62. Misión personal, si claro

Misión personal, si claro

Nylah J. Carter

Cuando a su bisabuelo se le ponía algo en la cabeza era imposible sacárselo, ni siquiera su compañera por años había llegado a dominar del todo al cabeza dura del General Marsden. Y que le dijera que era su nieta favorita no iba a cambiar su opinión de que eso era una perdida de tiempo cuando de verdad podría estar entrenando con sus compañeros para ir al frente de batalla. Incluso le había dicho que fuera sin Grayson, que no era peligroso. Y es que a pesar de que Nylah perteneciera al ejército de Sur el se encargaba de pedirle favores como ese. Según el, nadie mas podía hacerlo.

se burló ella a solas mientras montaba su caballo frente a la aldea a la que había sido enviada. De verdad el vivía en ese lugar helado? - Más te vale abuelo que esto valga la pena.. - se aventuro a quejarse la pequeña Carter por esa aburrida misión. Es que ella había nacido para luchar y no para ir a buscar al nieto rebelde que se escondía de todos.

- Bien, Omega, es hora que aparezcas.. - ella se bajó de su caballo y camino por la aldea abrochandose su saco de paño azul y colocándose la capucha para aguantar aquel frío. Las personas allí, la mayoría vampiros la miraban al caminar por las calles de tierra, era extraño que alguien que no perteneciera allí se paseara tan campante.

Con Mizar Omega · 03 hrs. · Siberia

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Mizar A. Omega

Mizar estaba cómodo con su auto-exilio en esas tierras congeladas. Aquel triste pueblo helado, lleno de borrachos, donde había vivido por 8 largos años era más su hogar ahora de lo que fue la casa en donde vivió su temprana edad con sus padres y su larga prole. Su vida familiar, como se ve, no era la mejor. El moreno siempre había sido considerado un hueso duro de roer, un caso perdido, la oveja negra, entre otros. Su favorito era, "el renegado". Se lo había ganado después de darle la espalda a las tradiciones familiares y decidiera desertar de su clan después de la pérdida de la única persona a la cual amó en su vida. Había dejado atrás su vida como uno de los soldados mas letales y certeros para irse vivir al fin del mundo junto a otros desdichados vampiros como él.

Y, la verdad, lo único realmente malo de vivir en aquél lugar, era que cada día recordaba el por qué había llegado hasta allí. Pronto Mizar adoptó las costumbres extranjeras y comenzó a emborracharse a diario, justo como ahora. Aunque hoy día era una ocasión especial y en lugar de compartir con sus usuales y vagabundos compañeros, se sentó sólo en la barra a ahogarse en el fuerte vodka ruso. Era el aniversario de Muerte de Freya.- A tu salud, bebé....- susurra antes de sumergir su mente en el olvido.

No sabe como, pero en algún momento de la velada, que por su puesto no recuerda, comenzó a discutir con otros tipos de por ahí. Sólo recuerda que ellos simplemente insistían con joderlo, y sin ya tener muchas ganas de mantener la compostura, se levantó de su asiento, tomó un gran sorbo de botella para darse valor, y luego se volteó para acertarle golpes en pleno rostro a su oponente, logrando de alguna forma hacerlo caer justo a los pies de la chica recién llegada. Él ni siquiera la notó. Ya no notaba a ninguna chica desde que la perdió a ella.- Te dije que pararas, joder....- murmuro haciendo notar su estado etílico. Su mano izquierda se alzo en el aire, justo como el hombre frente a él, incapaz de controlar sus movimientos.

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Nylah J. Carter

A medida que Nylah avanzaba más curiosidad sentía por ese extraño lugar. Y es que a ella todo le parecía una aventura hasta que su bisabuelo la mandaba a un lugar de borrachos, como si solo confiara en ella para aquello. La escencia de su vinculación estaba presente allí, y varios machos la observaron antes de voltearse para seguir bebiendo. Había llegado a una taberna en medio de la aldea y los rostros que se había cruzado deberían asustarla. Trataron diría que debía ser menos temeraria y se pondría delante de ella como el caballero medieval que era. Ella se rió de pensarlo allí, su amado compañero.

