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Reign F. Summers

Esos hijos de puta. Era el cuarto ataque que sufría ese mes. Los desgraciados de los puristas estaban ensañado con él, estaban intentando quebrarlo, y ¿sabes qué? no iba a suceder. Reign maldijo, estaba tumbado en el sillón de su sala de estar, Cassie su preciosa ovejera belga de la variedad Groenendael estaba echada en el suelo a su lado, custodiando. Su Cassie era un enorme montón de amor en un precioso pelaje negro brillante. Su chica tenía cinco años y era la dueña del corazón de Reign desde el momento en que la adoptó de un amigo que tenía a los padres de Cassie. Dust, su gata bengal, estaba tumbada en el regazo de Reign, ronroneando de a ratos cuando él le acariciaba entre las orejas. y Flanelle estaba junto a Cassie, acurrucado en ella. Los tres sabían que Reign estaba con la moral un poco baja esos últimos días ante tantos ataques, incluso si él se esforzaba por mantenerse fuerte para el resto de su equipo. Era una buena cosa contar con el apoyo de viejos miembros de la Patrulla como su padre y compañía, además de los refuerzos como Ava y Avril.

- Voy a hacer algunos cambios, pero creo que puede funcionar bien..- dijo, un poco hablando solo, otro poco hablando con sus animales- Pondré a Brooke con Duncan y Zane, a Farrah con los mellizos y a Ava con Skylar y conmigo..- continuó, pensando en que eso sería lo mejor, grupos apenas más grandes pero menor cantidad. Así, además, podría diagramar un nuevo esquema de guardias en conjunto con el equipo de veteranos de su padre. Su padre le rompería las piernas si se enteraba que se referían a ellos de esa forma. Reign sonrió, aunque eso hizo que le doliera todo el rostro.

El timbre de su apartamento sonó y Reign gimió con los labios cerrados ante la perspectiva de ponerse de pie y tener que llegar a la puerta. Él tomó la muleta y se tomó el tiempo para ponerse de pie, apretando los dientes ante el dolor que sentía en las costillas. Reign tenía el ojo izquierdo negro, y un corte en la ceja de ese mismo lado. También tenía una venda que cruzaba sus pectorales y alrededor de su abdomen por un corte en su hombro derecho y el golpe de sus costillas. Bajo el pantalón de deportes que llevaba puesto, tenía otro vendaje en el muslo derecho por otro corte. Eso, además de unos cuantos moretones más que tenía por todo el cuerpo de diferentes tamaños. De verdad estaba vuelto mierda.

A pesar de lo mal que se sentía, todo Reign se irguió un poco con su muleta al abrir la puerta y encontrar la mirada verde de Todd allí. Reign y Todd llevaban las últimas semanas pasando el rato juntos, sobre todo por las noches cuando alguno de los dos no podía dormir. La última semana, ellos no fueron capaces de coincidir y se alegraba de verlo aunque no lo hubiera llamado. Reign sonrió de medio lado hacia la derecha de su rostro para Todd, lo había echado de menos esos días y estaba genuinamente feliz de verlo.- Chisme de pasillo, ¿verdad?- le dijo a modo de saludo, o era eso, o Todd se había enterado por Jena, su madre y miembro de la generación anterior de la Patrulla Omega.

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Todd Lewis

Tocó el timbre del departamento pegado a la puerta de madera y, sólo después de oírlo sonar, dio un paso hacia atrás. Reafirmó el aferre de su mochila colgada únicamente del hombro derecho y alzó el mentón, esperando encontrarse con la mirada ajena cuando Reign le abriera. Ya conocía la diferencia de sus alturas, y podía imaginarse el punto exacto en el que se encontraría con sus ojos sin tenerlo delante. Y no se equivocó. No permitió que la imagen de un golpeado líder de patrulla le cambiara la expresión facial, de hecho sólo amplió una sonrisa enternecida. Joder, lo había extrañado esos días.

—Algo así. Aún me sorprende que la Patrulla intente mantener la confidencialidad, al menos en esa academia. — No revelaría sus fuentes porque, después de todo, ya estaba allí. Sin embargo sus sospechas eran ciertas. Ser el cocinero de Omega tenía privilegios y desventajas, y escuchar rumores definitivamente entraba en alguna de esas dos categorías. No podía decir cuál con seguridad. Y una vez que el chisme corría, era fácil ir a interrogar a su madre. Esa mujer no había nacido para mentir, incluso cuando se esforzaba. Y si tenía alguna mínima duda, una buena opción era preguntarle a su padre: otro pésimo mentiroso. Entre ellos se contaban todo así que, no había forma de quedarse con dudas.

— Espero no te moleste, pero traje algunas cosas y pensé que podíamos pasar la noche juntos mientras haces tu reposo obligatorio. — enarcó una ceja, sabía que a Reign eso del reposo no le gustaba en lo más mínimo. Si no fuera porque de verdad estaba jodido, estaría en la academia dando vueltas. No le extrañaría que en su propio hogar hubiese estado pensando cosas y planificando nuevas estrategias. Los Summers tenían esa cualidad garantizada, le había dicho su madre una vez. — Son tonterías, pero creí que harían más livianas las horas.

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Era verdad, el Instituto Omega no era el sitio más aconsejable para la discreción. Pero eso no le importaba mientras observaba a Todd de pie en el umbral de su puerta. Y llevando la chaqueta que Reign olvidó semanas atrás en su apartamento. Reign tomó una de las solapas de la chaqueta para acercar a Todd, besándolo en la boca a modo de bienvenida, sin preocuparse de que su puerta estuviera abierta. El maullido de Dust lo hizo sonreír en la boca de su visitante y Reign se obligó a separarse de Todd para volver a poner su peso en la muleta.- Ellas son Cassie y Dust, y él es Flanelle..- le dijo, presentándole a sus tres consentidos.- Me alegra que estés aquí, Todd..- dijo, ya andando despacio en su muleta, lamentando cada paso que tenía que dar. Reign se acercó a la pequeña isla que tenía como separador entre la cocina y la sala de estar, apoyando su trasero en uno de los taburetes altos. Llegar hasta el sofá o su habitación eran más esfuerzo del que podía hacer.

