31. Se suponía sería una cita

Se suponía sería una cita

Paige Naomi Cartairs

  - Si papá, te prometo que voy a cuidarme de los abusadores y maleantes.. - ella se rió mientras bajaba las escaleras de la casa de sus padres con bastante energía y le sonreía al hombre frente a ella. Le había dicho que saldría con un chico de la Isla pero sin demasiados detalles aunque el le había pedido nuevamente que tuviera cuidado. Porque tanta insistencia? Se suponía los mutantes de Omega debían tenerles a ellos.

Paige salió resuelta de allí dejando a su padre con un beso en la mejilla y tomo su motocicleta. Se había puesto un jeans claro y bastante suelto con una musculosa blanca corta y encima un sweter blanco que le quedaba algo largo también. Zapatillas, claro estaba. Hacía varios meses que había conocido a Anwen en una de esas app en busca de parejas que le parecían tan aburridas pero sus amigos la obligaron por jugar. Hablaban bastante todos los días pero nunca habían decidido verse, hasta ese día. El muchacho había dicho que se encontraría cerca de la Playa de Maud, pero la rubia había llegado y está se encontraba en silencio y solitaria. Genial, la habían dejado plantada o era una emboscada, eso no importaba ahora. Ella dejo su motocicleta cerca y camino hacia la orilla del mar con las manos en los bolsillos de sus vaqueros.

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Se suponía sería una cita

Anwen F. Voltaire

Se había pasado todo el último año diciendo que se concentraría en el trabajo y que las mujeres podían irse a la mierda. Diez meses atrás, una pelirroja se había aparecido en su oficina y le había pagado por espiar a su esposo, la mayoría de los trabajos que aceptaba eran infidelidades así que Anwen lo había tomado como un día más. Era sábado por la noche y él estaba con su cámara fuera del apartamento de ese hombre, parecía que sería algo tan sencillo que no necesitaría ni usar sus poderes... Y entonces reconoció a la mujer en el apartamento. Stephanie, su prometida. Su jodida futura esposa que besaba a ese hombre como si ellos no llevaran dos años saliendo y tuviesen una cita la semana próxima para probar pasteles para la boda.

Unos meses después, Harper le dijo que tenía que dejar de ser un fracasado y le creó un perfil en una de esas aplicaciones de citas. Anwen tuvo un par de conversaciones que terminaron en la nada hasta que Paige apareció en su pantalla. Ellos hablaban todos los días y aunque la muchacha era unos años menor que él, era buena compañía. O eso esperaba porque ellos no se habían visto en persona aún y si ella era un tipo o algo así, se mudaría en medio del monte y se volvería monje.

El día de la cita había llegado. Faltaba una hora para su encuentro y su móvil murió sin que él pueda avisarle que se demoraría unos minutos, Anwen nombró a todas las deidades mientras buscaba un taxi que lo llevara hasta la playa. Quince minutos después de la hora pactada él llegó y la encontró de espaldas, cerca de la orilla del mar. - ¿Paige - la llamó en voz alta, tenía que ser ella por su pelo rubio largo y algo ondulado. La mujer se dio vuelta y él sonrió, era la misma persona de la foto. - Lamento la tardanza, mi móvil se murió y los taxistas de aquí no saben encontrar la playa aunque sea una Isla - bromeó, caminando hacía ella para darle un abrazo incómodo. - Y lo siento por eso también, fue terrible - Anwen se pasó una mano por el cabello, revolviendolo algo nervioso. Era muy raro tenerla en frente por fin.

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Paige Naomi Cartairs

Debía estar bastante molesta por que le dejarán sola en medio de una playa desolada pero contrario a aquello Paige no temia y disfrutaba del vuelto sobre su rostro y sus pies descalzos acariciar la arena mojada. Si, no era la típica señorita que llega de vestido y tacones a una cita, jamás había podido caminar sobre estos últimos. Su padre en un intento por protegerla le pedia siempre quedarse en casa, ellos no eran bien recibidos por los mutantes en la Isla, Leonore, su mejor amiga lo entendía. Ella no, ella estaba del lado de los malos, incluso lo decía y le daba gracias, jamás había podido hacerle daño ni a un solo ser.