Estaba por ir a preguntarle al hombre de la sucia barra si conocía a Mizar Omega cuando un cuerpo pesado cayó justo frente a ella, haciendo que rodara los ojos, aquellos ya habían comenzado a pelear.

Había una mujer sentada en la barra extrañamente familiar que les observaba, llevando una mano a su rostro y ocultándolo al sentirse descubierta. Ella miro al hombre frente a ella, completamente ebrio y salió de su vista para ir por la muchacha y sentarse a un lado, pidiendo en la barra un vaso de cerveza porque nadie le había dicho que no podía beber en una misión. - Conoce a un tal Omega? Mizar Omega? - le pregunto a la chica, ella estaba pálida y tenia el cabello castaño, como ella, aunque sus ojos, sus ojos tenían algo demasiado extraño.

La chica le señalo al alto moreno que estaba peleando y ella misma volvió a mirarlo desde atras mientras bebía un trago de cerveza. - Hey tu Omega, deja de pelear y acércate, tengo que hablar contigo y no tengo mucho tiempo.. - era imposible, ella, sentada en un taburete con las piernas cruzadas y su rostro suave sonrojado del frio demandara esa atención a un tipo que parecía querer romperle los huesos a todos por allí. Definitivamente era el a quien su abuelo buscaba.

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Mizar A. Omega

Lo que más lo cabreaba de aquella situación en la que se había metido, es que con lo borracho que estaba, casi podía jurar que sentía la presencia de Freya a su lado, como si estuviese bebiendo junto a él para hacerle compañía. Y si no fuera por esa manga de imbéciles hubiese seguido fortaleciendo esa ilusión con muchísimo gusto, pues eran pocas las ocasiones en donde él sentía que la presencia de ella lo estaba acompañando y casi siempre sucedían cuando estaba hecho un bulto de lo borracho que se ponía. Y la verdad es que la gran razón por la que seguía bebiendo como condenado era por que ocultaba la vaga esperanza de algún día poder verla.

Otro vampiro intentó acertarle un golpe, pero Mizar fue más rápido y lo colocó junto al segundo sujeto. Ambos estaban un par de centímetros del suelo, tiesos y a su merced gracias a su poder sobre la sangre. Si el moreno se lo proponía, podía explotarles la yugular en ese instante. SU puño comenzaba a cerrarse, ordenando através de su mente que la sangre comenzara a acumularse en sus cuellos, intentando sofocarlos. Freya definitivamente no estaría orgullosa de aquello. Nunca lo estuvo. Siempre odio la faceta descarnada de soldado que tenía.

Entonces escucho una voz aguda tras de sí. Una voz que sonaba absurdamente familiar y que le hablaba con una propiedad que hasta sus padres quisieran tener. Alzo una ceja, apenas dejando que sus oponentes pudiesen recobrar el aliento, pero sin soltarlos. Alzo un ceja. Y varios allí lo hicieron también. Mizar nunca había revelado su apellido real a nadie. Estaba allí bajo un seudónimo. Su familia, después de todo, era reconocida y tenía bastantes enemigos. Y no era un idiota como para andar revelándose.- SI me estas hablando a mí. Estoy ocupado. Piérdete.- Contesta, aún sin mirarla. Atento a no perder a sus presas, pero aún más de no ser atacado por todo el lugar.

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Nylah J. Carter

Ella no quería tener que levantarse de la barra esa noche, para ser una aldea de poco renombre allí si había una buena cerveza, debería haberle pedido a su hermano mayor un par de cigarros mágicos de los que el pretendía esconderle.

Nylah escucho un sollozo a su lado y desvío la mirada a la mujer, esta vez sí se tapaba el rostro por completo y no dejaba de sollozar por lo bajo. - Hey tranquila cariño, que te sucede? Ese tipo te ha estado molestando? - se las iba a agarrar con ella si le había hecho algo a la guapa mujer.

- La estás haciendo llorar, Mizar, no quiere que pelees de esa forma.. - ella tenía una mano sobre el hombro de Freya pero miraba directamente al chico que jamás había visto en su vida, por un momento ella se había apoderado de la castaña.