- Sé que es algo tarde, pero no cené aún, puedo pedir algo para los dos si tu puedes bajar a recibir al repartidor..- le ofreció. No estaba seguro de cuan llenas o vacías podían estar sus alacenas. Hacía semanas que no tenía tiempo para nada más que la Patrulla Omega, motivo por el que apenas si había visto a Todd en la cocina del Instituto. Y si bien los mensajes y las videollamadas estaban bien, tenerlo en su apartamento era mucho más agradable. Reign sonrió, viendo como Cassie movía su cola mientras olisqueaba a Todd, curiosa. Flanelle y Dust, eran más difíciles y ambos gatos estaban enroscados uno en el otro, observando a Todd desde su castillo rascador.- ¿Puedo ofrecerte un vaso de agua o algo?- quiso saber, sintiéndose un poco torpe. Reign tendría que quedarse quieto, era lo mejor para sus lesiones, pero por otro lado, era nieto de Rhenan McFloyd para ser un mal anfitrión. No podía permitirse algo así. Quería que Todd se sintiera bienvenido y a gusto en su hogar, como lo hizo sentir a Reign en el suyo.

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La enumeración de supuestas tonterías que había traído para hacer más pasajero el día no llegó pronto, porque en su lugar el moreno lo atrajo para besarle y entonces olvidó por completo cuál era la intención que tenía su lengua. Hablar se convertía en un acto secundario. Sonrió mientras se separaban y le presentaba a sus mascotas. La gata llamó rápidamente su atención, aunque no hizo más que inclinarse un poco y extender la mano en su dirección para que lo olfateara. Mientras se adentraban en el departamento, Todd continuaba sorprendiéndose de lo cordial y buen anfitrión que Reign intentaba ser a pesar de que apenas si podía caminar. Le siguió hasta la isla de la cocina y esperó a que se sentara para colocar, con la lentitud de un extraño, su enorme mochila sobre el mármol.

— ¿Pedir algo? ¿Acaso quieres ofenderme tan pronto? — Todd frunció el entrecejo, aunque una sonrisa decoraba sus labios. Alzó la mano en alto y la colocó en el espacio que había entre ambos. Le pedía, en silencio, que esperara. Abrió el cierre de su mochila y comenzó a sacar objetos de los distintos bolsillos, explicando el motivo por el que había escogido cada uno. — Esto de aquí son muffins de banana, hice de más por la tarde y decidí traerte algunos. Traje unos enlatados para que tengas, porque supongo que no puedes ir a comprarte comida. Fideos, arroz yamani, pero dónde... Ah sí. Aquí tienes frutas y verduras para cuando no quieras cocinar pero puedas comer algo sano. — No lo miraba, continuaba llenando la isla de elementos. — Traje hamburguesas para cenar, son veganas, claramente. Y las hice yo, por supuesto. Pedir, pf... qué insultado me siento. Ah, mira. — sacó un pendrive de uno de los bolsillos más pequeños. — Esto tiene las primeras tres temporadas de Brooklyn Nine-Nine completas, para ti, que dijiste que no habías visto la sitcom. También tiene la discografía entera de Justin Timberlake, pero eso es otra cosa. — Finalmente cerró todos los bolsillos de su mochila al momento en que Cassie se acercaba a sus pies y olfateaba sus pantalones.

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Reign F. Summers

Todd siempre era más de lo que Reign podía manejar. Apenas si le dijo algo sobre pedir comida que su invitado comenzó a sacar bolsa tras bolsa de su mochila, llenando de a poco el espacio de la isla de su cocina, hablándole de cada cosa que sacaba.- No debiste molestarte, tampoco quería que te sintieras en el deber de cocinar para mi..- dijo Reign, mirando hacia otro lado porque en ese momento, ante un gesto como el de Todd, no sabía como comportarse. Sus ex novias no habían sido malas mujeres, pero ninguna jamás hizo algo como lo que Todd estaba haciendo. Reign apretó los dientes, no se sentía bien y fingir delante de Todd que así era, comenzaba a volverse insostenible.- Lo siento Todd, sé que estoy abusando de tu gentileza, pero ¿te molestaría mucho que vaya a tumbarme al sillón mientras tu cocinas?- se lo podía notar más cansado y que estaba apenas doblado hacia su muleta.

Reign tomó su muleta y se puso de pie, los dientes apretados.- Por favor, no..- le pidió a Todd, alzando una mano para pedirle que no lo ayudara.- Suficiente es que hayas llenado mi heladera por los próximos días y vayas a cocinarme..- agregó, caminando con lentitud hacia el sillón de su sala de estar, la pierna derecha cojeando. Unos minutos después, él logró tumbarse en el sillón con Cassie echada a sus pies custodiándolo. Reign volvió a tomar el cuaderno de notas con el que trabajaba, volviendo a sus planes con la minuta de la última reunión de la Patrulla a mano. Que tuviera que quedarse en cama no lo convertía en un puto inválido.

La conversación incansable de Todd le llegaba un poco lejana mientras él cocinaba y Reign trabajaba en sus asuntos, el calmante muscular empezando a hacer efecto en él. Si hubiera sabido que Todd vendría no lo hubiera tomado, para no quedarse dormido como le pasó. Los parpadeos de Reign se volvieron más largos hasta que se quedó dormido, su cuaderno en el suelo junto al bolígrafo.

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— ¿Molestia? Lo estoy haciendo porque quiero, Reign. — le avisó, apoyándose por un momento en la isla. Sus ojos observaron al hombre con mayor atención ahora, por más energía positiva que Todd cargara en su cuerpo comprendía que no era la mejor situación para Summers y él sólo quería estar allí para ayudarlo en lo posible. No pretendía cambiar su estado con sólo chasquear los dedos. — Claro que no me molesta, anda. — Todd quiso acercarse para ayudarlo pero percibió la negativa de Reign antes incluso de que él hablara. Su lenguaje corporal se lo había dicho claramente. Dio un paso hacia atrás dándole espacio para moverse con comodidad, pero tuvo que contener el impulso de aproximarse nuevamente y ayudarlo al ver sus expresiones de dolor. Lo siguió con la mirada hasta que se dejó caer en el sillón y dejó que el aire contenido hasta ese momento se escapara de sus pulmones en silencio. Lo mejor era ponerse a cocinar cuanto antes, con un poco de suerte Summers cenaba y dormía un poco.

Sus hombros se movieron solos al ritmo de SoulMate, una de sus canciones favoritas. La cantaba en su cabeza para no molestar a Reign con sus alaridos. Incluso los utensilios se movían en sus manos al ritmo que su mente marcaba. Cada tanto le hacía un comentario al moreno, sin esperar necesariamente una respuesta. Veía por sobre el respaldo cómo su cuaderno se movía cuando anotaba cosas en él. Se tomó su tiempo en guardar todos los elementos en la alacena con movimientos lentos, casi como si le diera pudor adueñarse de aquel sitio de esa manera. Finalmente se propuso cocinar las hamburguesas y preparar algo para acompañar, un puré mixto bien condimentado le parecía una buena idea. Una porción de papas fritas no clasificaba como comida sana por más deliciosas que fueran.

