30. Owner of a lonely heart

Owner of a lonely heart

Josephine Dawson

¿Qué diablos estaba haciendo un miércoles por la madrugada en un Bar? Jo no lo sabía, pero con su segunda cerveza encima ya no se lo preguntaba. Aunque seguramente tenía mucho que ver con su separación y el hecho de que esa tarde había mudado la última de sus cajas a su nuevo apartamento. Después de veinticuatro años juntos, su matrimonio con Matteo había llegado a su fin porque su ex pareja se había acostado con otra mujer.

Josephine había intentando hacer que las cosas funcionen después de eso, pero ni todas las sesiones de terapia en pareja ni los viajes que planearon juntos en esos últimos meses para reavivar la llama fueron suficientes. La mayoría de los días se sentía algo perdida, había estado con el mismo hombre por más de la mitad de su vida y ahora de repente sus amigas le recomendaban un montón de aplicaciones o sitios web de citas. Y claro que Jo no tenía ni idea qué hacer con eso, había perdido completamente su juego después de tantos años.

Ella suspiró mientras recorría con su mirada el lugar, era un bar pequeño pero estaba bastante concurrido para ser tan tarde. Su atención la captó un grupo de mujeres que parecían estar festejando la despedida de solteras de una de ellas y que hablaban a los gritos aunque no había necesidad de hacerlo. A su parecer, la música ya no sonaba tan fuerte como cuando había llegado, o quizás entre tanto murmullo ya se había acostumbrado al sonido.

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Galen A. Deveaux

Tres semanas era un verdadero récord. Por lo general, Galen tardaba más en cagarla en sus relaciones. Pero cómo iba a saber que Emma y Rachel se conocía. O que eran tan buenas amigas. Galen suspiró, encogiéndose de hombros mientras apuraba un nuevo trago de su cerveza. Lo cierto es que no podía evitarlo, no estaba hecho para las relaciones formales. Su trabajo, y la frecuencia con la que debía viajar tampoco lo ayudaban. Claro, que podría reubicarse en otro lado del país o del mundo, pero no estaba interesado en ello. Su lugar estaba en Maud, donde estaba toda su familia y amigos.

Hacía un buen rato ya que estaba sentado en la barra del bar bebiendo y era hora de irse a casa. Tener un apartamento en el centro de la isla era una ventaja, solo era cuestión de caminar un par de manzanas y eso era todo. Galen se puso de pie, su vaso de cerveza aún en su mano. ¿A dónde iba? Ya no importaba. La mirada celeste de Galen se fijó en una mujer que bebía sola a pocos pasos. Ella era guapa, sus rasgos eran muy finos, tenía unos ojos tristes color caramelo y un cabello oscuro que caía como cascada hasta la mitad de su espalda.- ¿Es tan malo?- preguntó, dejando su vaso sobre la barra cerca de ella.

Galen tomó asiento en uno de los taburetes altos junto a la mujer, apoyando uno de sus codos en la barra.- Soy Galen, Galen Deveaux..- se presentó, sonriendo de medio lado sin perderse ningún detalle de su bello rostro. Cuando su vaso quedó vacío y aunque ya era casi un abuso, él se pidió un nuevo vaso de cerveza, invitándole una a ella.  

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Josephine Dawson

Josephine hizo una mueca al pensar en su propia despedida de soltera, su mente nuevamente volviendo hacía Matteo y el fracaso de su relación. Ellos ya habían comenzado a tramitar los papeles de divorcio y la mudanza estaba terminada y sin embargo, todo aún le parecía muy surrealista. La castaña tomó su móvil para enviarle un mensaje a su hija e invitarla a conocer su apartamento el fin de semana siguiente pero se arrepintió cuando vio la hora, Stassie posiblemente estaba durmiendo y no quería despertarla.

Una masculina voz la sacó de sus pensamientos, levantando la vista para encontrarse con que un hombre se había sentado a su lado. - Lo siento.. ¿qué? - le preguntó, apenas sí había escuchado su pregunta pero no la había entendido. - Josephine G.. Josephine Dawson - se corrigió, tendiéndole la mano y sonriéndole para disfrazar su vergüenza al casi presentarse con su apellido de casada. El hombre fue rápido para invitarle una cerveza y ella aceptó y le agradeció mientras lo observaba, Galen era un hombre muy atractivo. EL barman les llenó los dos vasos y ella lo alzó para brindar con él antes de darle un primer trago.

