7. Smile, honey.

Smile, honey.

Dianna Leigh Gregory.

-Había una vez un hombre muy rico que tenía tres hijas. De pronto, de la noche a la mañana, perdió casi toda su fortuna. La familia tuvo que vender su gran mansión y mudarse a una casita en el campo..- Había leído ese hermoso cuento dos veces en ese día, parecía ser que a Katie La Bella y la Bestia le fascinaba, su rostro pequeño adquiría expresiones que a Dianna fascinaban, la niña solo tenía seis años y había pasado por dos intervenciones de urgencia en su pequeño cuerpo, estaba internada en el hospital hacía largos meses y según los médicos ella no iba a recuperarse. La pequeña Gregory no podía decirles nada, pero ella tenía una confianza ciega de que eso no pasaría si  se dedicaban a hacerla feliz y eso era lo que se proponía hacer todos aquellos días en que se paseaba por el hospital en medio de sus residencias.

Dianna aún no era sanadora pero iba en camino, era una joven con sobresalientes en sus exámenes y una sonrisa suave para sus amigos y familiares. Katie se había bajado de su cama para caminar ondeando su bata de hospital de puntillas como si fuera una princesa y Dianna rió al ver a la pequeña, caminando a su lado por si se agitaba, varios niños estaban en su cama, mirando la escena. - No he visto una princesa más bonita.. - le dijo a la pequeña, tomándola en brazos y dejando un beso en su mejilla antes de recostarla en su cama.  Estaba enterada que ese día llegaría el payaso para animar a los niños, le había parecido una idea estupenda y esperaba que todo saliera bien. Dianna caminó hacia el pequeño niño que estaba al fondo de la habitación, dormía profundamente, él estaba en coma hacia dos meses y no había despertado desde entonces. Acomodó su almohada, tomando los valores de la máquina que lo conectaba. Ella acarició su mejilla dando un pequeño salto al escuchar que alguien entraba por la puerta y ella tomandose el atrevimiento de mimar a sus niños.

Con Logan D' Cost · 12 am · Sala.

Smile, honey.

Logan D' Cost

Los viernes eran los días más felices de la semana para Logan, y no porque religiosamente todas las noches se reunía con Knoxx a fumar marihuana, sino porque visitaba el área del Hospital General donde cuidaban a los niños internados por enfermedades terminales. Su hermana siempre le preguntaba cómo era posible que pudiese con eso, pero él no la escuchaba. Para el rubio era un compromiso, y además, un placer. Ver esa sonrisa en los rostros de los pequeños le servía para soportar todo el resto de la semana. Solía tener momentos de reflexión - breves, a decir verdad - sobre si ciertamente era lo mejor que esos niños estuviesen encerrados allí, asfixiándose entre paredes blancas sabiendo que probablemente sería el último lugar que visitarían. Logan recordaba haber sufrido apendicitis cuando niño, y por ello creía fervientemente que los hospitales eran demasiado estructurales en cuanto a los más pequeños.

Por lo mismo, una vez por semana, visitaba aquel área disfrazado de payaso. Los niños ya lo conocían aunque no había pasado tanto tiempo desde que había comenzado las visitas. Se hacía llamar Eugene, y vestía una nariz roja tan grande que el resto de su cara apenas sí se vea. Se maquillaba y vestía pantalones anchos con tirantes sobre una camisa blanca, sobre la misma un chaleco de colores. Llevaba una bolsa atada a su cadera con distintos utensilios, entre ellos pelotas con las que hacía malabares. Logan entró en la sala cinco abriendo las puertas de par en par, un equipo de música en la mano mantenido a batería, que reproducía música circense. El rubio ingresó haciendo aspavientos y aplaudiendo, haciendo piruetas y dando pasos de baile tontos entre camilla y camilla, saludando a los niños de formas originales, mientras los decoraba con diferentes accesorios. Al llegar a la última cama vio que había una chica allí, que cuidaba a los pequeños. Logan le sonrió detrás de la narizota y sacó del interior del chaleco una margarita que le entregó, haciendo una reverencia.