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Mizar A. Omega

Bueno, después de escuchar como aquella aguda vocecita lo llamaba por su nombre, y además le regañaba como si le conociera de toda la vida, puede estar seguro de que sí le hablan a él. Y eso no hizo más que provocar que arrugara su ceño. ¿Quién carajos era esa mujer, y de donde lo conocía para tratarlo con tanta confianza?. Pero, por sobre todo, ¿De qué estaba hablando?. Un escalofrío le recorrió la espalda. Mizar hizo medio giro sobre sus talones, con una ceja alzada. Estaba bastante curioso de ver a la persona que lo regañaba así y que por alguna razón logró que toda esa cantina de mala muerte se tiñera de silencio para observarlo.

¿Se puede saber de que diablos estas habl......? .- Su frase que comenzó siendo bastante hostil, se vio mermada por la imagen que tenía frente a él. Sus ojos se abrieron y su gesto pasó de estar tenso por la molestia a sorprendido. Eso que estaba viendo no podía ser cierto. No había forma de que eso estuviese pasando. La mira directo a los ojos, enmudecido. Esa chica, la dueña de esa irritante voz....Ella era...pero no podía. ¿O sí?. Freya estaba frente a sus ojos. Era ella, joder era ella. Pero había algo distinto, algo que con su estado de embriaguez no sabía identificar. Daba igual, estaba en shock. El alma literalmente se le cayó al suelo.

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Nylah J. Carter

De un momento a esa parte la pequeña Carter había quedado mirando al moreno, sus ojos verdes se habían oscurecido por completo mientras le reprochaba a el porque no hiciera llorar a la muchacha de la barra. El aún no se había volteado y apenas veía su rostro.

La castaña pestañeo un par de veces cuando el hablo saliendo de esa especie de trance, volviendo a su mirada jade para acercarse un poco más. Que había sucedido? - Parece que has visto un fantasma.. - le dijo al ver como el parecía a punto de desmayarse. - Esa chica, me dijo que no le gusta verte pelear así.. - señalo a la barra, pero allí ya no había nadie. Nylah miro sorprendida aquello, donde se había metido esa mujer? Estaba tan triste que necesitaba ayudarla.

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Mizar A. Omega

Los hombres a su espalda cayeron como un saco de plomo contra el piso. Sus poderes contra ellos dejaron de hacer efecto por toda aquella impresión. La gente que estaba en el lugar estaba silente. Todos enfocados en la conversación que se estaba dando entre ellos y en las locuras que hablaba esa chica. Y por sobre todo, como se dirigía a Mizar, que aunque muchos ignoraron su pasado, había ganado cierto respeto entre los habitante de la aldea, principalmente por su especial carácter y verlo así le causó impresión a todos.

El moreno por su parte no podía dejar de verla. Era imposible, sencillamente imposible lo que sus ojos estaban presenciando y se preguntaba si había bebido demasiado Vodka. Tan sólo  le quito la mirada de encima para ver seguir la mirada de ella hasta la barra. Donde, obviamente, no había nadie. Y luego, volvieron a observarse. Directo a los ojos.- Es...tú no eres real. Estas muerta...- Murmura, como tratando de convencerse.  Mizar  descongeló su cuerpo solo para pasar una de sus manos sobre su cara y finalmente dar media vuelta y salir de la taberna con paso apurado, abrumado.

Ya en el exterior y con la fría brisa de la nieve golpeándole el rostro, soltó todo el aire de sus pulmones. Piensa que con eso va a recobrar un poco su sobriedad, por que eso que acababa de pasar sólo ocurrió,  sólo tenía como explicación, que fuera parte de su imaginación. Quizás era momento de volver a casa a dormir.

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Nylah J. Carter

Bien, aquello se ponía cada vez mejor, y eso que ella sentía que todo era un capricho de su bisabuelo Marsden. Seguramente el abuelito Chad le diría que no se le ocurría mandarla a buscar a ese "bueno para nada" del nieto de Black.

Ella alzó una ceja divertida al escucharle decir que ella estaba muerta, bueno, quizás el frío de Rusia se había instalado en sus mejillas pálidas ya de por sí pero aquello hacia que sus labios se vieran aún más rojos y llenos. Ella no estaba muerta. Nylah camino como el torbellino enérgico que era hacia afuera bajo la atenta y confundida mirada de todos allí ante su personalidad tan fuerte.