No era el primer hombre que se le había acercado esa noche pero sí el primero en el cual Josephine demostraba algún tipo de interés. Él parecía mucho más joven que ella y aunque no lo conocía, por la confianza con la que se desenvolvía no creía que tuviera problemas para conseguir chicas. Problablemente si se lo propusiera podría tener a toda la mesa de las muchachas solteras con esa sonrisa de medio lado y esos profundos ojos claros. O quizás ella ya estaba demasiado desinhibida y por eso se encontraba tan atraída hacía él.

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Galen A. Deveaux

No importaba si ella no respondió a su pregunta, para un casanova como Galen la respuesta estaba tatuada en cada facción del femenino rostro: mal de amores. Y él era muy bueno para hacer olvidar esas cosas. Sus apuestas más fuertes eran una infidelidad o una ruptura. Ninguna mujer guapa como Josephine estaría tan tarde en un bar si su corazón estuviera bien.- Que qué tan malo es el tipo que te hizo venir a este bar hasta tan tarde..- dijo sin un gramo de vergüenza. Zane, su padre, era el hombre, padre e hijo modelo. Justin, su hermano mayor, era bastante de eso también. Y Kendrick, su hermano menor jamás haría algo así, demasiado retraído. Pero Galen no era nada de eso. No tenía reparos a la hora de salir a conquistar.

Cuando el barista les devolvió sus vasos llenos, la mirada celeste de Galen fue de nuevo a su bebida, disfrutando del frío bajando por su garganta. Ese era su último vaso, si no quería hacer el ridículo delante de Josephine lo mejor sería que dejara de beber y prestara atención. Sabía que ella estaba en una situación vulnerable y era algo cuestionable el hacer avances con ella en ese momento. Lo bueno era que estaba lo suficientemente borracho para pasar por alto ese detalle.- Si te hace sentir mejor, a mi también me dejaron..- claro que no iba a decirle que lo dejaron por su maldita culpa. Ella no necesitaba saber eso, menos cuando estaba intentando meterse en sus pantalones.

Galen bebió su cerveza sin dejar de mirar a Josephine, ella era una mujer hermosa. Ni siquiera a él se le ocurriría dejarla o engañarla. Lo que era mucho decir. No podía dejar de mirarla, había algo muy atractivo en ella. Quizás era la miseria en sus facciones o lo mucho que parecía esforzarse para mantenerse de una pieza. No sabía qué era, pero estaba dispuesto a descubrirlo.

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Josephine Dawson

Lo sinvergüenza de ese hombre la hizo reír para luego darle un nuevo trago a su cerveza. - Así que es tan obvio.. - dijo en voz baja, más para ella que para Galen. Claro que se sentía muy triste con todo eso y en muchas ocasiones perdida. Era más que una simple ruptura, era el fin de la familia que habían formado con Matteo. Ya no habría más domingos de pancakes en el parque con Stassie y Chuck, el gran danés que habían adoptado diez años atrás y que se había quedado en la casa de su esposo. Ella aprovechó el silencio para enfocarse nuevamente en el momento, no tenía sentido seguir dándole vueltas al asunto. Sabía que había hecho lo mejor, ellos ya no eran felices juntos y además nunca podría volver a confiar en Matteo.

Su mirada se encontró nuevamente con la de Galen y nuevamente no pudo pensar en nada más que en sus ojos tan claros y su mirada tan intensa y lujuriosa, Josephine se mordió apenas el labio inferior. - ¿Fue tan mala la ruptura? - le preguntó luego de un momento, volviendo su vista al frente para observar como las gotas caían por el frío vaso. No deseaba hablar de su ex, pero sí le agradaba saber que el suyo no era el único corazón roto en aquel bar.