Cuando el puré estuvo listo y las hamburguesas comenzaron a cocinarse en la sartén, Todd se tomó el atrevimiento de acercarse al sillón para conocer el estado de Reign. Rodeó el mueble con un comentario en la boca, comentario que se guardó al ver que el moreno dormía como un bebé. Todd sonrió y bajó la mirada, encontrándose por casualidad con los animales custodiando el hábitat de su dueño. — Esto tiene que retratarse. — susurró, y sacó su móvil del bolsillo trasero. Abrió la cámara y sacó una foto de la imagen que presenciaban sus ojos, incluyendo las mascotas en todo ello. Finalmente un suspiro se le escapó de los labios. El dispositivo ya no estaba entre ellos y Todd perdió la cuenta de cuántos minutos se quedó observándolo dormir. El chisporroteo de la comida lo devolvió al planeta Tierra. Esperó a que la comida se hiciera y la dejó enfriarse de manera natural sobre la mesada. Notó que los recipientes de agua para los animales estaban casi vacíos y los rellenó, y lo mismo hizo con la comida luego de buscar el alimento por un largo rato entre las puertecillas del departamento.

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El trabajo como Líder de la Patrulla Omega era desgastante, no existía el horario laboral, o el día libre, tampoco los fines de semana. Reign descansaba cuando nada estaba incendiándose. Y últimamente la isla estaba en llamas. Al calmante no le costó tumbarlo. Reign dormía, Cassie estaba echada en el piso a la altura de sus pies y Flanelle y Dust abandonaron su castillo rascador para acostarse entre las piernas y los pies de Reign cubiertos por la manta. Esa era su rutina habitual, él nunca estaba solo en el sillón. Los sonidos de Todd le llegaban como un eco lejano que no llegaba a despertarlo, como tampoco lo hizo la fotografía silenciosa que el tomó Todd.

Si hubiera estado despierto, le hubiera dado mucha vergüenza que Todd se ocupara hasta de darle agua fresca y un poco más de comida a sus mascotas. Gesto que Cassie apreció con un ladrido feliz pero que no impresionó para nada a Flanelle y Dust, su público difícil. Reign apretó los ojos antes de abrirlos, llamado por el ladrido de su perra.- Cassie, mi amor, qué suce..- las palabras de Reign se interrumpieron al encontrarse con la mirada azul oscuro de Todd.- Ah carajo, lo siento, el calmante..- se disculpó con torpeza, sentándose despacio en el sillón otra vez una vez que sus gatos salieron de arriba de sus piernas.

Por el aroma, Reign supo que la comida estaba lista e hizo el esfuerzo de ponerse de pie y acercarse a las encimeras superiores donde tenía los platos y vasos, alcanzándoselos a Todd para que él pudiera ponerlos en la isla y que ambos pudieran cenar.- Se ve muy bien..- dijo con una sonrisa cansada de medio lado una vez que pudo sentarse en su taburete, más allá del gesto amable, Reign adoraba la comida de Todd incluso si era vegana.

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Para Todd no era problema alguno llenar los recipientes de sus mascotas, como no lo era cocinarle y tampoco verlo dormir. No era una persona que actuara por compromiso, jamás había podido hacerlo. Era demasiado fiel a sí mismo y estaba allí por decisión propia. De hecho, si Reign no hubiera despertado ante el ladrido de Cassie, probablemente hubiera continuado notando pequeños quehaceres que le ayudarían a matar el tiempo y, por qué no, tachar algo en la lista de pendientes del moreno. — ¿Por qué te disculpas? Porque no hay motivos para eso. — determinó con una ceja en alto. Reign tenía una reputación que no le llegaba a los talones. Era excesivamente afable, incluso para él que rara vez se ponía antipático.

Procuró no observarlo demasiado cuando se puso de pie y caminó hasta la cocina. En efecto la comida estaba lista, y suponía que aún continuaba en la temperatura correcta para ser consumida. Sólo batió un poco el puré y entonces tomó los platos que Reign le tendía y los acomodó sobre la mesa. Intentó buscar él mismo lo necesario para cenar, pero sabía que pedirle al moreno que se limitara sería un trabajo estúpido. Sólo lo dejó hacer, dejando un beso en su hombro al pasar detrás suyo camino a la heladera en busca de agua. Finalmente se sentó en la isla junto a él, después de haber servido la comida para ambos. — Estas sillas son muy altas, me hacen sentir un enano de jardín. —sentenció, Reign no era el único al que le costaba sentarse allí. En el caso ajeno era por el dolor y las heridas, para Todd era como trepar una montaña.

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La compañía de Todd era refrescante, si no fuera porque le dolía cada centímetro de su cuerpo, Reign podría olvidarse de sus problemas con facilidad. Lo cierto es que algunos días le gustaría poder ser más relajado como él o como su hermano Rock. Nada le quitaba el sueño o el apetito a su hermano menor.- Esta de verdad muy bueno, antes que me digas que es una tontería, en mi vida podría hacer hamburguesas caseras, y para ser veganas, de verdad saben a comida..- Reign sonrió, llevándose otro bocado a los labios, no sabía que tenía tanta hambre hasta que comenzó a comer. Quería poder decir que era el mero acto de comer lo que lo hacía sentir mejor, pero Reign lo sabía mejor que eso. El que Todd se hubiera tomado todas esas molestias por él era un estímulo que Reign no sabía que necesitaba. Pero que lo fortalecía.  

Dust, su chica celosa, se subió a la isla, sentándose junto a Reign, su mirada verde puesta en Todd.- Comportamiento de visitas, señorita..- le dijo Reign, tomándola con su mano buena para acomodarla en su regazo, estaba más que habituado a comer con ella allí. Era muy unido a sus tres mascotas, algo que Todd ya sabía pero que no había tenido oportunidad de ver, ya que ellos solían pasar el rato en el apartamento de él y no en el de Reign. Ellos continuaron con la cena, bromeando sobre tonterías entre cada bocado.- ¿Mucho trabajo en Omega hoy?- preguntó, Reign siempre se interesaba por el trabajo de Todd, sabía lo feliz que lo hacía y eso era suficiente para él.

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Tuvo que reírse ante su comentario de la comida vegana, de hecho fue necesario cubrirse la boca para no terminar escupiendo el bocado que acababa de ingerir. Cuando esto apto para hablar nuevamente, contestó con gracia. — La comida vegana es rica, la clave es condimentarla con cariño. Y con cariño quiero decir de manera abundante. — Todd no era un vegano come-cerebro, pero si le hacían una pregunta por su elección sacaba todas las cartas que tenía a relucir. Creía que era importante educarse sobre la industria alimenticia y todos sus secretos, aunque también reconocía la hipocresía de su propio discurso ya que, por ejemplo, no siempre consumía alimentos orgánicos. Vivía en un departamento y el espacio que tenía no era suficiente como para tener su propia huerta, aunque lo intentaba. Con poco éxito, pero lo intentaba.

