7. Las vacaciones de tu vida.

Las vacaciones de tu vida.

Floyd Summers

— No me jodas, ¿y no tiraban agua cuando orinaban? ¿Puro acerrín? — Floyd se llevó la mano al rostro y se lo cubrió prácticamente en su totalidad, al menos hasta donde sus dedos alcanzaban. Detrás de su palma descansaba una sonrisa enorme y algo torcida a causa de la falta de control que tenía, en ese preciso momento, sobre su cuerpo. Soltó un suspiro mezclado con una pequeña carcajada resacosa que no podía detener y sólo luego de eso se acomodó en el sofá de los Balthanders, no para erguirse sino para hundirse aún más entre los almohadones. Con los ojos rojizos y entrecerrados clavados en el techo de la casa, el moreno se concentró en una única cosa: la percepción de su nariz moviéndose, la punta de la misma bajando y subiendo. — Mírame, Asgard, ¿parezco un conejo? — Se volteó apenas para que su amigo le viera, y apenas cruzaron miradas otra carcajada gobernó el sonido ambiental. Ni siquiera le importaba si alguien más los escuchaba.

Era divertido y cómodo pasar el rato con el rubio. Por algún motivo que le importaba poco conocer, la energía que emanaba entre ambos cuerpos entraba en sintonía. No se sentían juzgados, tanto el silencio como el diálogo fluían de manera natural, y a esas alturas de la vida Floyd no buscaba otra cosa que eso: paz. Estiró su mano intentando alcanzar el porro que había dejado en la mesa ratona, aunque por más que lo intentó con perseverancia, no lo logró. En cambio, la falta de equilibrio lo llevó a rodar sobre sí mismo y caer al suelo. Alzó la cabeza con una lentitud caricaturesca y sólo cuando segundos después de haber comprendido lo que acababa de hacer, se echó en el suelo boca arriba a desternillarse de la risa por su torpeza inevitable.

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las vacaciones de tu vida

Asgard & Lovelie Balthanders

No te estoy jodiendo, Bro.- Reafirmando la historia que acababa de contarle a su amigo.- Y la verdad no hubiese sido para tanto si no fuera por esa política de mierda de que no podías bañarte si no más que una vez a la semana. Me sentía como puerco en el establo, sabes.- Le da una larga calada al porro que se había fabricado para acompañar a su amigo.

La sala de estar de Fenrir y Gin estaba rodeada de pared a pared por humo proveniente de los cigarrillos de hierba que ellos habían prendido para celebrar el regreso del rubio a la ciudad. Asgard apenas había llegado esa mañana de sus vacaciones en la montaña con un grupo de hippies creyentes en el apocalipsis y la inmortalidad del alma. Y tan pronto como había pisado la isla, se había apropiado del hogar de los Balthanders como la peste negra en Europa.

Suelta una carcajada después de ver a su amigo rodar desde el sofá hasta chocar con la mesa de centro de la sala de estar de sus padres, producto de lo drogado que estaba.- Te dije que esta mierda era buena. Se te duermen hasta las nalgas...- ríe sonoramente, agarrándose el estómago.- No podía traerme a las chicas, pero si podía robarme un poco de la cosecha del hermano Zacarías. No creo que se de cuenta...-suelta ayudando al moreno a volver al sofá con bastante dificultad.

La puerta del baño se abrió de par en par para dejar salir a la pelirroja envuelta en una toalla blanca para cubrir su cuerpo desnudo. Era obvio que venía de salir de la ducha. Se para frente a ellos con el ceño fruncido a más no poder, observando el estado de ambos.- Maldita sea, As. El olor a hierba me llegó hasta la puta ducha. ¿Por qué no te vas a fumar esa mierda a otro lado?.- Sus ojos van a parar al moreno amigo de Asgard, que francamente parecía en otro planeta. Se abraza automáticamente, como si con eso se tapara un poco más. Odiaba que su hermano metiera a cualquiera a la casa.

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Floyd Summers

— El hermano Zacarías, casi que me lo puedo imaginar... — De a poco se incorporó en el suelo, descubriendo que ya no estaban solos. Apoyado sobre los codos, aún con su pelvis tocando el suelo, Floyd observó a la recién llegada con la boca abierta. No había en él una reacción ante el cuerpo femenino y húmedo que tenía delante, sólo sorpresa por la nueva presencia. Cuando la pelirroja dejó de hablar, ladeó la cabeza hacia un lado, como si intentara comprender un idioma de otro planeta. Buscó con los ojos a su amigo y, al encontrarse ambas miradas, otra carcajada salió desprendida de su boca. Aquella intromisión, lejos de fastidiarle, simplemente le causaba risa. Terminó sentándose en el suelo, dejando descansar la parte trasera de su cabeza en los cojines del sofá. De nuevo miraba a la recién llegada.