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Galen A. Deveaux

La música y los gritos de la mesa de despedida de novia le sirvieron de excusa para acercarse un poco más a Josephine. Estaba lo suficientemente cerca como para poder percibir el suave y dulce perfume que ella usaba. Flower by Kenzo, si no se equivocaba. Galen sonrió de medio lado, acomodándole un mechón de cabello tras la oreja, un gesto sutil que nunca fallaba.- Bastante, pero voy a sobrevivir, siempre lo hago..- dijo. Su corazón no estaba roto como el de Josephine, pero podía hacerse un poco el compungido al respecto. No era la primera vez que lo dejaban y estaba seguro que no sería la última tampoco. 

- La cerveza sobre preciada de este lugar no va a hacerte sentir mejor, aunque un par de borracheras están en la Constitución..- Galen se encogió de hombros. Ya no le quedaba cerveza, estaba un poco borracho pero ese era su límite. No quería perder su oportunidad con una mujer tan bella por tomar de más como un adolescente. 

 No le preguntó por su corazón roto, Galen era lo suficientemente astuto para leer entre líneas. Si Josephine quería vomitar su corazón, acabaría haciéndolo y si no, solo seguiría hablando de cualquier cosa como en ese momento. Solo era cuestión de esperar a ver qué sucedía.

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Josephine Dawson

La forma en la que él se acercó, la suavidad para quitarle su mechón del rostro y su fingida tristeza ante esa ruptura. Claro que él era un mujeriego rompecorazones. Josephine nunca se había sentido atraída a ese tipo de hombres, durante su adolescencia los había evitado por encontrarlos tan poco confiables pero Galen era atractivo y un poco de charla no significaba nada, así que ella también se acercó un poco más. - Me quedé sin vino en casa y todo estaba cerrado - le comentó, desempacar le había llevado más tiempo del planeado y la hora de cenar se había ido al diablo. Por su barrio ya no quedaban comercios más que esos almacenes que cerraban de madrugada y en ninguno tenían lo que ella buscaba.

- ¿Cuál es tu historia, Galen? - preguntó, su mirada y toda su atención puestas en ese hombre que seguía mirándola de manera tan descarada. Claro que ella no iba a hablar del hombre que había roto su corazón, él ya no merecía ese lugar en su vida. Además su prioridad seguía siendo su Anastasia y, viviendo en una Isla tan pequeña, siempre se tenía que cuidar con lo que decía para que no llegara al Instituto en forma de rumor.

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Galen A. Deveaux

La tristeza que Josephine sentía era muy real, tanto que casi hacía que Galen se sintiera culpable por tomar ventaja de las mujeres en su situación. Y es que ellas eran un blanco fácil. Un par de palabras bonitas, algo de alcohol, luego un montón de sexo de despecho y adiós. Lo que era ideal para alguien como él.- Sufro de una extraña alergia al compromiso..- dijo sin vergüenza alguna y sin dejar de mirarla, esa mujer le parecía preciosa.- No puedo ofrecer más que unas cuantas noches de sexo maravilloso..- agregó. Se sabía un playboy cualquiera y hacía años que estaba en paz con eso. No necesitaba ahondar en la única vez que le rompieron el corazón y que lo llevó a cambiar su cosmovisión de las relaciones amorosas para siempre.- Y debe ser tu noche de suerte, porque estoy dando muestras gratis..- más allá de ligar con ella, también quería hacerla reír. Algo le decía que tenía de esas sonrisas que iluminaban el lugar y Galen quería presenciar eso.  

- Lo que sí puedo decirte es que nadie vale toda esta angustia que tienes, y que en algún momento todo se vuelve a acomodar..- Galen tomó un poco más de su vaso de cerveza para dejar de sonar como un maldito libro de Deepak Chopra. O peor, como su hermano Justin. Las mujeres de la mesa de despedida de soltera volvieron a gritar, haciéndolo torcer el gesto de su rostro. Deseaba marcharse de ese sitio, y si era en compañía de Josephine, cuánto mejor.

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Josephine Dawson

Quería culpar un poco más al alcohol y la ruptura, pero lo cierto es que Galen sabía lo que hacía. Él la hizo sonreír al primer comentario, confirmandole que era el tipo de hombre que te garantizaba romperte el corazón si pretendías algo más de una noche. Luego se rió al escucharlo promocionarse así, ofreciéndole sexo maravilloso y muestras gratis del mismo. - Eres increíble.. - le dijo, volviendo a tomar con ambas manos su cerveza para terminar lo que quedaba en el vaso.