Disfrutó de la cena como si no hubiera cocinado él, sorprendiéndose de lo sabroso que había quedado el puré. No iba a decirlo en voz alta porque, por lo general, era el alcohol lo que despertaba su presunción. Siguió con la mirada los movimientos de la gata y soltó una risa silenciosa que concluyó en una sonrisita plasmada en sus labios. — Da ternura verte así con ellos. — soltó sin ningún tipo de pudor. A decir la verdad, Todd rara vez sentía vergüenza o contenía algún pensamiento. A menos que fuera inapropiado, claro. — Con "así" me refiero a tan cariñoso y apegado. ¿Te has dado cuenta que siempre explico lo que digo? Acabo de notarlo escuchándome.

No quería preguntarle por el ataque ni por sus heridas, y aún así tampoco quería hacer como si nada pasara. Le pareció tierno que le preguntara por su día cuando seguramente él había tenido unas horas de mierda. Una semana de mierda. — No demasiado, de hecho terminé temprano y por eso hice los muffins. Quería saber de ti, lamento si mi visita fue espontánea e indeseada. — Todd lo enfrentó en la silla alta, estirando su brazo para alcanzar la mano ajena y tomarla con la propia. — Puedo irme cuando terminemos de cenar, si quieres. O puedo quedarme y cuidarte. ¿No te parece que ya es hora de que alguien lo haga? — preguntó alzando las cejas, con una expresión afable en sus rasgos.

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Esos tres eran la debilidad de Reign, las personas más cercanas a él lo sabían. Y que Todd ahora lo supiera no era una decisión azarosa incluso si Reign no planeó ese encuentro. Él le sonrió, escuchando con atención lo que Todd le contaba, la forma en la que movía la boca y cómo sujetó su mano al terminar.- Quiero que te quedes..- dijo y todo el rostro le picó por el rubor. Los dedos de Reign se sujetaron un poco más a los de Todd a pesar de los múltiples cortes que tenía en ellos. Era bueno poder compartir ese tipo de intimidad con alguien y que se sintiera tan real era un verdadero privilegio. En el pasado, con sus ex novias, Reign siempre mantuvo una distancia. No era esa su intención, pero ahora podía comprender por qué sucedía.

Reign acercó la mano de Todd a su rostro, dejando un beso sobre sus nudillos antes de ponerse de pie con dificultad para comenzar a recoger la mesa. En ese momento todo lo que quería era lavar los platos y tumbarse en la cama a ver alguna película o lo que fuera en la cama con Todd. A pesar de estar en su casa de licencia médica, el día fue largo, sobre todo porque Reign no descansó, sino que se la pasó sentado en su computadora revisando videos de entrenamientos, haciendo evaluaciones y trabajando sobre su cuaderno de anotaciones. Quizás, el que Todd pasara al menos una noche con él, ayudaría a que Reign pudiera desconectarse un poco de su trabajo y responsabilidades para tener un merecido descanso.

Esas ideas daban vueltas por su cabeza mientras Reign acercaba todo con lentitud al fregadero, no era mucho lo que tenía que lavar. Todd además de cocinar se ocupó de lavar la taza que Reign tenía allí para lavar y lo que usó para cocinar. Luego tendría que compensar tanta ayuda, no recordaba que su madre estuviera tan al pendiente de él. No porque Juliet fuera una mala madre, sino porque Todd pensó en todo.

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Había algo que se jugaba cuando sus cuerpos estaban cerca, algo que después de la noche en el departamento de Todd se había vuelto irreversible. No hacía falta ser demasiado inteligente para ver cómo Reign lo observaba cuando movía los labios o para notar la necesidad que tenía el menor en tocarlo de la manera que fuera, incluso si ese contacto se limitaba a su mano. A pesar de lo genuino que Omega era, había aprendido a disimular ciertas cosas o al menos a matizar sus reacciones. De no ser por ese aprendizaje, aquel beso en sus nudillos hubiera desencadenado una intensidad de su parte que no haría más que lastimar al herido. Herido al que debía cuidar y no querer follarse allí mismo, sobre la isla de la cocina.

Con mucha lentitud para acoplarse a sus pasos, y también para respirar un poco y recordar cuál era su deber esa noche, Todd se puso de pie y llevó los platos que faltaban al fregadero. Mientras el castaño los lavaba, se quedó a su lado, dándole la espalda a la encimera. — ¿Tú crees que esto me soportará? — preguntó, casi pidiendo permiso antes de sostenerse con ambas manos del borde y subirse al mármol frío en un pequeño salto. — Se me va a congelar el trasero, pero veo mejor desde aquí. — murmuró apoyando la espalda en la pared, cruzándose de brazos con la mirada fijamente puesta en Reign. Le sonrió cuando sus miradas se encontraron, y de inmediato le sacó charla para que aquella tarea fuera llevadera.

Casi como si se encontrara en su casa, Todd apagó las luces del departamento mientras Summers se dirigía a la habitación y preparaba la cama para que durmieran juntos. Desde la puerta observó cómo movía las sábanas para ellos con cierta dificultad. — Al fin voy a saber si roncas. Era una duda que no me dejaba dormir. — Ingresó finalmente al cuarto, pero lejos de rodear la cama hacia el lado contrario en el que Reign estaba, se quedó de pie frente a él. — ¿Necesitas ayuda para desvestirte? Porque me encanta ayudar a la gente, ¿sabes? Es una necesidad que me nace desde lo profundo del corazón.

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No importaba lo mucho que le dolía cada centímetro de su cuerpo, no podía irse a dormir con los platos sucios. Reign se ocupó de eso bajo la atenta mirada de Todd que no perdió detalle de como él se acercaba a la cama de Cassie junto al castillo rascador de sus gatos para darles las buenas noches antes de enfilar hacia su habitación. La habitación de Reign estaba ordenada, lo único que denotaba su presencia allí era la cama destendida del lado donde él dormía. Detalle que lo avergonzaba un poco a pesar de que Todd no parecía interesado en ello. Sus palabras lo hicieron sonreír de medio lado. Nunca estaba lo suficientemente preparado para lo que iba a salir de esa boca.- Solo no quiero que te preocupes, ¿de acuerdo?- dijo Reign antes de dejar un beso corto en los labios de Todd. Él lo ayudó a que Reign pudiera quitarse el buzo deportivo de a un brazo a la vez. La camiseta blanca que llevaba abajo salió en el mismo movimiento dejando a la vista el torso magullado y bien vendado de Reign.