Con Dianna Gregory · 12 am · Sala. ©

Smile, honey.

Dianna Leigh Gregory.

[b]
La rubia entreabrió los ojos al ver desde su sitio al lado del pequeño como la puerta se abría dandole paso al muchacho disfrazado de payaso, con toda su parafernalia incluída, tan lleno de colores y sonrisas que hizo que ella misma levantara las comisuras de sus labios suavemente. - Ha venido un payasito muy simpatico Bran.. - le dijo a su amiguito dormido, ella tenía la mano del niño aferrada, muchas veces se quedaba hablando con él, le contaba de su familia y sus amigos, de sus queridos primos que estaban en Deporte, todos ellos, de su familia había sido la única que había decidido marchar a la sección de Salud, mientras que sus hermanos mayores Vannah y Jensen habían marchado para Seguridad. Ese niño se había convertido en su confidente.

Dianna se levantó de allí, los niños habían comenzado a cantar y moverse en sus camitas, felices de sus nuevos collares de colores y el cotillón que él les había traído. La pequeña Gregory formó una o con sus labios al recibir la margarita que el payasito le ofreció, mirando sus pétalos y luego a él. - Debes ser Eugene, los niños me han hablado de ti.. - le dijo con media sonrisa, todos los días Katie y los demás le contaban todas las payasadas que les enseñaba su amigo Eugene con una alegría tan contagiosa que terminaban todos a las carcajadas. Con su ambo azul oscuro Dianna atravesó la habitación, aprovechando la distracción del payasito para comenzar a darles los medicamentos a los niños.

Con Logan D' Cost · 12 am · Sala 5. ©

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Logan D' Cost

Su rostro era difícil de adivinar detrás de tanto maquillaje. Incluso sus rizos rubios normalmente despeinados estaban escondidos - de manera desprolija - bajo una peluca roja que se notaba sumamente plástica. Hacía lo que podía, esos eran los materiales que había robado de la clase de clown. Logan era un gran actor de comedia, el drama no era lo suyo. Se había desempeñado en clown particularmente, y una vez que había conocido el placer de ese arte, supo hacer algo fructifero con ello. Era algo así como payamédico, aprendiendo todavía.

Le entregó la margarita a la chica y creyó, al reaccionar, que se la había quedado mirando más segundos de los correspondientes. Asintió repetidas veces a su comentario, quitándose la nariz pero el elástico que la sujetaba se lo impidió y la misma volvió a su lugar, resintiendole la nariz de dolor. Con eso los niños se carcajearon. Desvió la mirada al pequeño y supo por los aparatos que lo rodeaban que estaba privado de su plenitud vital. Logan le dejó un collar de colores que animaban su expresión pálida.

Regresó al medio de la sala e incitó a los niños a aplaudir. Con música alegre sonando en el equipo de música, Logan sacó tres pelotas y comenzó a hacer malabares con distintas formas de lanzarlas y sujetarlas. Arqueando la oreja con una mano, Logan les pidió a los niños que gritaran su nombre. Era algo así como un mimo, casi no emitía palabras. Logan sacó de su bolsita muchas pelotas y las depositó sobre una cama. Le guiñó un ojo a los niños y fue donde la joven, para pedirle ayuda. Sin decir una palabra picó su hombro y luego hizo un aspaviento de manos para que lo acompañara. Le señaló las pelotas sobre la cama y él mismo empezó a hacer malabares con tres. -Lanzamelas - le pidió con voz graciosa, concentrado en su ritmo.

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Dianna Leigh Gregory.

[b]
Dianna se había encargado de colocar la margarita en uno de los floreros con agua de la mesita de juguetes de los niños antes de ir a repartir las pastillas, con su sonrisa bondadosa dejando que los niños se relajaran con los juegos del payasito, sus ojos avellana brillaban al ver la felicidad con la que los niños lo habían recibido. Besó la mejilla de un niñito regordete que agitaba sus manitos pidiendo una nariz como la de Eugene. Es que esa nariz era muy graciosa.