No era para nada propio de ella, pero cuando volvieron a cruzarse sus miradas luego de que los dos conducieran su atención a la mesa de las solteras, Josephine también quiso salir de allí. - ¿Vives muy lejos de aquí? Creo que una taza de café me vendría bien.. - deslizó con una sonrisa de medio lado, deliberadamente ignorando lo que él le había dicho. Apreciaba sus buenas intenciones, si es que existían, pero de verdad no quería ni siquiera admitir que estaba angustiada por Matteo. Escapar le parecía la mejor opción y Galen parecía el hombre para eso.

Como él ya había pagado por las bebidas de ambos y ella no quería sobrepensar la situación demasiado, Josephine se levantó de su asiento, sosteniendole la mirada mientras se ponía su abrigo. Sentía las mejillas un poco sonrojadas por el alcohol y no sabía qué tan buena idea era, pero ella le tendió una mano para que ambos salieran juntos.

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Galen A. Deveaux

Bingo. Josephine aceptó su propuesta mucho más rápido de lo que esperaba, Galen estaba convencido de que ella le daría mucho más trabajo. Pero su facilidad hablaba de lo mal que ella debía sentirse si su mejor plan era pasar un rato con alguien como él. Galen sonrió, dejando un beso en el dorso de su mano luego de una exagerada reverencia. El viaje en auto fue breve a pesar de que Galen condujo despacio, no quería que tuvieran un accidente debido al alcohol.- Bienvenida, ponte cómoda, tengo algo de chocolate para el café, aunque yo prefiero unos pretzels..- le dijo dejando su abrigo en el pequeño armario recibidor junto a la puerta de entrada para que Josephine pudiera hacer lo mismo. Desde siempre, Kendrick criticaba esa rara combinación suya, pero qué sabía su hermano menor.

- Entonces, café..- dijo Galen con una sonrisa de medio lado . Él se acercó a Josephine, una mano alrededor de su cintura, su rostro demasiado cerca del femenino.- ¿Azúcar y leche? ¿Solo?- quiso saber, dejándole un beso en la comisura de los labios antes de ir a la cocina y echar a andar la cafetera. Galen era un aficionado al buen café, tenía diferentes tipos de granos y diferentes máquinas, cualquiera que lo conociera un poco sabía que el mejor regalo que podían hacerle era una bolsa de granos, o una taza. Tenía una cantidad ridícula de tazas entre las compradas en sus viajes y las que otras personas que regalaban.

En otra ocasión, se tomaría más tiempo para hacer aquello, pero el horario no lo acompañaba por lo que optó por la cómoda Nespresso, regalo de sus padres en su último cumpleaños. Galen tenía la teoría que una buena taza de café expreso podía hacer maravillas en el ánimo y la sobriedad de cualquiera. Y Josephine parecía estar necesitando de ambos en ese momento.

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Rodó los ojos ante lo exagerado de la reverencia antes de que una pequeña risa se escapra de su boca, Galen de verdad vivía para ser un playboy. Aún así era agradable saber que él seguía usando sus tácticas incluso cuando ya había recibido un sí y que no era de esos hombres que te hacían lamentar el ir con ellos. - ¿Por qué no? Pretzels suenan bien - respondió, su abrigo ya descansando sobre el perchero. Ya que estaba probando cosas nuevas como el sexo de una noche con un hombre más joven, bien podía también aprovechar eso para la combinación de pretzels y café.

Se permitió perderse en los detalles del lugar, intentando descifrar qué le decía su apartamento de él cuando Galen la tomó por la cintura. Otro punto a favor de ese hombre, no era un bastardo que sólo había aceptado ir por un café para luego comenzar a desvestirla en el ascensor. - Con leche y si tienes canela, mejor..-  él la soltó para ir a la cocina y ella se quedó con la agradable sensación de su barba de un par de días rozando su rostro con ese beso, tan cerca de sus labios. Josephine se acomodó en el sillón, un par de fotografías ubicadas en una estantería captaron su atención. En una se veía a Galen junto a una rubia y dos hombres, uno que se le hizo demasiado familiar aunque no podía precisar de dónde.

