del invierno.- Esto te pasa por querer pasar más tiempo con tus padres, ahora jódete..- se dijo una vez que aparcó en la acera, su mirada puesta en la caja que transportaba. Viviendo en Nueva York no tenía esa clase de problemas, pero claro, allí no estaban sus padres tampoco. O sus amigos. Lucian se puso su abrigo y tomó la caja con los dos gatitos para salir del automóvil, directo a la puerta que todavía tenía el cartel de abierto colgando.

Al entrar, no encontró a nadie, solo un perro que dormía perezoso tras el mostrador. Lucian barrió el lugar con la mirada, su pie derecho se movía en su sitio con rapidez. Iba a dejar la caja y marcharse cuando una mujer rubia apareció como salida de algún consultorio u oficina. Su rostro se le hacía familiar, pero no podía precisar con certeza de dónde es que la conocía. Teniendo en cuenta que la mayoría de las familias allí llevaban décadas y que casi todos ellos eran mutantes, no era una locura pensar que alguna vez coincidió con ella, quizás en el Instituto Omega.- Hola, mi madre recogió a estos dos, pero no puede ocuparse de ellos porque está por irse de viaje..- dijo en cuanto la mujer llegó al mostrador, empujando apenas la caja hacia ella para que pudiera ver a los animales. Eran dos hembras, las dos blancas de ojos celestes, pero una con parte de su pelaje gris, y la otra negro. Eran bonitas, y medio tontas, tenía que decirlo, pero él no tenía ni el tiempo ni las ganas de ocuparse de ellas.

- Ya comen solas, hacen sus porquerías en las piedras, están desparasitadas y tienen su primer vacuna, ahora, necesitan un hogar..- Lucian era un hombre de negocios, una persona práctica. Con la genética que tenía, ninguno de sus padres comprendía a quién salió así, pero él era tan práctico que un detalle como ese no le interesaba en lo más mínimo.- No tienen nombre, a la negra la llamo uno y a gris dos..- dijo y se encogió de hombros. No era su culpa que no se le dieran esas cosas.

Con Willa Ackerman Deveaux ◦ 19 hrs. ◦ Clínica veterinaria [Solamente los administradores pueden ver este vínculo]