- Hey, no me dejes hablando sola, no estoy muerta, mi nombre es Nylah Jessamine Carter, vengo de la Corte Omega.. - y aquello debía terminar con todas las dudas del moreno que aún parecía que quería morirse allí mismo, o quizás no y el iba a comenzar a decir que era un fantasma nuevamente. Solo esperaba que se diera prisa en decidirlo, parecía que iba a haber una tormenta en cualquier momento. Nylah volvió a ponerse el abrigo azul y colocarse la capucha, sintiendo las primeras gotas caer sobre su nariz.

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Mizar A. Omega

Tuvo como, ¿Un segundo de paz y tranquilidad?. Hasta que sintió esa voz a su espalda nuevamente y pego un salto, dando un paso hacia adelante para tomar distancia. Resulta que no conforme con lo que había pasado dentro de la taberna, ahora el fantasma de Freya lo había perseguido. La amaba, con toda su fuerza. Siempre pensó que cuando tuviera la oportunidad de hablar con ella, sería de otra forma. Por que si, dentro suyo albergaba la posibilidad de volverla a ver. Pero aquél fantasma era ruidoso, lo regañaba y hablaba disparates y eso le hacía pensar que tan sólo estaba teniendo la peor borrachera de su condenada vida y estaba alucinando.

Eso hasta que escucha aquellas palabras mágicas. Ella está hablando de la corte de la que eran parte su abuelo Sirius y Benjamin. Da la vuelta, para enfrentarla  nuevamente. Con sus pupilas aún dilatadas. ¿Ella dijo "Corte Omega"?. Si ese era el fantasma de Freya, aquello o tenía sentido. Al ser ella una humana, Mizar nunca quiso comentarle demasiado acerca de la Corte. Para ella sólo era un simple mercenario, que casualmente era vampiro. Entonces sólo había una respuesta .- Tú no eres Freya....- suelta, recobrando apenas la compostura. Era obvio que él alcohol simplemente estaba haciendo que viera la cara de su ex novia en todas partes y aquella chica, definitivamente no era su fantasma.

Carraspea, frunciendo el ceño nuevamente.- Escucha, estoy jodidamente borracho. Creo que estoy sufriendo de sobredosis o algo.- Su tono se va tiñendo de cordura con cada palabra, aun cuando nada tenia sentido.-  No tengo idea de quien eres, y  si es verdad que eres de la Corte Omega. Pues....puedes volver por donde viniste y decirles que prefiero vivir mi vida caminando sobre brasas que ser parte de su secta.- Concluye. Ni de broma iba a volver a las guerras.Ya había pasado el tiempo donde peleaba para ellos. No volvería allí.

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Nylah J. Carter

Nylah se quedó mirando al borracho y alto hombre que tenía frente a ella, no tenía idea del porque su abuelo le había insistido tanto en que fuera en su búsqueda, el no parecía de la clase de soldado que querría el ejército del Este, pero bueno, su abuelo sabría porque tener caprichos así.

- No tengo idea quién es Freya, pero si es la muchacha que estaba allí adentro de veras la hiciste llorar.. - ella aún se preguntaba donde estaría esa muchacha y el no parecía entenderlo mucho su discurso.

- Ya te he dicho quien soy, vine aqui porque el General Benjamin Marsden quiere que vuelvas a formar parte de su ejército.. - le dijo calmadamente mientras guardaba sus agarrotadas manos dentro de los profundos bolsillos de su abrigo azul. - La Corte no es una secta.. - le dijo con el ceño fruncido, era una guerrera entrenada para servir a su Corte y si tenia que pelear por defenderla iba a hacerlo incluso con un borracho.

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Mizar A. Omega

Ella seguía hablando de la muchacha que había hecho llorar y Mizar no podía alzar mas su ceja por la incredulidad que lo poseía. ¿¿De qué estaba hablando, si la única mujer que estaba allí era ella?. Mizar era borracho, pero sabía que a esa taberna de mala muerte las mujeres, ni siquiera las vampiresas, se acercaban. Ella estaba delirando, concluyó, y era gracioso por que se supone que el que sufría de alucinaciones era él.