El olor a café comenzó a flotar en el aire y ella, demasiado acostumbrada a ser la anfitriona y aún caminando con menos gracia de la usual debido al alcohol en sangre, se olvidó del asunto del hombre en la fotografía y se levantó para ir a la cocina. - ¿Necesitas ayuda? - le preguntó, viendo luego que él ya tenía los pretzels en un bowl y dos tazas de café humeando sobre la mesada. La cocina parecía decirle un poco más sobre él, Galen tenía una amplia colección de tazas y diferentes cafeteras exhibidas.

Un par de minutos después ambos estaban sentados muy cerca del otro en el sillón, las tazas encima de la mesa ratona mientras Josephine le comentaba acerca de una casa en la que estaba trabajando con una cocina muy pequeña y casi sin ventanas. No recordaba en qué momento había comenzado a hablar de su trabajo como diseñadora de interiores, pero siendo que había pasado poco tiempo desde que ella había vuelto a ejercer a tiempo completo, se sentía bien.

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El café tardó apenas un par de minutos en estar listo y Galen no demoró en llevar ambas tazas y el bowl con pretzels en una bandeja a la mesa ratona de su sala de estar. Tenía un buen empleo, por lo que podía permitirse un bonito y amplio apartamento de concepto abierto con balcón. Él se sentó con Joss en el sillón y la jaló para que ella pudiera acomodarse contra su cuerpo en una posición más que íntima. El café se les acabó pronto, pero él solo dejó las tazas a un lado, sus manos entrelazadas sobre el vientre femenino mientras ella le hablaba de una caja que en realidad parecía más una caja de zapatos.- Bueno, quizá pueda contratar tus servicios, no logro dar con algo que me deje satisfecho en el balcón de mi habitación..- dijo con tranquilidad, su mentón apoyado en el hombro femenino. Además de ser preciosa, Josephine era una mujer agradable e interesante.

- El que sale de la sala de estar es un poco más amplio y lo utilizo como una extensión al aire libre de este espacio, pero quiero algo más privado para el de mi habitación, ¿un santuario privado? ¿suena muy a problemas de gente blanca?- Galen se rió sin poder evitarlo, haciendo vibrar el cuerpo femenino. No solía comportarse de esa manera con sus conquistas de una noche, en otra situación, Josephine ya estaría desnuda sobre sus sábanas. Pero al ver toda esa tristeza no pudo hacerlo. Claro que quería follar con ella hasta que saliera el sol, pero primero quería que ella se sintiera mejor. A pesar de la hora, siempre que ella no se durmiera, todavía podían darse el lujo de conversar un rato más.

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Josephine Dawson

El alcohol la había desinhibido lo suficiente como para que no se sintiera incómoda manteniendo ese grado de intimidad con un perfecto desconocido, así que en ese momento se permitió disfrutar de lo agradable que era la compañía de Galen. Él era bueno en las conversaciones y a ella le gustaba sentirse escuchada, además ganaba puntos por la seguridad y a la vez casi dulzura con la que la sujetaba. O quizás eso era como ella decidía verlo.

Ella se rió también por el chiste de problemas de gente blanca, seguramente luego le echaría un vistazo a su balcón para ver qué opciones se le ocurrían. Claro que sabía que había cosas más importantes, pero Josephine en su empleo había visto de primera mano la diferencia que un espacio bien pensado podía tener en la vida de una persona. No curaba el cáncer ni nada parecido, pero le gustaba pensar que sí hacía que las personas se sintieran un poco más en casa.

- ¿De verdad quieres mi opinión o sólo me quieres llevar a tu habitación? - preguntó, acariciando de forma distraída las manos de Galen que seguían entrelazadas a la altura de su vientre. Si bien su comentario había sido una pequeña broma, el café ya se había terminado y en el bowl sólo quedaban un par de pretzels así que quizás no era tan mala idea pensar en pasar a la habitación ya. Dios, no podía creer que era ella quién estaba dando ese paso.