Aunque Todd fue rápido en cambiar su expresión, Reign pudo ver el brillo de preocupación. Él tomó el mentón de su pareja entre sus dedos, buscando un beso más para distraerlo.- Estoy bien y muy acostumbrado a esto Todd..- insistió, dejando que él lo abrazara, rodeándolo con el brazo que podía mover con libertad. Esa parte de su trabajo era la que hacía que Reign siempre fuera muy precavido a la hora de avanzar con alguien como pareja. No quería causar esa angustia. Todd lo ayudó a ponerse una camiseta limpia y a quitarse su pantalón deportivo para dormir solo con sus bóxer negros.

Reign se tumbó en la cama, observando como Todd se desvestía, disfrutando de la vista de su cuerpo delgado moverse por su habitación y dejar la ropa de ambos en el pequeño mueble que usaba para eso. Le gustó la forma cuidadosa en la que Todd se metió bajo las mantas, acercándose muy de a poco a él. Reign sonrió de medio lado, acercándolo con su mano buena para que se acomodara de ese lado de su pecho donde no dolía tanto.- El médico dice que es vital que seas bueno conmigo para mi recuperación..- dijo, gamberro. Quería que Todd se quedara tranquilo de que todo estaba bien y que nada iba a pasarle, quería seguir tonteando con él y que coqueteara como minutos atrás antes de ver más de cerca lo magullado que estaba.

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La poca luz que decoraba la habitación fue suficiente para que, a medida que las prendas se apartaban del cuerpo de Reign, Todd se enfrentara con los vendajes que lo rodeaban e imaginara las heridas que estaban debajo. Incluso tuvo que desviar la mirada por unos segundos antes de volver al moreno y fingir que nada pasaba. Nunca le había gustado ver heridas. Recordaba haber sido muy pequeño la primera vez que, casi por casualidad, se había topado a su padre curando a su madre a medianoche, en plena cocina. Solían ser muy precavidos para que ninguno de sus hijos tuviera esos shocks visuales, pero también Todd era experto en hacer lo que no se debía. Y allí donde el mundo decía no, él decía "veamos qué sucede".

Todo eso se le había pasado por la cabeza en esos segundos de desviar la mirada, pero las palabras de Reign habían surtido efecto y entre la frase y el posterior abrazo que impulsó casi por necesidad, su preocupación mermó un poco. Continuó con aquel proceso lento y cuidadoso de desvestirlo, pero ya sin ese tono jocoso y descarado que le era propio ¿Cómo iba a coquetearle en un contexto así? Sentía que había pasado un límite - como siempre hacía, en realidad, pero por lo general no le importaba - y que no podía darse el lujo de expresarle lo que pensaba mientras él tenía todo el cuerpo magullado, lleno de heridas, y probablemente su cabeza queriendo asimilar todo.

Permaneció en silencio mientras doblaba la ropa de ambos y la colocaba en un pequeño mueblecito a un lado de la cama, hasta que finalmente se metió bajo las sábanas y deslizó su cuerpo hasta pegarse a Reign, siendo muy cuidadoso en cada uno de sus movimientos. — Deberías decirle a tu médico que el límite entre ser bueno y ser malo es muy fino para mi. — sonrió, procurando no tocar la parte de su torso que tenía vendada. Todd se acomodó en el hueco de su cuello y suspiró allí profundamente. — No quiero hacerte doler, avísame si algo te molesta. Podría dormir en la esquina de la cama pero me lo estás haciendo... extremadamente difícil. — murmuró, restregando su nariz contra la piel que tenía delante. Estaba conteniéndose, porque de ser él mismo en su máxima expresión, hubiera utilizado palabras muy diferentes para manifestarle lo difícil que era estar acostado al lado suyo y no querer besar cada parte de su cuerpo.

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Reign F. Summers

No había nada sexual en compartir la cama con Todd en ese momento. Claro que coqueteaban y se reían pero Reign no deseaba seducirlo, y podía sentir que Todd tampoco. Quizás impresionado por todas esas vendas que la ropa cubría anteriormente. Reign lo beso despacio, dejando que su boca se fundiera en la de Todd hasta que tuvo se separarse apenas para tomar algo de aire y calmarse.- Supongo que podemos ver una película..- dijo, dejando el mando en manos de Todd para que él escogiera. Ellos se acomodaron un poco mejor y Reign apenas si llegó a ver los primeros cinco minutos de la película que escogió su pareja. 

La primer noche fue tranquila. Reign no roncaba pero si era de moverse, lo que terminaba con él quejándose dormido por un mal movimiento que le causará dolor. Los días siguientes y fiel a su palabra, Todd se quedó con él, asegurándose de que descansara como le solicitaron en el hospital. Ellos apenas se separaban para que Todd fuera al Instituto Omega a trabajar y a buscar algo de ropa a su apartamento. 

Al regreso del trabajo, en su cuarto día de convivencia, Todd llegó y se encontró con Reign durmiendo en el sofá con un libro entre sus manos. Hacía tiempo que no tenía un momento en paz para poder echarse a leer tranquilo. Cassie dormía en el suelo a sus pies y Dust se enrroscaba en el cuello de Reign.- Hola guapo, ya re echabamos de menos..- dijo Reign sin abrir los ojos, quitándose los lentes de descanso que usaba para leer o usar la computadora. Se corrió un poco, haciéndole sitio a Todd, invitandolo a qué se tumbara con él.

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Todd Lewis

Tenía que pensar en su abuelita y en la comida que menos le gustaba para que su cuerpo no reaccionara a los besos de Reign, por más dulces y bienintencionados que los mismos fueran. Era humano después de todo, y uno al que le gustaba muchísimo follar. Asintió cuando la propuesta de la película sonó en el aire, agradeciendo en silencio que sus impulsos tuvieran ahora una distracción. Sabía que, al menos, disimulaba ese instinto bastante bien. No quería quedar como un cerdo la primer noche que pasaban juntos en hogar del moreno, y tal como había dicho, pretendía cuidarlo física y anímicamente. Con las ideas que tenía en mente, lo primero se hacía bastante difícil.

Quería ver Malcolm y Marie desde que se había enterado de la actuación de Zendaya allí, sin embargo el cansancio los venció a ambos. A Reign antes que a Todd. Alcanzó a apagar la televisión antes de dormirse, todavía entre los brazos de Summers. Durmió plácidamente a pesar de despertarse una o dos veces y chequear que no estuviera aplastando a su compañía.