La pequeña rubia había comenzado a mover su cabeza levemente de lado a lado, al son de la música de circo que animaba la habitación y aplaudía junto a Katie, su pequeña amiguita. Dianna disfrutaba del show como si se tratara de una de las más pequeñas sin notarlo, siempre alegre se levantó de la cama de un salto para ayudar al payaso, tomando una pelota y lanzandola hacia él para que la agregara en sus malabares, una, dos tres, tres fueron las pelotas que tiró con su brazo bueno y la cuarta se le fue hacia la peluca, riendo y tapándose la boca de la vergüenza.

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Logan D' Cost

Con agilidad - años de entrenamiento con Yaphire y compañeros de clase - fue recibiendo una por una sus pelotas hasta que terminó por hacer malabares con seis. Se movió en círculos dando pasos cortos mientras continuaba con su labor, hasta que abrió la bolsa en un movimiento rápido y todas las pelotas cayeron dentro de la misma. Logan hizo reverencias exageradas, volviendo a repetir lo de la nariz y haciendo reír a los niños con eso. Señaló a la joven y la aplaudió, incitando a los demás a unirse a sus aplausos. Con gestos exagerados, se arrodilló frente a ella y se quitó la peluca, dejando ver su cabello rubio. Fingiendo ser descubierto, el payaso se llevó la mano a la boca y huyó, lejos de ella, escondiéndose entre dos camas al final de la hilera. Se asomaba lentamente y cuando su nariz pasaba el filo de la cama volvía a meterse. Repitió esto una vez más pero en vez de cubrirse con la cama lo hizo con sus manos.

El payaso Eugene estuvo al menos quince minutos más en la sala, enseñándole a los pequeños trucos sencillos y también haciéndolos reír con monerías, particularmente golpeándose. Logan sostenía que a pesar de su triste realidad, no dejaban de ser niños, y que merecían divertirse como cualquier otro lo hacía. Se despidió con dificultad de todos ellos, alejándose por el pasillo hasta unos pequeños sillones que ya pertenecían al área de kineseología. Logan se sentó allí, era muy cómico ver un payaso tan colorido en el medio de lo blanco del hospital. En cuanto una anciana lo viera se escandalizaría de seguro.

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Dianna Leigh Gregory.

Su cabello rubio lleno de rulos había sido toda una sospresa para la joven Gregory quien sonrió despeinandolo más y dando un paso hacia atras al ver que él salía corriendo, como huyendo de ella. Dianna no pudo evitar soltar una carcajada al verlo subir y bajar, escondiendose y volviendo a aparecer, tenía las mejillas sonrrojadas y esa expresión en su rostro que hacían que pareciera mucho más joven de lo que en verdad era. A sus cortos veintidos años y su pasión por la medicina y por ayudar a los más pequeños muchas veces se la podía ver demasiado seria, metida en sus apuntes y apenas salía de Salud para visitar a su familia, pero no a divertirse, la diversión estaba allí, con los niños.

Dianna se encargó de recostar a cada uno de los pequeños en sus camitas, procurando que ninguno de ellos pasara frío y se aseguró que la máquina que mantenía con vida a su pequeño confidente anduviera bien antes de despedirse de ellos, esa noche le tocaría quedarse a estudiar hasta la madrugada, por aquellas visitas al hospital se había pasado varias clases. En el pasillo se encontró con el payasito - Lo siento, no me he presentado, mi nombre es Dianna Gregory, ha sido encantador ver ese show tuyo.. - le dijo, con su sonrisa sincera.

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Logan D' Cost

Logan había sacado sus pelotas de malabares y hacía jueguitos con ellas mientras pensaba cuándo volvería. Para lo único que se iba de Entretenimiento era para realizar esas visitas, que en su opinión debían ser mucho más frecuentes, pero tan sólo lo dejaban irse una vez por mes de su sección, y eso que la suya era la menos disciplinada de todas. Para su sorpresa, y casi de un segundo a otro, dejó de estar solo en el pasillo cuando la joven enfermera apareció frente a él. Las pelotas se le cayeron de las manos y el rubio abrió su boca en una sonrisa muy amplia, payasesco para absolutamente todo.