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Galen A. Deveaux

Se merecía esa desconfianza y ese tipo de comentarios, después de todo siempre fue un playboy. Galen se rió al escucharla, abrazándola un poco más a su cuerpo.- Claro que quiero tu opinión, y llevarte a mí habitación..- le dijo, sus labios rozando la piel del cuello femenino. Le agradaba sentir que Josephine se sentía más tranquila y animada. La había visto muy triste y perdida en el bar. Él no era ninguna especie de salvador, pero tampoco era el cerdo que se esforzaba en parecer.- Aunque mí sillón es un buen punto de inicio..- dijo después, su boca entretenida en la piel de Josephine. 

Una de las manos de Galen se colo bajo su blusa, acariciando su cintura. No sabía hasta donde quería llegar ella y no quería que eso fuera una mala experiencia. Galen tenía la experiencia suficiente para saber que ella estaba separada y soltera por primera vez después de muchísimos años en pareja.- Podemos hacer lo que tú quieras Joss, avanzar, seguir hablando o ver una película..- él no dolía ser tan gentil y considerado. Por lo general solo quería un buen polvo. Quizá Josephine le puso algo en la bebida y por eso estaba tan pendiente de ella. Su otra opción era que ella fuera una mutante y estuviera jugando con su mente. Cualquier cosa era mejor que pensar que se estaba ablandando. Hacía años que sabía que una pareja estable o una familia no estaban en sus planes de vida. 

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Josephine Dawson

Ladeó el cuello al sentir sus labios allí, haciéndole saber que ella también deseaba aquello. - Es un buen sillón.. - agregó con una sonrisa y los ojos cerrados mientras se dejaba hacer por él, sintiendo ahora su mano también en su cintura. Sabía que se trataba de algo de una noche y estaba perfectamente bien con eso, aunque no le admitiría nunca a nadie que había ido al apartamento de un hombre más joven que conoció en un bar en un momento casi de despecho y vulnerabilidad. Ella daba la apariencia de ser una mujer que siempre tenía toda su mierda junta y eso no se adecuaba a su imágen. Incluso Matteo y su hija se sorprendieron al ver lo bien que parecía estar tomándose todo el tema de la separación y la mudanza, tomando las riendas del asunto ella al ir a ver a un abogado de divorcios y comenzar a establecer las cláusulas del mismo. Ese hombre le había roto y aún así por la familia que habían construido pretendía que eso fuera tan amistoso como pudiera.

De verdad Galen no era para nada como Josephine esperaba, demasiado caballero y gentil. Lo cual no representaba algo malo, solamente distinto. - Galen, estoy bien - le aclaró primeramente, el café había hecho maravillas para su ebriedad y quizás ese hombre necesitaba que se lo hicieran saber para así dejar de preocuparse y pasar a lo suyo. Josephine cambió de posición para poder sentarse en su regazo y quedar de frente a él. - Quiero lo que me ofreciste en el bar. Quiero pasar la noche contigo, en tu sillón, tu cama o donde quieras.. - Ella se acercó a su oído para susurrarle y luego morderle el lóbulo de la oreja, haciendo referencia a la noche de sexo de la que Galen le había hablado en el bar. Josephine también se sentía completamente diferente en esa situación y le gustaba poder explorar otro lado de su sexualidad. Se alejó un poco para quitarse la blusa y enseñar su sostén de encaje blanco antes de comenzar a dejar un par de besos por el mentón de Galen hasta llegar a sus labios. Las manos de su compañero fueron ágiles en levantar su falda hasta casi sus muslos y acariciarla allí mientras su lengua se hacía paso por su boca.

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Galen A. Deveaux

Bien, nadie podía decir que él no lo intentó. Galen sonrió de medio lado al escuchar a Josephine y ver como ella se quitaba la blusa para dejar a la vista un delicioso sostén blanco de encaje. Sus manos subieron por los muslos femeninos, llevándose con ellos la falda. La beso despacio, dejando que su lengua la saboreara. Todavía podía paladear el café y los pretzels en ella, lo que solo la hacía más deseable.- En ese orden, cariño..- dijo con una sonrisa de bastardo en su rostro, besándola con más necesidad, sus manos deshaciendose por fin de su falda.- Todavía tienes demasiada ropa puesta..- agregó, sus dientes divirtiéndose en la piel del cuello de Joss. 