Ya estaba a punto de ponerse las zapatillas cuando escucho su nombre por detrás y al voltearse lo vio. Allí estaba el rubio luego de tanto hablar por meses, disculpándose por llegar tarde. Ella se abrazo a el como sino fuera extraño hacerlo con un total desconocido, pero el no lo era, se habían pasado noches enteras sin dormir hablando de tonterías como para sentirse incómoda en su presencia.

- No te preocupes, me hubieras dicho y podía pasar por ti.. - le dijo señalando la motocicleta estacionada cerca de la carretera. - Mucho trabajo hoy? - le pregunto sosteniendo una de sus manos para que ambos pudieran sentarse sobre una pequeña manta que había desplegado sobre la arena.  
 

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Anwen F. Voltaire

Anwen ya había perdido por completo su juego, si es que alguna vez lo había tenido. Si bien habían pasado muchas noches hablando hasta tarde con Paige, la mayoría de los días sus temas de conversación no eran muy profundos. El rubio todavía sentía que necesitaba un poco más de tiempo para confiar en las mujeres otra vez, aunque la frescura y el sentido de humor de la rubia hacían todo un poco más fácil. Él volteó para ver la motocicleta estacionada cerca de la carreta antes de que su mirada volviera a buscar la de Paige, sus ojos eran magnéticos. - No creí que fuese necesario pero lo tendré en cuenta para la próxima, nunca me subí a una moto..- confesó, Anwen ni siquiera sabía manejar.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios cuando ella tomó su mano para llevarlos hasta la manta en la arena, mostrandole el pequeño picnic que había armado para su cita. - Más de lo mismo..- le restó importancia, refiriéndose a su trabajo. - Estoy ayudando a un adulto a buscar a sus padres biológicos, pero creo que están muertos - le contó, su sentido de la ética estaba algo roto y Anwen creía que mientras no revelara nombres podía hablar de sus casos. - ¿Qué hay de ti? ¿Cómo fue tu día? - Anwen se la quedó mirando un momento sin poder evitarlo, era tan raro preguntárselo en persona y no a través de un mensaje de texto,

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Paige Naomi Cartairs

 Paige se acomodó en la manta, no había llevado nada de otro mundo para que ellos pudieran cenar esa noche. Emparedados, algunas latas de cervezas bien heladas y algunas barras de chocolate, ella trabajaba en una tienda de ropa que tenía su madre en la ciudad, que no era más que una fachada del cuartel general. No estaba demasiado de acuerdo con atender aquel lugar pero le daba algunas ganancias extras para poder terminar sus estudios.

- De verdad? Cómo sabes que están muertos? - Dios, adoraba las historias de misterio y familias extrañas, la suya era una pero no hablaba de ellos. - Hoy fue un día aburrido en la tienda, con clientas indecisas entre una falda y otra.. -ella negó y luego de sonrió de lado mientras movía la chapita de su lata para abrirla y darle un pequeño trago.

- No puedo creer que no has subido nunca.. puedo llevarte a dar una vuelta luego, por la noche Maud se disfruta más a toda velocidad.. - ella sonrió, creía estar hablando demasiado ya, eufórica y alegre por aquel encuentro. Mejor sería comer un poco y respirar.

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Anwen F. Voltaire

Anwen tomó una de las barras de chocolate y una cerveza, su hermana siempre le decía que era un asco pero para él la vida era demasiado corta como para no empezar por el postre. Creía haberle comentado algo a Paige en alguna ocasión, pero no sabía si ella lo recordaba. - Es eso o de verdad no quieren saber nada de su hijo.. - No tenía certezas sobre ese caso, la madre era una ex adicta y le habían perdido el rastro años atrás y del padre no tenía información.