— Tengo la llave, pero es sólo por estos días. Se la devolveré cuando... ay, cállate un poco, no soy así de zorra. De verdad me preocupa, y bueno... también lo otro. — Hablaba por teléfono con Akilah mientras subía por el ascensor, intentando contener las carcajadas que su mejor amiga le generaba. — Aki, voy a dejarte porque me recuerdas la suerte de celibato en la que estoy metido voluntariamente, adiós reina mía. — Colgó la llamada y salió del cubículo metálico, buscando las llaves que Reign le había brindado en el bolsillo de su enorme bolso. Al ingresar a departamento en silencio - le parecía un sitio calmo de por sí -, encontró al dueño echado en el sillón con sus mascotas rodeándolo. Algún ruido debía haber hecho, o tal vez percibió su llegada, puesto que rápidamente abrió los ojos. — ¿Cómo vas a decirme que me echabas de menos? ¿Quieres que me quede sin aliento, acaso? — le preguntó sonriendo, genuino en su interrogante. Todd se echó a su lado y tomó los anteojos que Reign había dejado para colocárselos sobre el puente de la nariz. — ¿Cómo me quedan? ¿Me veo bien? — soltó una risotada antes de quitárselos y colocarlos en un lugar seguro. — ¿Cómo te sientes hoy? — preguntó, acercándose al moreno para tomarlo del mentón y dejar un beso lento en sus labios.

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La compañía de Todd tenía un efecto positivo en Reign. Él no tenía reparos a la hora de interrumpir lo que Reign llamaba trabajo de escritorio cuando se lo notaba cansado o que llevaba mucho tiempo en la misma posición. A Reign le costaba mucho despegarse de sus responsabilidades y Todd funcionaba como una especie de canario en la mina que era la vida del mayor de los Summers. Dust se marchó hacia el castillo rascador cuando Todd se tumbó en el sillón junto a Reign, a diferencia de Cassie que lo adoraba, los gatos aún mantenían una distancia con Todd.- Tengo que decir que mejor, ahora que regresaste..- dijo Reign con una sonrisa de medio lado en el rostro. No recordaba la última vez que fue así de meloso con alguien, pero con Todd le salía con naturalidad.

La boca de Todd encontró la de Reign y él se dejó llevar, disfrutando del rostro frío de Todd por la calle y el invierno contra el suyo. Él apenas si se quitó el abrigo para tumbarse a su lado, y era bueno que todavía le doliera todo porque de lo contrario estaría renegando con la ropa de su pareja en un intento de quitársela. Necesitaba más de la piel de Todd pero sabía que su cuerpo no acompañaría tal deseo de la manera en que él quería que lo hiciera.- Casi pareciera que tu también nos echaste de menos, Lewis..- Reign sonrió contra la boca de Todd antes de dejar que él se acomodara sobre su pecho, una costumbre adquirida de los últimos días juntos. No tenía mucho para contarle, en esos días todo era pensar en nuevas estrategias laborales, leer, dormir, dejarse curar sus heridas en las visitas diarias que le hacía Simone L' Belfort y comer la sabrosa comida de Todd.

- De verdad voy a tener que esmerarte en compensarte cuando esté de alta..- dijo, como un pensamiento en voz alta. Todd llevaba días haciendo mucho por él y Reign deseaba encontrar la forma de hacerle saber lo mucho que valoraba todo eso. La conversación con Sophia regresó a su mente de forma inevitable, todo el asunto de salir del closet con su familia lo estresaba y angustiaba. No sabía como reaccionaría su padre o su abuelo. Porque aunque su hermana lo negara, ambos eran menos estrictos y severos con ella de lo que siempre lo fueron con él. Reign sabía que eso se debía a que más allá del amor que ambos le profesaran, estaban moldeando al próximo líder de la Patrulla Omega y había cosas que no podían aceptar. Esperaba que su sexualidad no estuviera en esa lista.

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Sabía que se complementaban bien y eso lo tenía bastante sorprendido. Después de acordar aquella pseudo convivencia momentánea con el objetivo de cuidar del enfermo, Todd se había puesto a pensar en lo que hacían. ¿Estaba bien? ¿Qué significaba? Por el momento esas preguntas aparecían en su cabeza pero no le quitaban el sueño. Disfrutaba ponerse de pie detrás de Reign y hacerle masajes hasta que su postura tensa se aflojara tanto como disfrutaba robarle besos al cruzarse en el camino de una habitación a otra. Por lo general Todd jugaba con la presunción, pero cuando el moreno le hacía un cumplido como aquel, la única respuesta que le salía era inclinarse sobre su boca.

— ¿Extrañarlos? No sé por qué dices eso. — murmuró restregando el rostro con la piel de su pecho, allí donde sabía que no había heridas. Se aferró al torso largo del mayor, abrazándose así a su cuerpo. — Quiero que sepas que me gusta apretar cuando abrazo, así que apenas te recuperes, te voy a vivir asfixiando. — murmuró, sin avergonzarse de su naturaleza afectiva. Sonrió en silencio por las palabras ajenas, y sin esperar demasiado se incorporó lentamente en el sillón para enfrentarse a la mirada verde. — ¿Compensarme? Es un peligro que anticipes eso, tengo una lista eterna de canciones de Justin Timberlake que podrías cantar. Tienes linda voz, seguro cantas bien. — Dicho eso volvió a esconderse en aquel refugio de su cuello. En parte era extraño verse en esa situación. Todd era así con sus amigos más cercanos, pero en cuanto a los tipos con los que se acostaba... su comportamiento era diferente. A decir verdad tampoco solía ponerse en ese rol de cuidador, por lo general no le interesaba ir mucho más allá con sus ligues. — ¿En qué piensas? Te perdiste por un momento. — preguntó, estirando la mano un poco para alcanzar el hocico de Cassie y hacerle unos mimos. La sonrisa en los labios ajenos había desaparecido y Todd temió que algo hubiera sucedido en su ausencia.

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Era divertida la forma en la que Todd siempre encontraba una oportunidad para mencionar al bendito Justin Timberlake, y a Reign le hacía gracia. Pero no cantaría sus temas. Ni siquiera por Todd. Su pareja lo trajo de regreso con una caricia, haciendo que pestañeara una vez para volver su atención a él.- Me da un poco de vergüenza decirte esto, pero.. me encantaría que prepares pancakes para la merienda, todavía estoy pensando en los de hace dos días..- dijo Reign en un tono bajo y casi confidencial. No necesitaba cargar a Todd con sus preocupaciones de homosexual de closet. Lo cierto era que Reign ni siquiera estaba totalmente seguro de ser homosexual. Seguía encontrando atractivas a muchas mujeres. Quizás era bisexual. Sophia no le había dado muchas pistas sobre el resto del espectro sexual. Maldición.