— ¿Acaso tu hermana no querrá probar? — le preguntó a Asgard, aunque no lo contemplaba directamente. Era gracioso cómo en vez de preguntarle directamente a Lovelie, dirigía el interrogante hacia otro lado. Cerró los ojos, alzando el mentón hacia el techo. — Creo que el hermano Zacarías intenta poseerme, o al menos me habla en mi cabeza. ¿Eso vendrá con la hierba? — preguntó, y ya no dijo más nada. Floyd era totalmente ajeno a la posible riña entre hermanos, en su propio universo de marihuana cosas como las disputas no le interesaban.

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Asgard & Lovelie Balthanders

¡Maldita, maldita, maldita sea!. Odiaba tanto cuando Asgard se apropiaba así de todo el lugar, como si fuera lo más gracioso del mundo, orillándola a estar siempre en su habitación si no quería intoxicarse en marihuana o toparse con alguno de sus estúpidos y vagos amigos. Y encima Floyd se le cagaba de la risa en la cara. Francamente comenzaba a extrañar aquellos meses que pasó en soledad cuando su hermano había decidido irse a pasar el verano con un montón de hippies, miembros de una secta, y dueños de un rancho en las montañas.- No, idiota. SU hermana no quiere probar nada. Sólo quiere que fumen esa mierda afuera...- Contesta por Asgard con la mirada chispeante. Lovelie era pura energía explosiva. Cargaba navajas en los ojos cuando algo la impacientaba. Aunque en este momento no estaba todo su potencial. Con suerte y podía gruñir y afirmar su toalla al mismo tiempo.

Vamos, Love....- Contesta Asgard, picándola. Sabía que su hermana odiaba que usaran ese diminutivo. Ella odiaba que la llamaran así por que decía que suavizaban su carácter.- ¿En serio no quieres un poco?.- Pregunta como que no quiere la cosa, haciéndose el tonto.- Te puedo reservar . Ya sabes, lo mejor para la familia.- le guiña, alargando el momento por que no tenía intenciones de moverse. No podría además. Ésta vez se había excedido en su consumo.

A su lado Floyd le decía algo que no entendió del todo y los dos rompieron a reír, aunque seguramente por razones distintas. Así que Lovelie tomó un cojín cercano y se lo lanzó en la cabeza a su hermano y luego uno a al moreno. Harta de la idiotez y poca empatía de su hermano.

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Floyd Summers

Escuchó las palabras de la pelirroja aunque estaba bastante lejos de alcanzar la comprensión completa de la discusión. ¿Por qué estaba tan enojada? ¿Fumar afuera había dicho? A Floyd le costaba entender por qué marcaba ese límite, esa frontera entre un sitio y otro. Bien podían echarse en el suelo a ver el cielo vespertino pero... allí adentro había cojines. Hubo una risotada más entre él y Asgard sin sentido alguno, pero la misma fue interrumpida por el golpe seco de un almohadón.

— A ver, detengamos esto aquí. — Habló en un tono que parecía anunciar algo importante. Con pesadez y mucha dificultad Floyd se puso de pie, ocupando el espacio entre ambos hermanos con los brazos entendidos. Una mano extendida en cada dirección. — Ustedes son hermanos, no deberían pelearse. Como el hermano Zacarías y los que seguramente le acompañaban. Todo puede llegar a un acuerdo. Lo importante es hablar y acordar. Igualdad, ¿entienden? Pero también libertad. ¿Lo ven? No habría espacio público ni espacio privado si no viviéramos en un sistema capitalista. ¡Yo digo que hay que asaltar una cadena de súper mercados muy famosa! ¿Qué opinan? — De seguro nadie imaginaba que, al ponerse de pie, iba a soltar toda esa mierda estrafalaria.

Por la manera en la que los hermanos se le quedaron mirando, Floyd se sintió fuera de contexto. Una sensación bastante conocida. Se llevó la mano a la boca y se acarició los labios con la yema de los dedos. — Si fumaras, Lovelie, estarías menos tensa siempre. — No quería decirle que era una estructurada malhumorada, pero había sonado así. Bueno, tal vez sí había querido decirlo, pero no con mala intención.

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