- Hola Dianna, mi nombre es Lo... Lo extraño es que ya sabes mi nombre, e iba a volver a presentarme - bromeó, no sabía por qué pero repentinamente decirle su nombre real le había dado vergüenza. Como si de alguna forma quisiera mantenerse en el anonimato. - Te agradezco, se nota que eres muy buena con los niños - dijo enviando una mirada de soslayo a la sala de la que ambos habían salido. - Así que eres una practicante, bueno... lo supongo porque pareces muy joven - explicó encogiéndose de hombros. Logan se quitó la peluca y la dejó a un lado en el sillón. Una pareja pasó y se lo quedó mirando, a lo que el rubio respondió con una mano en alto y una gran sonrisa. No se dejaba fastidiar rápidamente.

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Dianna tenía una relación excelente con los niños y con los padres de ellos quienes depositaban toda su confianza, sabían que cuando ella estaba a los niños no les faltaría ni una sola sonrisa y estaba preparada para un caso de urgencia. Lo que no le gustaba era tener que despedirse de ellos, le costaba demasiado, muchos de sus colegas le habían dicho que no debía involucrarse demasiado con sus pequeños pacientes pero era imposible, cada uno de ellos se había encajado en un pedazo de corazón de la pequeña Gregory. Dianna sonrió al ver al payasito y abrazando sus apuntes con una mano se encargó de levantar las pelotitas de él para entregarselas.

- Cierto, eres Eugene, los niños no dejan de hablar de tí. - Ella dejó la ultima pelota en la bolsa antes de volver a pararse frente al muchacho. - Aun estoy estudiando y hago mis residencias aquí.. - contestó asintiendo, su mirada curiosa. - No soy tan joven, ya tengo veintidos.. - Dianna se encogió de hombros, con esa actitud de que debía hacerle saber a sus hermanos de que no era una niña ya aunque su inocencia y rostro hacían dudar a más de uno.

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Logan D' Cost

Logan tomó las pelotas de malabares que ella le tendió con una sonrisa de agradecimiento, guardándolos en su bolsita de colores. No sólo parecía amable sino que sus palabras lo comprobaban. - Lamento si te ofendí, quiero decir que se nota que eres joven. Bueno, eso -se encogió de hombros con una risa algo nerviosa. El rubio no era experto en el habla, por algo se había dedicado al teatro. Sabía expresar más con su cuerpo.

- Es genial que te dediques a ellos - comentó al azar. Logan sabía que tenía poco tiempo antes de que su horario de regreso a Entrenamiento se cumpliera, pero quería quedarse allí hablando con Dianna. Ahora sabía el nombre de la hermosa joven. - Lamento decir esto, pero tengo que irme - le dijiste poniéndose de pie. Logan miró hacia los lados y se acercó a ella para susurrarle algo, como si fuera un secreto que nadie debía escuchar - No soy de esta sección - Era de hecho algo obvio, en Salud la gente era cuerda, y él estaba lejos de eso.

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Dianna Leigh Gregory.

Dianna seguía observándolo con media sonrisa - Oh claro que no me has ofendido... - le dijo rápidamente, encogiéndose de hombros al escuchar su voz algo nerviosa, era extraño ver a un muchacho tan risueño como lo era Eugene de esa manera, le sonaba ireal - Tendrás que prestarme una de esas narizotas que tienes, para que los niños no te extrañen tanto entonces.. - Dianna no tenía problemas para hablar, era bastante extrovertida y simpática, incluso depositaba confianza en personas que luego la desilusionaban.

- También debo ir a casa, hasta luego Eugene.. - le dijo dejando un beso en su mejilla, quedando con algo de pintura en los labios. La pequeña rubia se despidió de él agitando la mano, tenía que avisar en recepción que se retiraba para mandar a la enfermera a cubrir su turno de noche con los pequeños y marchar directamente a su apartamento, le esperaba una larga noche de estudio y nachos con queso.

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