Que ella le contestara de la corte Omega no era una secta, sólo confirmaba más su posición al respecto. No puedo evitar soltar una carcajada corta y seca, cargada de ironía.- Pues se nota que apenas conoces lo que es ser parte de ella realmente. Y no te culpo, tienes la mirada de alguien que jamás perdido nada. No tienes idea el precio que se paga por pelear batallas que no son tuyas .- Le responde con amargura. Ahora que la había observado más, empezaba a notar las diferencias que tenía con Freya. El color de sus ojos era diferente. Quizás salir al aire helado estaba haciendo efecto en él y estaba recuperando su sobriedad después de todo.- Cuando lo vivas, dime que esa jodida corte no es una secta.- le aclara, con propiedad.

Y dile al glorioso general, que no pienso poner un puto pie en la corte y que no siga insistiendo. concluye, dando media vuelta. Se acabó ese absurdo momento. Esta decidido a volver a casa. Comienza a caminar alejándose de ella.

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Nylah J. Carter

 El no tenía idea de su vida, había vivido allí toda su vida, su padre y su hermano mayor eran dos grandes capitanes del Ejército del Este. Y el estaba hablando desde la tristeza por haber perdido a alguien, aquel detalle no le había contado su abuelo, ella pertenecía al Sur, porque bueno, con su prima Pallas siempre podían ir en contra del General y era divertido hacerlo rabiar aunque le amaran.

- Tu no sabes nada de mí para andar hablando.. - le dijo alzando una ceja - No he ido a una guerra aún pero lo haré en menos de un mes, y no se trata de pelear guerras de otros, es la protección de la raza el bien mayor... - le dijo mirándolo marcharse. El no podría verlo así, para Nylah no había nada más que el bien mayor, su padre le había enseñado a luchar y prepararse para ese momento y no quería defraudarlo. No tenía nada más que hacer allí. No iba a rogarle a nadie por ello, solo quería regresar a casa, el había puesto algunas imágenes en su imaginación de las que no quería pensar siquiera: Perder a sus seres queridos era algo que no toleraría. Ni a sus padres, ni a Rhett, ni a sus queridos primos y amigos. Pero sobretodas las cosas no podría soportar perderlo a el, aquel castaño con el rostro preocupado que había aparecido en la aldea, buscándola. Grayson. - Lo siento mi amor, no pude llegar a avisarte antes de que debía venir aquí.. - sabía que se le vendría una reprimenda del general por no insistir, luego se escudaria con su General, Aeryx. Pero muchas veces sabía cuándo aquello era una causa perdida. Nylah dejo que su compañero la abrazara para caminar nuevamente hacia el bosque juntos para hacer su aparición en las puertas de la Corte Omega.

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Mizar A. Omega

Pfffff......Eres toda una experimentada.- Suelta sonoramente, con bastante ironía, ya dándole la espalda a aquella chiquilla. Era obvio, por su respuesta, que ella no sabía los horrores que una guerra traía y obviamente estaba idealizando el momento. Y no la culpaba, el mismo años atrás lo hacía. En la corte Omega era fácil dejarse llevar por esa suerte de histeria colectiva y pensar que ser soldado era la cosa mal cool que te podía tocar en la vida. Hasta que perdías lo más preciado y todo ese gran sueño termina por patearte el culo.

Mizar camina ya alejándose bastante de ella y cuando no la siente atrás de si gira apenas, por instinto. Y la ve, siendo acurrucada por un tipo recién llegado que tenía la apariencia de ser sacado de un cuento de princesas. Y dolió, dolió mucho. Por que ella, aunque sabía que no era Freya, era tan jodidamente igual, como una especie de gemela perdida. Y estaba siendo abrazada por otro hombre. Y aunque sabía que su ex novia estaba muerta, esa imagen le perturbaba, pues era como verla a ella en brazos de otro.  Mizar arruga el ceño, asiente para sí  mismo, recordándose que esta muy ebrio y seguramente esta teniendo una ilusión por la borrachera o una pesadilla, quien sabe. Muerde el interior de su mejilla con esa imagen muy presente en cada rincón de su cerebro y decide dar la vuelta de nuevo y caminar rápidamente hasta perderse en la blanca brisa de Siberia.

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