Galen llevó las manos de Josephine a los primeros botones de su camisa para que ella pudiera hacer los honores. La prenda quedó en el suelo junto a la ropa de su acompañante. Su pene dió un tirón dentro de su pantalón, esa mujer hermosa besaba como una jodida diosa y solo quería llevarla a su habitación.- Bien, tengo algo en mente y no vale que te quejes de la decoración..- dijo con ese aire sinvergüenza. Galen tomó a Josephine en brazos y así como estaba salió al balcón de la sala de estar. Se sentó en uno de los sillones con ella todavía en su regazo.- Dijiste dónde yo quisiera..- le recordó al tiempo que una de sus manos desabrochaba el broche de su sostén. Follarse a esa mujer con las luces de la ciudad de fondo era un espectáculo que no merecía. 

Su boca bajó y tomó uno de los femeninos pezones. El primero de sus gemidos lo hizo gruñir y embestir desde abajo. Una de sus manos acariciaba la piel tersa del trasero de Joss mientras que la otra se dedicaba al placer del pezón libre. El pantalón le molestaba pero no tenía tiempo para quitárselo, toda su atención estaba puesta en su pareja y la forma en la que gemia y se removia sobre él. Diablos. 

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Josephine Dawson

Desde que Galen se había sentado junto a ella en el Bar que se hizo evidente que él sabía exactamente lo que hacía con las mujeres, pero la forma en la que la besaba mientras sus manos recorrían su cuerpo hacía que Joss reafirmara esa creencia de otra manera. - ¿Qué esperas para quitarmela? - le contestó con una sonrisa y los ojos cerrados mientras disfrutaba de sus labios nuevamente en su cuello. No sabía si era por lo excitada que estaba o si sabía que eso era un encuentro de una noche y que ellos nunca se volverían a ver, pero se sentía mucho más libre y dispuesta a intentar cualquier cosa esa noche. Lo cual se evidenciaba en la forma en la que desvestía a Galen con su mirada puesta en él mientras desabrochaba su camisa y volvía a besarlo con necesidad, mordisqueando un poco su labio inferior. Su matrimonio con Matteo había sido bueno por mucho tiempo y el sexo también, pero después de estar juntos por veinticuatro años no podía decir que la pasión era la misma. Recuperar aquello, aunque fuera con otro hombre, se sentía jodidamente bien.

Se dejó tomar en sus brazos, sus labios entreteniendose en el cuello de Galen mientras él la cargaba y la llevaba a lo que suponía que era su habitación. Escuchó el sonido de una puerta y sintió una suave brisa acariciar su cuerpo, haciendo que ella levantara la vista para encontrarse con que estaban en el balcón de Galen y que el bastardo le recordaba que ella le había dado permiso para follarsela donde quisiera. La idea, lejos de molestarla, encendió más su deseo. Él era un pervertido y eso le encantaba.

Su sostén cayó a un costado del sillón donde estaban sentados y Galen tiró su cabello hacía atrás antes de que su boca tomara uno de sus pezones, lamiendola allí y haciendola gemir y pedir más. Una de sus manos estaba puesta en la nuca de Galen mientras se movía sobre él, sintiendo su erección y la forma en la que la embestia desde abajo. - Desnudate para mi - le pidió con una pequeña sonrisa en los labios, quería disfrutar desde su posición de verlo quitarse la ropa con los edificios de la Isla a sus espaldas. Galen se encargó de sus pezones un poco más antes de sentarla en el sillón y ponerse de pie para cumplir con su pedido, quitándose los zapatos y el pantalón mientras mantenía su mirada puesta en la suya. Joss se quitó su tanga y separó sus piernas buscando que bajara la vista hacía su sexo para verla darse placer mientras esperaba por él. Le gustaba la mirada lasciva de Galen y como eso la hacía sentir.

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Galen A. Deveaux

Ah carajo, no podía tener tanta suerte, pensó Galen al ver como Josephine terminó de desnudarse para luego comenzar a darse placer. No podría sentarse nunca más en ese sillón sin pensar en ella. Galen terminó de quitarse el pantalón y se puso de rodillas, reemplazando los dedos femeninos por su boca. Ella ya estaba húmeda, le encantaba una mujer que sabía darse placer a si misma. SIGUE

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