- ¿Qué es lo que te gustaría hacer? - le preguntó, refiriéndose a su trabajo. La rubia se mostraba más interesada en la chapa metálica de su lata que en la tienda en la que trabajaba así que sabía que por ahí no estaba su camino. Paige ya estaba terminando sus estudios en Omega, pero él nunca le había preguntado a qué quería dedicarse. - Si prometes no secuestrarme y prestarme un casco, rodilleras y todas esas cosas que usan los niños, acepto.. - le respondió con una sonrisa, abriendo una cerveza para chocarla contra su lata y brindar por ese encuentro. La conversación entre ellos fluía tan fácil que le parecía raro que no se conocieran de toda la vida.

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Paige Naomi Cartairs

 Ella miro hacia ambos lados por si había alguien cerca, por lo general su padre era algo sobre proyectos y no era extraño que mandara a alguno de sus compañeros puristas a protegerla, no creia que podía cuidarse sola a sus 23 años y aquello muchas veces le había llevado más de una discusión familiar. Últimamente no habían de esas porque prefería que no se metieran demasiado en sus asuntos y solía estar ocupada.

- Estoy estudiando medicina.. pero voy de a poco, es algo complicado.. - ella suspiro, mirándola abrir el chocolate con alegría, el le había comentado cuanto le gustaban los dulces. Ella choco su lata de cerveza y le dio otro trago, sentándose con las piernas cruzadas en la manta. - Mi padre quiere que siga con el.. el negocio familiar, pero no creo que sea lo mío, me gusta mucho la medicina.. - ella le comento aquello porque confiaba en el y no estaba junto a los suyos como para que aquella información cayera en oídos de su progenitor.

Paige rio fresca al imaginarse con todo el protocolo de seguridad para subir a una motocicleta. - Está bien, tengo solo un casco pero puedo prestartelo  y deberte las rodilleras.. - concedió, le gustaría mucho poder llevarlo a recorrer la ciudad, aunque con aquellas cervezas sería mejor que lo hicieran en otra ocasión.

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Anwen F. Voltaire

La actitud de Paige mirando a ambos lados como si alguien los siguiera le pareció raro, pero siendo su primer cita prefería no indagar mucho al respecto. O no todavía, al menos. Esa chica le emocionaba y no quería ahuyentarla. - Entonces deberías seguir con esto.. Serías una buena médica - le respondió, era la primera vez que ella le comentaba algo al respecto. La rubia no hablaba mucho de sí misma o de su familia, la mayoría de las cosas Anwen sentía que se las había tenido que sacar con cuentagotas y por más que estaba acostumbrado a hacerlo por su trabajo, no deseaba que fuera igual en una cita.

- Bien, pero cualquier raspón será tu culpa.. - Anwen la apuntó con lo que le quedaba de la barra de chocolate y una sonrisa en los labios antes de llevarsela a la boca. - Nunca me dijiste de qué trabajaba tu padre - le recordó, sólo para dejar abierta la posibilidad si Paige deseaba hablar de aquello. - Creo que yo si te conté pero por si no lo hice, mamá es actriz y papá escritor - le dijo con la mirada puesta en los emparedados que Paige había llevado antes de tomar uno y comenzar a desenvolverlo.

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Paige Naomi Cartairs

Se había esforzado mucho por ingresar a la carrera, incluyendo que aquello fuera en secreto y con la complicidad de su hermano mayor Bauer. Quería hacerlo. La rubia sonrió jugando con su lata de cerveza vacía y lo dejo tomar su sándwich mientras se recostaba en la arena disfrutando de esa hermosa noche, siempre había disfrutado del aire libre y la playa en la noche era su sitio favorito en toda la Isla. Todos decían que no era un sitio muy seguro, que había peligrosos maleantes, pero se suponía que incluso ella era uno de ellos.

Los ojos verdes de Paige se fijaron en Anwen al escuchar su pregunta, la había tomado de sorpresa preguntándole sobre su padre y por un momento logro aquello ponerla muy nerviosa, sus feromonas disparándose como un dulce perfume hacia el rubio como cuando se sentía incómodo. Era inconscientemente una manera de proteger su verdad llamando la atención de una manera encantadora, aunque no quisiera hacerlo.  