Reign se incorporó apenas, tumbándose sobre Todd, su rostro en el cuello de su acompañante. La ventaja de que Todd fuera un hombre era que tenía una contextura apenas más pequeña y ligera que la de Reign, por lo que él podía tumbarse así sobre él sin muchos problemas. Además, a Todd le gustaba que lo hiciera. Y Dios, se sentía condenadamente bien que lo sujetaran de esa manera.- Sólo quédate así..- le pidió, el cuerpo de Todd comenzaba a entibiarse entre la cercanía y la calefacción. Se estaba habituando muy rápido a la presencia de ese hombre en su vida y la caída, cuando llegara, sería estrepitosa y lo dejaría en pedazos.

- Más que cantar, quizá pueda leerte los versos más tristes esta noche..- dijo, en clara referencia a uno de los poemas de Pablo Neruda. Reign sonrió de medio lado, con un padrino como Sage, no tenía más opciones que ser un nerd incurable. Lo suyo no era la ciencia, pero si la lectura. Y los videojuegos, claro. Si había de alguien que reaccionaría con naturalidad a todo eso, ese era su padrino. Y su madrina Brienne. Hablar primero con ellos antes que con sus padres parecía una jugada más segura, un paso sobre terreno concreto. Sí.

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En silencio esperó pacientemente que Reign contestara. Sonrió, sorprendido por su respuesta. Con el entrecejo levemente fruncido, Todd terminó por rodar los ojos y negar con la cabeza. — ¿Eso te da vergüenza? ¿Qué harás cuando quieras pedirme otras cosas? — bromeó en un tono confidencial, a punto de incorporarse para realizar su pedido. Sin embargo el moreno se movió y terminó acomodándose parcialmente sobre él, escondiendo la cabeza en su cuello. La imagen le causó ternura, el cuerpo alto y trabajado de Reign no coincidía con la dulzura y suavidad de sus movimientos en ese momento. Frunció los labios hacia un lado al escuchar el nuevo pedido. ¿Qué iba a hacer? ¿Negarse? Claramente no.

— ¿Por qué me leerías poemas tristes? Podrías leerme porno o algo así. Eso sería divertido. — le dijo con gracia, acomodando su brazo para rodearlo por la espalda. Los dedos llegaban apenas a alcanzar su cabello, y en un gesto cariñoso, Todd comenzó a tocarlo allí, despeinándolo levemente y sin otra intención que mimarlo. — Esto sonará raro, pero siento que mi día acaba de empezar. — Y la sensación era real. Por la mañana apenas se habían visto antes de que tuviera que partir hacia el instituto. Ahora que estaba allí sabía que tenían unas cuántas horas por delante para estar juntos. Se inclinó un poco sobre él para dejar un beso en su coronilla, para luego apoyar su mejilla en el mismo lugar donde lo había besado. Joder, ¿por qué era tan cariñoso con Reign? ¿Por qué no podía - ni quería - contenerse?

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Tendría que avergonzarse de estar pensando en hablar primero con sus padrinos en lugar de con sus padres, pero Sage y Brienne eran su sitio seguro. Ellos no cargaban con los puestos laborales que sus padres y eran mucho más relajados. Sus padres no eran homofóbicos, pero Reign necesitaba hablar con alguien que no fuera a dramatizar esa situación como él lo estaba haciendo. El abrazo de Todd y sus palabras lo relajaron, dejándose hacer por sus caricias mientras le hablaba de pornografía, haciéndolo sonreír de medio lado. Todd no entendió la referencia a Neruda, pero Reign no iba a reírse de él por eso.- Es el poema veinte de Pablo Neruda..- le dijo Reign, levantándose apenas de encima de Todd para mirarlo a los ojos.

- Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido..- recitó Reign por algunos minutos antes de sonreír y volver a tumbarse en la tranquilidad del pecho de Todd. Era un romántico ridículo pero no podía evitarlo, o no con Todd al menos. Con él todo se sentía en calma, cada pequeña cosa en su sitio. No tenía que preocuparse de fingir nada, solamente se permitía ser él por fuera de su papel de Líder de la Patrulla Omega.

Las palabras de Todd lo hicieron sonreír con más ganas, todavía tumbado sobre él, como si hubieran hecho eso por años.- ¿Seguro que no nos echaste de menos, Lewis? Porque parece que si..- dijo, intentando relajar el ambiente. También sentía que su día comenzaba ahora que Todd estaba de regreso, lleno con sus anécdotas del Instituto Omega y su charla fácil.

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¿Había dicho Neruda? Todd había descubierto durante esos días la pasión que Reign tenía por la lectura, si hacía un esfuerzo podía recordarlo caminando por la academia con algún libro entre manos, pero lejos había estado de prestarle atención a ese detalle. Ahora, que lo cuidaba como si fuese su enfermero personal, había cosas que ya no podía pasar por alto. Incluso en sus conversaciones quedaba evidenciado aquel pasatiempo pero, ¿Neruda? Eso sí no lo esperaba. Durante aquellos segundos que duró el poema, no hizo gesto alguno más que levantar levemente las cejas. Sí, seguía sorprendido. Y conmovido en algún punto. El nerd se lo sabía de memoria, eso le daba ternura.

— Qué nostálgico, Neruda. — comentó sólo por decir algo, aunque una sonrisa decoraba su boca y un tono sereno acompañaba sus palabras. Soltó una risita pequeña ante la pregunta de Reign, echando la cabeza hacia atrás hasta que la coronilla chocó con el apoyabrazos. Al momento regresó a él. — Bueno, tal vez sí los haya extrañado un poco. ¿Sabes más poemas de Neruda de memoria? — le preguntó alzando la comisura derecha de su boca, generando un pequeño hoyuelo en la mejilla de ese lado. Un poco quería seguir escuchándolo recitar y un poco quería molestarlo. — Con razón todo el mundo se enamoraba de ti en Omega, yo no sabía que tenías el don de la poesía también.

A Todd le costaba un poco quedarse quieto en un mismo lugar por mucho tiempo, en especial si se trataba de dar y recibir afecto. Él sabía que era un buen tipo - y un gran amigo - pero el asunto de las demostraciones físicas le costaba más. A pesar de eso, no se sentía incómodo abrazando a Reign, sintiendo el peso de su cabeza sobre el pecho. Por momentos sentía un poco de ansiedad, pero respirando varias veces podía controlarlo. El moreno le había pedido pancakes, pero dejarlo ir no parecía estar en sus planes. — Tengo una idea, ¿y si en vez de a los pancakes nos comemos nosotros? — le preguntó, relativamente cerca de la oreja ajena.

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La poesía era la debilidad de Reign, desde niño era un lector inquieto. Recordaba con claridad el día que se topó casi por casualidad con el viejo tomo de Las Flores del Mal de Charles Baudelaire de su abuela Rose. Al principio lo usó para ganar chicas, para qué mentirse, pero luego descubrió que de verdad le gustaba. Que disfrutaba de la poesía más allá de que significara una conquista.- Les gustaba más mi apellido que la poesía..- dijo Reign con una sonrisa de medio lado. Enviarles un poema de alguien más parecía la forma más segura y sólida para alguien tan tímido y torpe como él. La voz de Todd en su oído lo hizo apretar los labios, el calor de nuevo atascado en su cuello y en sus mejillas. De pronto, y ante la perspectiva de un poco más de intimidad con Todd, el cuerpo no le dolía tanto.

- Quiero mi cuerpo cuando está con tu cuerpo. Es algo tan nuevo. Los músculos mejor y aún más los nervios. quiero tu cuerpo. quiero lo que hace, quiero sus modos. quiero el tacto de su espina dorsal, sus huesos y la palpitante -lisura-fiel que he de otra vez otra y otra besar...- murmuró Reign con los ojos cerrados con fuerza, sintiendo cada centímetro de Todd contra él y como toda su sangre parecía agolparse en su ingle.- quiero besarte aquí y allí, quiero, lentamente palpar, rozar el vello de tu eléctrica piel, y aquel que nace sobre la hendida carne... Y grandes ojos migas de amor, y tal vez quiero el estremecimiento bajo de mí de ti tan nuevo...- Reign tomó el mentón de Todd para acercar su boca a la suya, besándolo como si llevara meses sin poder hacerlo. La respuesta de Todd fue igual de vehemente y eso solo inflamó su deseo.- Dijo un tal E. E. Cummings, mi favorito..- dijo y sonrió en la boca de su pareja, sintiendo como su lengua se hacía de la suya.

Reign se arqueó en el sillón, tenso por la fricción de las caderas, una de sus manos ya estaba perdida bajo la camiseta y suéter de Todd. Necesitaba tenerlo mucho más cerca. Dios, necesitaba estar adentro de él. Sabía que todo eso iba a dolerle por la mañana y le preocupaba que alguna herida decidiera abrirse por el movimiento, pero a su cuerpo parecía no importarle las preocupaciones que tenía. Si Todd le pedía que le recitara una poesía diferente cada vez que estaban en una situación tan íntima, él jamás cerraría la maldita boca con tal de tenerlo.

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Ni siquiera pensaba las provocaciones antes de que salieran de su boca, o por qué no, del toque de sus manos. Su cuerpo buscaba constantemente a Reign una vez que había cierta proximidad entre ellos. Un imán que se activaba y cuya fuerza era difícil de resistir. Todd disfrutaba plantando una semilla y ver cómo crecía, le gustaba acariciar al moreno de diferentes maneras, ver su reacción, interpretar sus gestos y movimientos. Sin embargo en aquella situación sentía que hacer un próximo movimiento requeriría muchísima fuerza de voluntad. Las palabras del moreno lo tenían derretido sobre aquel sofá.

Los dedos ajenos en su mentón, sólo ese toque, le hicieron creer que Reign podía pedirle el mundo en ese preciso instante y Todd se lo daría. Haría temblar la tierra de ser necesario. Era extraño, una sensación que no solía apresarlo ante el simple contacto con otras personas. Sabía que el contexto decía mucho, sabía que arrastraba el deseo de unirse finalmente a él, unas expectativas más altas de lo que quería admitir y, por supuesto, el hecho de que el muy hijo de puta le estuviera recitando poesía. Poesía, y eso que a él ni siquiera le gustaba.

Devoró esa boca que con intensidad había ido en su búsqueda. Incluso se tomó el atrevimiento de permitirse un gemido suave sobre sus labios. — Lindo apellido. El de tu poeta, digo, el tuyo me da igual. — susurró cuando se separaron, sólo lo suficiente como para tomar aire y verse a los ojos. Duró poco el impasse. Su cadera se pegó a la ajena sin rigidez alguna, friccionando su erección con la ajena en un juego sucio e inquieto. — Tienes manos peligrosas. ¿Te lo dije alguna vez? — preguntó huyendo hacia un hueco en su cuello. — Y labios peligrosos. Tú eres peligroso. ¿No estabas adolorido? — Su tono de voz inocente no coincidía con las travesuras que su lengua realizaba en la línea de su mandíbula. No le alcanzaba con besarlo y lamerlo, Todd mordió aquel límite que separaba su rostro de su cuello, abriendo levemente los ojos para verle.

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Bien, no iban a tomar la merienda. No en un buen rato al menos. Cualquier cosa pasaba a segundo plano cuando tenía a ese hombre cerca. Reign sonrió al escuchar a Todd y la forma en que él bajó con su boca hasta su cuello para lamerlo y morderlo. Su rubor se intensificó al igual que su necesidad por Todd. Solo podía pensar en toda la ropa de más que tenía puesta y lo mucho que deseaba quitársela.- ¿Seguro que es eso? Porque parece que te gusto bastante, si me preguntas..- dijo tonteando con su pareja. Sus dedos se colaron bajo su ropa, logrando por fin su objetivo de quitarle el suéter a Todd y con el su camiseta. La sonrisa en los labios de Reign se ensanchó al sentir la piel tibia contra su camiseta. Él no iba a quitarse su camiseta debido a las vendas, no quería preocupar a su pareja. 

- Quizá tengas que cuidarme por un par de días más..- su boca encontró de nuevo la de Todd mientras él lo ayudaba a sentarse en el sillón y luego a ponerse de pie. Reign tomó la ropa de Todd y la llevó a su habitación para evitar que cualquiera de sus mascotas las usará de juguete. No más entrar en su habitación, se dejó apoyar contra la puerta. La tibieza de la piel de Todd contra su cuerpo lo hizo sonreír. Podía pasarse el resto de su vida acariciándolo y descubriendo cada centímetro de ese hombre. 

Reign gimió, su pene pulsaba dentro de sus pantalones, desesperado por las atenciones de Todd. El solo recuerdo de la boca de Todd sobre su miembro era suficiente para hacer que toda su piel se erizara. Los besos y caricias los llevaron a la cama de Reign que llevaban días compartiendo. Y él lo agradeció, su cuerpo estaba magullado todavía y cualquier momento de descanso le venía bien. La mirada gris de Reign encontró la de Todd al tenerlo sentado sobre sus caderas. Adoraba tenerlo de esa manera. Sus manos acariciaron los muslos de Todd por sobre la tela de su pantalón. Apenas podía creer que por fin podría tenerlo. 

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