- Mi padre es empresario, es el dueño de la tienda donde trabajo y de unas cuantas más en el extranjero.. - le contó lo cual no era una mentira, ellos sostenían el negocio para enmascarar sus cuarteles. - Te gusta? - le pregunto por el sándwich que el parecía comer con agrado. Se había esforzado por hacer algo fácil y práctico para disfrutar de esa noche.

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Anwen F. Voltaire

Anwen le dio un primer bocado a su emparedado para luego quedarse mirando a Paige en silencio, ella se había recostado en la arena con su rostro completamente relajado y él no podía evitar pensar en lo bizarro de toda la situación y lo extrañamente confortable que él se sentía. Era raro para el rubio encontrarse en esa posición después de sentir que nunca conseguiría establecerse en una relación nuevamente, pero con ella la idea de una relación se le hacía posible. Ellos habían conectado incluso desde la primer conversación en aquella aplicación, cosa que en un principio lo había avergonzado un poco pero que ahora agradecía.

Cuando ella le devolvió la mirada, su atracción se disparó y no pudo pensar en otra cosa que en lo hermosa que Paige se veía. Ni siquiera lo pensó y dejó el emparedado para recostarse a su lado, de repente toda la conversación sobre su familia no le interesaba tanto. - El mejor sandwich que probé en mi vida.. - dijo, tomando una de sus manos entre las suyas como si tenerla cerca de repente no fuera suficiente. - Me alegra mucho que hicieramos esto - Anwen no podía evitar sonreír al verla, se sentía como intoxicado por su belleza.

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Se suponía sería una cita

Paige Naomi Cartairs

Hacía tiempo que ello hablaban por mensajitos por las noches, pero nada se igualaba a aquella primera cita. Paige se había sentido relajada y por primera vez en su lugar hasta que él le había preguntado con su familia. Su madre le había dicho que en la Isla tenían miles de primos mutantes, con apellidos reconocidos y era por ello que sus cuatro hermanos varones y ella se les había cambiado al nacer, nadie quería que les reconociera, jamás había conocido a los Summers o los Rhys Velhaz, aunque su madre les hablaba bastante de todos ellos. Muchas veces se preguntaba si ellos sabrían de su existencia. Todos aquellos pensamientos salieron de la mente de la rubia al sentir la mano de Anwen sobre la suya y escuchar su voz.

Lo miró y sonrió. - También me alegro que al final, esto saliera bien.. - le dijo con media sonrisa mientras jugaba con la mano del rubio. Ella la entrelazó, sabía que parte de sus poderes estaban ayudando en ello y eso no era algo que pudiera controlar demasiado, lo había hechizado. Maldita sea. Quizás aquellas solo fueran palabras de su mente turbada por las feromonas. Se acercó y beso su mejilla, le agradaba estar en esa noche tranquila, sin responsabilidades, sin tener que seguir ordenes de los puristas y jefes de su padre.
Y como si los hubiera llamado, allí estaba, la mano derecha del jefe de la organización, llegando a la playa con los brazos cruzados, el ceño fruncido y su vestimenta cuasi formal mirándolos como si ellos estuvieran cometiendo un gran error. - Fantástico.. no debes mentir a tus hermanos mayores Paige.. - le dijo su hermano mayor, Emmett, haciéndola sobresaltar y separarse de Anwen antes de hacer cualquier cosa.

- Eres increíble, ni una sola cita? - ella bufó y miró a Anwen pidiéndole perdón por ese momento tan incómodo. - Te veré en estos días, con casco y protecciones para andar en motocicleta.. - le prometió antes de ponerse de pie, era completamente vergonzoso que aun la tratan como una niña, pero si se negaba aquello se pondría feo. Ella recogió sus cosas - Él es Emmett, mi hermano odioso, lo siento.. - lo presentó antes de que él la mandara a buscar la motocicleta y se quedara mirando al rubio, como pidiéndole explicaciones de porque estaba allí con su hermana menor.

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